(3500 Millones, 25/10/2011)
Tras el éxito de Stephan Hessel y su Indignaos, algunas editoriales se han animado darle una oportunidad al formato del 'panfleto', un libro breve y accesible que informa sobre la realidad al tiempo que llama a la acción para transformarla. Algunos de los agitadores más influyentes de la historia -como el británico Thomas Paine y su extraordinario Sentido común- hicieron del panfleto una verdadera herramienta de movilización de masas; así que, tal como está el patio, solo podemos desearle la mejor suerte a este nuevo fenómeno editorial.
Los números citados en el libro son abrumadores: de acuerdo con los datos más recientes de la ONU, el 10% de los hogares más ricos del planeta concentra el 85% de la riqueza global, mientras que el 50% más pobre (los famosos 3.500 millones de personas) debe conformarse con el 1%. Las últimas décadas han visto un incremento de la desigualdad entre países y al interior de estos (incluyendo los desarrollados). El milagro económico de las economías emergentes ha elevado el nivel de vida de una parte de las poblaciones de China, India, Suráfrica o Brasil, pero este progreso ha magnificado la importancia relativa de la brecha de ingreso en estas mismas regiones. La desigualdad se replica en casi cada recodo de la organización social y familiar: desde el acceso a servicios básicos como la educación y la salud, al reparto de la carga fiscal, las oportunidades laborales o la disposición de recursos naturales.
La pregunta es qué podemos hacer con estos datos, y ese es precisamente el objeto de la segunda parte del libro, en el que el Prof. Díaz-Salazar desarrolla una agenda de 'justicia global'. No busquen sorpresas; en ella encontrarán, ordenado de forma didáctica e inteligente, el mismo rosario de medidas del que nos han oído hablar aquí en muchas ocasiones: fortalecer y mejorar la ayuda al desarrollo; explorar mecanismos alternativos de financiación como la Tasa Robin Hood; abordar la imprescindible reforma fiscal de los países pobres; o introducir impuestos ecológicos que equilibren la cargas y responsabilidades del calentamiento global.
No es una agenda nueva, pero eso no le hace perder relevancia. De hecho, creo que esa es precisamente la principal aportación del libro: explicar con claridad y contundencia política que existe una hoja de ruta posible para reducir las obscenas brechas de desigualdad que abochornan a nuestras generaciones. En otras palabras, un argumentario para activistas bien informados. No se me ocurre una utilidad mayor para este espléndido panfleto.
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