ANÁLISIS PROVISIONAL DEL DECRETO LEY DEL PP

(Pijus €conomicus, 30/12/2011)


Alberto Garzón Espinosa

El PP ya ha avanzado las principales medidas que incorpora el decreto que presentará mañana. La valoración final no podremos hacerla hasta que leamos con detalle el contenido íntegro de las medidas, una vez podamos desglosarlas y analizarlas con rigor. En cualquier caso, la impresión que tengo es que se trata de una estrategia política del PP de cara a las elecciones andaluzas.

Estamos, de hecho, ante un programa de medidas que incluye una reforma fiscal mucho más progresiva que la que el PSOE estuvo siquiera pensando hacer cuando gobernaba. El PSOE no se atrevió, aún siendo perfectamente posible, y ahora está pagando las consecuencias en términos políticos. El PP se ha aprovechado de ello y ha mostrado su careta socialdemócrata para golpear al PSOE al menos hasta que pasen las elecciones andaluzas (en marzo), momento en el que muy probablemente la careta deje paso a la cara más neoliberal. Podemos decir que el PP ha sabido leer muy bien la jugada.

Durante los últimos años PP y PSOE han mantenido que el peso duro del ajuste tenía que recaer en la parte de los gastos. Se proponía que el déficit se redujera tocando los gastos y no los ingresos. Y en la medida que se tocaron los ingresos lo que se hizo fue subir los impuestos más regresivos, como el IVA, que pagamos todos por igual y sin tener en cuenta la renta que cada uno recibe. Pero por norma general lo que se apostaba era por reducir el gasto público reduciendo obras públicas, congelando sueldos, etc. Las medidas aprobadas ahora por el PP ponen de relieve, en primer lugar, que todo era una patraña para no tocar a los más ricos. Que, como decíamos los economistas de izquierdas, era posible técnicamente tocar los impuestos a los que más tienen.

Ahora bien, el PP ha tocado también los gastos con un recorte brutal. La tasa de reposición 0 es un ataque a los servicios públicos, si bien en principio no afectará a los llamados servicios básicos (que habrá que ver cómo se definen y cómo quedan en cualquier caso). La congelación del sueldo de los funcionarios es un golpe más a los empleados públicos, que perderán poder adquisitivo. La congelación también del salario mínimo interprofesional (SMI) es un intento de contribuir a la moderación salarial que propugna el gobierno, ya que ese indicador sirve de referencia para establecer el nivel de prestaciones sociales e incluso de determinados salarios. Es decir, se tocan elementos claves (salarios funcionarios y SMI) que sirven para que el sector privado pueda bajar salarios. El efecto económico de eso es una caída brutal de la demanda y un avance seguro hacia la recesión económica. Eso sólo alargará la crisis, y permitirá que los beneficios empresariales sean mayores durante un tiempo. Sin embargo, los beneficios no se reinvertirán porque la población estará empobreciéndose y liberándose de las deudas. Probablemente y si no hay modificaciones del sistema financiero internacional, todo ese dinero se marche a la especulación en los mercados internacionales. En definitiva, un recorrido seguro hacia la II Gran Depresión.

La eliminación de la renta básica de emancipación es una medida regresiva porque se beneficiaban de ella los más jóvenes y con más necesidades. Aunque no era la solución al problema de la vivienda, quitarla sólo puede empeorar la situación de los más desfavorecidos. Paralelamente se mantiene el IVA superreducido a la vivienda y se recuperan las desgravaciones por compra de vivienda, todo lo cual está destinado a fortalecer el mercado de compra y venta de viviendas. Es una ayuda encubierta a los bancos, que están deseosos de limpiar de sus balances el gran número de viviendas que tienen sin vender. Es todo ello una declaración política: no al alquiler y sí a la compra de vivienda.

La supresión de subvenciones a partidos políticos y sindicatos es acabar con conquistas sociales conseguidas en mucho tiempo. Los partidos políticos más pequeños se financian sobre todo con esas subvenciones, mientras que los mayoritarios tienen otras fuentes de financiación distintas. Reducir ese dinero que llega a los partidos reduce la capacidad que tienen éstos de enfrentar el dominio de los más grandes. Esperemos que, por lo menos, aprueben también normas de transparencia en la financiación de los partidos políticos y que se pueda saber al 100% y con claridad qué tipo de donaciones reciben todos los partidos.

Y la parte fuerte es la reforma fiscal. Sorprendentemente (aunque no tanto si pensamos en clave política) es muy progresiva. Se suben los impuestos, pero en vez de subir los más regresivos y perjudiciales para los más pobres (como hizo el PSOE) se suben los directos. Y además se suben de forma progresiva, es decir, pagarán más aquellos que más tienen. Por si fuera poco, la distancia entre lo que pagan las rentas del trabajo y las rentas del capital se reduce, ya que estas rentas han visto su presión fiscal incrementada en mayor medida. Aunque a mi juicio se quedan cortos, pues las rentas del capital deberían pagar exactamente lo mismo que las rentas del trabajo, es un paso adelante. Algo que, insisto, el PSOE jamás se atrevió a hacer.

Sin embargo es obvio que esto responde a una estrategia política y que tendrá su segunda parte pasado marzo (las elecciones andaluzas). Además, hay que tener muy en cuenta todo lo que no se ha dicho. Nada del fraude fiscal ni nada de mecanismos para luchar contra los paraísos fiscales. Nada de subir los impuestos a los fondos de inversión, como las SICAV, y desde luego nada acerca de qué se hará con ese dinero. Sabemos que aunque en teoría el sistema impositivo español es progresivo (y tras esta reforma un poquito más), luego existen mecanismos que impiden que los más ricos contribuyan como tienen que hacerlo. Eso convierte al sistema en regresivo de facto. Y sin resolver esos problemas subyacentes el efecto de toda reforma fiscal es muy limitado. Es decir, si el PP quería de verdad hacer una reforma fiscal en condiciones tendría que haber aumentado los recursos destinados a los inspectores de Hacienda y haber habilitado los mecanismos para luchar contra el fraude fiscal (que en un 75% lo realizan grandes empresas y grandes fortunas).

Desde luego saber para qué se obtienen esos ingresos es muy importante. No es lo mismo que esos ingresos se destinen a un plan de estímulo que genere empleo público y reactive la economía, y que es lo que necesitamos, a que ese dinero que obtenemos se vaya a los bolsillos de los agentes privados que tienen los títulos de deuda pública. En este punto el PP no ha dicho nada, de modo que tenemos que entender (y sería lo lógico desde sus coordenadas ideológicas) que servirá para pagar la deuda pendiente y para sostener las finanzas públicas mientras se sigue recortando (que es un grave error económico). Así, esta reforma fiscal es en realidad manifiestamente insuficiente y sobre todo manifiestamente inútil para salir de la crisis.

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NEOLENGUA PARA LA ERA POPULAR

(Escolar.net, 30/12/2011) 

No diga congelar el salario mínimo, diga "mejorar la competitividad".
No diga violencia machista, diga "violencia en el entorno familiar".
No diga recesión, diga "tasa negativa de crecimiento económico".
No diga copago ni mucho menos repago: es un necesario "ticket moderador".
No diga recortes, diga "reformas".
No diga empleo precario, diga mejor "minijob".
No diga abaratar el despido, diga "flexibilizar el mercado laboral".
No los llame patronal o empresarios, llámelos "emprendedores".
No critique las rebajas fiscales a los más ricos, son "ayudas a los ahorradores".
No hable de regalar dinero público a la banca con un banco malo, se trata de "facilitar la gestión activa del patrimonio dañado de las entidades financieras".
No cuestione un gabinete de puerta giratoria, con los lobbies en el Consejo de Ministros: alabe su preparación empresarial.
No critique a un ministro de Defensa que ha pasado los últimos 16 años a los dos lados del misil –comprándolos desde la Administración o vendiéndolos desde las fábricas de armas–: elogie su "experiencia en el sector".
No recuerde a Lehman Brothers, sus directivos nunca han sido responsables de lo que pasó.
No prometa ante la Constitución, mejor jure ante la Biblia.
No hable de Estado aconfesional, elogie a dios como "legislador del universo".
No lo llame matrimonio, que las peras son peras, las manzanas son manzanas y la mujer-mujer es alcaldesa de Madrid.
No diga Educación para la ciudadanía, diga mejor religión.
No lo llame subida de impuestos: es un "recargo temporal de solidaridad".
Y deje de culpar al Gobierno del paro, de la situación económica o de la lluvia, que eso es cosa del pasado: ahora es culpa de la "herencia recibida" de la "hemorragia de la deuda", de la "coyuntura económica general" y de la "crisis internacional".Y de la pertinaz sequía.

DOCE DESEOS INDIGNADOS PARA EL NUEVO AÑO

(Madrilonia, 30/12/11)


El 2012 promete ser un año movidito. De esos que pueden suponer una inflexión en la década: si aceptamos los ajustes, estamos condenados a la recesión y al empobrecimiento; si conseguimos dar la vuelta a la tortilla desde abajo, se abrirán nuevos escenarios donde la economía pueda estar al servicio de las personas. Desde Madrilonia queremos compartir nuestros deseos para el nuevo año. ¡No os atragantéis con las uvas! ¡Queda mucho por hacer! ¡Feliz 2012!

1. Deseamos que la reforma laboral se convierta en reforma fiscal; que en vez de bajarnos los sueldos, se grave a las rentas altas y a los flujos financieros.

2. Deseamos que en vez de mini-empleos y contratos en prácticas se establezca una renta básica universal como reconocimiento de todas las labores no remuneradas que realizamos y que producen bienestar social.

3. Deseamos que los bienes que hacen posible la vida en común como la educación, la salud, la naturaleza o el conocimiento no dependan de las decisiones de los políticos y no sean explotados para el beneficio privado, sino que estén protegidos por un estatuto jurídico propio que permita formas de gestión democráticas.

4. Deseamos que Internet continúe siendo libre, que su acceso sea gratuito y que no avancen las legislaciones controladoras y censuradoras; para que los ciudadanos podamos saber si llueve o nos están meando.

5. Deseamos que se eliminen la Ley de Extranjería, los Centros de Internamiento y los controles racistas, porque tenemos claro que no sobra nadie y todos aportamos aún más en los momentos difíciles.

6. Deseamos que muchos de los votantes del PP, cuando vean que la cosa no mejora porque el expolio continúa, salgan a la calle a decir que ellos tampoco están dispuestos a pagar su crisis.

7. Deseamos que se detenga la maquinaria de la construcción y se haga un inventario de todas las infraestructuras vacías, mal utilizadas o inútiles para que así se puedan llevar a cabo consultas sobre su destino.

8. Deseamos que se ponga en marcha un plan de alquiler social utilizando las viviendas en manos de la banca para que el acceso a un bien de primera necesidad sea un derecho y no un negocio.

9. Deseamos el fin de los desahucios y que se haga realidad una cosa tan lógica como que las hipotecas se cancelen cuando se entreguen las llaves de la vivienda al banco.

10. Deseamos que los europeos pongamos fin al chantaje de la deuda soberana y logremos una refundación democrática de Europa.

11. Deseamos que el espíritu de las revoluciones que empezaron en Túnez y Egipto y se extendieron por Europa y EEUU, siga recorriendo el mundo.

12. Deseamos, sin duda, que aquéllos que han provocado la crisis, y se lucran con ella, dejen de estar por encima del 99% de la población.

¿QUÉ CAUSÓ REALMENTE LA CRISIS EN LA EUROZONA?

(Madrilonia, 29/12/11)


Este es el resultado de una iniciativa espontánea y colaborativa entre la comisión de Difusión en Red de Acampada-Sol y, al menos, las siguientes tuiteras: @vanessa_000_, @eddiesmg y @franleiro. No hemos pedido permiso a la BBC, pero aún así tiene una licencia CC-By-SA.

Para leer el contenido pincha en la imagen y después amplía.

CUATRO ERRORES QUE IMPIDEN SALIR DE LA CRISIS

(Ganas de escribir, 29/12/2011)

Juan López Torres

La realidad muestra que las políticas que las autoridades europeas vienen aplicando para salir de la crisis están equivocadas. En lugar de  mejorar la situación han provocado el inicio de una nueva recesión y que los países en donde se han adoptado con más disciplina sean precisamente los que ahora se encuentran en peor situación y con un horizonte más pesimista a corto, medio e incluso largo plazo.

En otros artículos me he referido a los errores de concepción general que llevan a ir por el camino inadecuado y que principalmente se deben a que no se abordan las auténticas causas de la crisis en mi opinión por culpa de la ceguera ideológica y de la servidumbre de los líderes europeos ante los grandes poderes que la han provocado.

Ahora quisiera referirme a cuatro aspectos concretos que están recibiendo un tratamiento inadecuado también como efecto del sesgo ideológico que domina la política europea y del privilegio con que se sigue tratando a la banca y a las grandes empresas que la dominan.
 
1. ¿Cómo resolver problemas coyunturales de liquidez? 
Como es sabido, la crisis ha producido, entre otros problemas a los que ahora no me voy a referir, un problema de liquidez en algunos países (casi en todos pero típicamente, por ejemplo, en Italia  o España) que son solventes, es decir, que en condiciones normales podrían resolverlo sin demasiada dificultad en periodos de tiempo relativamente cómodos.

El error neoliberal de las autoridades europeas consiste en renunciar a la utilización de un banco central como prestamista en última instancia, es decir, como financiador en condiciones favorables para que esos países puedan hacer frente al problema coyuntural que padecen o puedan padecer en otras ocasiones.

En lugar de permitirlo, en su día se estableció que el Banco Central Europeo no podría cumplir esa función. La razón que se daba y que se sigue dando es que esas crisis coyunturales de liquidez podrían solucionarse por sí solas si los países afectados aplican inmediatamente las políticas "adecuadas" que son las que pueden atraer a los capitales suficientes para satisfacer las necesidades de financiación: reducción de gastos públicos, mejora de la competitividad bajando salarios, liberalización y privatización de las actividades económicas y dando las mayores facilidades posibles a la inversión.

Lo cierto es, sin embargo, que lo único que se consigue de esta forma (como en esta coyuntura concreta se puede comprobar) es, por un lado, privilegiar a la banca (que se hace así con el muy rentable negocio de financiar a los estados, y ahora, además, ni siquiera con sus propios recursos sino con los que les da el Banco Central Europeo); por otro, encarecer extraordinariamente la financiación pues la que se consigue a través de "los mercados" es mucho más cara que la que proporciona un banco central; y, por últmo, provocar un deterioro generalizado de la situación económica porque a la crisis de liquidez se le suma una de demanda como consecuencia de la reducción generalizada de los ingresos y el gasto. En definitiva, lo que resulta es que una situación más o menos pasajera de falta de  liquidez se convierta en una permanente de deuda (que es lo que beneficia a la banca dado que su negocio no es otro que aumentar la deuda) y de insolvencia al venirse abajo la actividad y la capacidad de generación de ingresos.

2.¿Qué hacer ante las necesidades de financiacón a largo plazo?
Además de tener dificultades de liquidez a corto plazo, la mayoría de las economías europeas (sobre todo las que se encuentran ante problemas de graves asimetrías, como comentaré en el siguiente punto) se encuentran en estos momentos en una auténtica crisis de financiación a largo plazo y la respuesta de las autoridades europeas vuelve a ser prácticamente la misma que en el caso anterior: bastará con aplicar reglas muy estrictas de estabilidad (la llamada "regla de oro" que impida los deficits) y de austeridad para lograr que los mercados financien en el nivel necesario a las economías deficitarias y para que éstas no vuelvan a sufrir el mismo tipo de crisis financieras.

La solución es igualmente inadecuada por dos razones. La primera es la misma que en el caso anterior. Si a una economía se le reduce la capacidadad de generar ingresos y la demanda, lo que inevitablemente se provoca es un empeoramento de su situación a medio y largo plazo, una mayor dependencia respecto a los capitales externos (lo que la hace más proclive a sufrir crisis de liquidez y de solvencia) y una pauperización progresiva. Por muy cómoda que sea esa situación para la banca y las grandes empresas de dimensión global o que disfrutan de mercados cautivos en esos países, lo seguro es que con esas políticas el país en su conjunto se endeudará más y no menos a largo plazo.

Pero, además de eso, una política de este tipo no es eficaz nunca cuando se produce en un medio ambiente como el de la unión monetaria europea. Como las necesidades de financiación siempre serán diversas, si cada país hace frente a ellas de modo individual se producirá un claro incentivo a la especulación, además de un incremento constante del coste de la deuda y en la asimetría y la desigualdad.

Es por eso que la negativa de las autoridades europeas a generar un sistema ordenado de emisión de eurobonos o de cualquier otro tipo tipo de emisión colegiada de la deuda es tremendamente oneroso y está produciendo un agravamiento del problema de la deuda en lugar de solucionarlo (aunque, eso sí, de nuevo concediendo una gran privilegio y beneficios extraordinarios a la banca).

3. ¿Cómo actuar ante los desequilibrios estructurales?
Otro problema al que se le está dando una solución equivocada, porque igualmente está siendo mal entendido, es el de la asimetría estructural que se viene dando entre diferentes países de la eurozona. Mientras que unos, con Alemania a la cabeza, presenta superávits prácticamente permanentes, otros, como España y los de la periferia europea, tienen déficits constantes en sus cuentas exteriores, lo que obliga lógicamente a que se produzcan flujos de capital de diferente signo en una y otra zona.

La opinión dominante, principalmente generada en Alemania, es que eso se debe a que los países de la periferia son menos productivos y competitivos, sus gobiernos más despilfarradores y, en suma, a que vienen aplicando políticas económicas inadecuadas porque sus ciudadanos viven "por encima de sus posibilidades".

Según la opinión dominante esta asimetría se solucionaría, entonces, aplicando el mismo credo que en los casos anteriores: políticas "buenas" de austeridad, de privatizaciones de servicios públicos y de contención de gasto público, para evitar el endeudamiento, y de salarios, para ser más competitivos. La misma política que lo mismo sirve para un roto que para un descosido pero que, ante este problema, es tan equivocada y perversa como en los anteriores.

Es errónea porque soslaya que lo que produce esta asimetría es la desigual división del trabajo y la actividad productiva que los grandes grupos empresariales han impuesto en Europa y que conlleva una desertización progresiva de los espacios periféricos.

No está causada porque en los países deficitarios se gaste en exceso sino porque los grandes grupos de poder europeos han impuesto una estrategia de concentración del valor en determinadas zonas mientras que otras han sido desindustrializadas, literalmente colonizadas (como demuestra la masiva compra de los activos de las empresas españolas por el capital extranjero tras la entrada en el euro) y su papel prácticamente reducido al suministro de productos o servicios de bajo valor añadido. Y, además, porque los superávit generados en los países excedentarios de capital (sobre todo en Alemania) no se han aplicado en sus respectivos mercados internos mejorando las condiciones de vida de sus trabajadores sino que han sido utilizados por los grandes grupos financieros para aumentar la deuda en las periferias imponiendo allí el modelo productivo que mejor la genera: el de bajos salarios, escasos ingresos endógenos y empresas y capitales dependientes.

La realidad muestra claramente que con estas políticas no se puede resolver esta asimetría. Es imposible porque son las que, por el contrario, coadyuvan a que se produzcan. Lo que se necesita hacer es todo lo contrario: hay que federar las políticas económicas, crear instituciones de financiación, coordinación y control auténticamente paneuropeas y poner en marcha un proyecto de reindustrialización que centre en Europa y en sus territorios los vectores de los que depende la creación de riqueza y bienestar. Dicho en términos más gráficos, la única manera de acabar con las asimetrías que están matando a Europa es desglobalizar nuestra economía, es decir, situar las necesidades de los pueblos europeos como eje de coordenadas de la actividad, de la producción y el consumo y no supeditar la satisfacción de sus necesidades a capitales cuyo norte está siendo la rentabilidad mediante la especulación o el racionamiento productivo para controlar los mercados a escala global. 

4. ¿Qué función debe desempeñar el Banco Central Europeo?
Finalmente, todo lo anterior se traduce en otro error de gran tascendencia que impide que con las políticas neoliberales que se vienen aplicando se pueda dar solución a los problemas de las economías europeas.

Puesto que se impone el criterio de que la crisis y todos sus males se resuelven simplemente cuidando de que en cada país se lleven a cabo las políticas que acabo de comentar, la función formal del BCE debe limitarse a la ya prevista: cuidar de la estabilidad de precios que justifica su llamamiento permanente a bajar salarios y actuar como prestamista de última instancia pero solo de la banca privada, no de los estados.

Así no solo se impide que resuelva de forma más económica y eficiente la crisis de liquidez de las economías nacionales, como acabo de comentar, sino que se renuncia a utilizarlo como un instrumento real de gobierno, control y supervisión del sistema financiero. Lo que no es ni mucho menos casual sino quesupone un privilegio más para los bancos: estos actúan realmente a escala europea pero son supervisados por autoridades nacionales, de modo que así tienen muchas más facilidades y libertad para actuar en cada ocasión como mejor les convenga.

El resultado de todo ello es evidente: a pesar de la multimillonaria y prácticamente gratuita financiación que recibe la banca privada del BCE (casi medio billón de euros en la pasada semana) no se ha conseguido que fluya el crédito a las empresas que lo necesitan sino solo sanear su balance y mejorar constantemente sus beneficios.

¿Y todo esto por qué?
Podría parecer sorprendente que las autoridades europeas se vengan empeñando en aplicar estas medidas, que caigan en los errores que he comentado, a pesar de que la experiencia está demostrando que no sirven para lo que dicen que van a servir sino que, por el contrario, están empeorando la situación.

La respuesta es fácil: no mejoran a la economía en su conjunto, ni los ingresos ni las condiciones de vida de la inmensa mayoría de la población. Pero benefician y mucho a las grandes empresas y a los bancos y basta ver las biografías de los presidentes o ministros de economía íntimamente vinculados a la banca que las llevan a cabo cuando están llegando al poder, democráticamente como en nuestro reciente caso o directamente mediante golpes de estado como en Grecia o Italia.

#15M, EL AÑO EN QUE SE TOMARON LAS PLAZAS

(laRepublica.es, 29/12/2011)

Audiovisol
 
El 2011 ha sido sin duda el año de los rescates a los bancos, la reforma exprés unilateral de la constitución y el abuso de los mercados para con los ciudadanos.

Pero también ha sido el año en el que hemos vivido un punto de inflexión. Desde el 15 de Mayo l@s ciudadan@s, las personas, han dicho basta y han tomado la calle en movilizaciones masivas para demostrar tanto a los mercados como a las élites de poder que su voz cuenta.

Y desde ese 15 de Mayo esa voz no ha dejado de sonar. Se ha luchado por la educación pública, parado desahucios, exigido una ley electoral justa y en definitiva un sistema más humano y justo.

Se ha creado así una plataforma a través de la cual multitud de movimientos sociales e individuos se expresan libremente, exigen sus derechos, denuncian los abusos del sistema y ante todo proponen soluciones para construir una sociedad en la que tod@s tengamos cabida.

Desde AudioviSol y TeleK nació así un programa de televisión diferente, crítico y combativo que muestra este hervidero social en que se han convertido nuestras plazas, su nombre es "Amanece que no es Poco" y en este cuarto programa hace un repaso a todo lo sucedido estos últimos meses para cerrar un año de lucha social y abrir un 2012 en el que las voces inundarán la calle de nuevo.

Este es nuestro repaso de 2011:

LA POLÍTICA MONETARIA NO FUNCIONA

(agarzon.net, 28/12/2011)


Alberto Garzón Espinoza

El Banco Central Europeo prestó el otro día 489.000 millones de euros a la banca privada europea, a un tipo de interés del 1% y con vencimiento a tres años. Esta noticia tiene dos implicaciones, una de tipo moral y otra de tipo económico. La moral es obvia: mientras las familias, pequeñas y medianas empresas y Estados enteros pasan apuros para pagar sus deudas y carecen de capacidad para pedir préstamos (y cuando lo consiguen es a tipos de interés altísimos) los bancos se ven beneficiados de una ayuda muy generosa. La implicación económica es algo más compleja. El objetivo que tiene el BCE no está claro, pues no se sabe si está buscando sanear el sistema financiero o financiar por la puerta de atrás a los Estados. En cualquiera de los casos significa que hay una transferencia de dinero público a manos privadas. Porque ese dinero que se le da a los bancos será utilizado para financiar a los Estados a tipos de interés más altos (y de la diferencia nacen sus beneficios) o para pagar deudas pendientes. Hay que recordar que el BCE no puede financiar directamente a los Estados por una cuestión estatutaria (el banco central de Alemania forzó que fuera así) y por lo tanto tiene que utilizar intermediarios (y darles negocio) para intentar financiar países.

El problema es que los datos revelan que los bancos no quieren ni prestar a los Estados ni a las familias y empresas. Se quedan el dinero guardado en los depósitos que tienen en el BCE. Es decir, el BCE les da dinero al 1% a tres años y la mayoría de ese dinero se mantiene en el BCE a la espera de que cambien las condiciones económicas. Mientras eso ocurre los bancos están "perdiendo dinero", pero probablemente estén esperando mejores oportunidades para invertir con rentabilidad en otros espacios. De momento consideran que prestar ese dinero es arriesgado. Es decir, el BCE acaba de comprender que no tiene capacidad para gestionar la política económica. Los intermediarios (los bancos) se han plantado y han dejado al BCE sin herramientas.
La pregunta es: ¿por qué pasa esto?

Un reciente artículo del New York Times señalaba que un working paper de economía crítica (post-autistic economics, en inglés) se ha convertido en sólo dos semanas en un viral en la red, a pesar de que se trata de un documento sólo apto para economistas. El documento en cuestión es un completo estudio de la crisis actual y de la forma que hay para salir de ella. La tesis que mantiene el autor, Mr. Koo, es que hay dos tipos diferentes de recesiones: recesiones convencionales y recesiones de tipo balance sheet. Recomiendo leer el artículo al completo porque incluye un gran número de datos y gráficos que ayudan a comprender el razonamiento, más allá de la breve exposición que hago ahora.

Para el autor, las recesiones convencionales se dan cuando la actividad económica se detiene mientras los agentes privados se mantienen en condiciones normales (de maximización de beneficios) y aquellas otras que se producen cuando los agentes privados están minimizando sus deudas. Nosotros (EEUU, UK, Irlanda y España fundamentalmente) estamos bajo una crisis de este segundo tipo.

Como consecuencia del estallido de la burbuja inmobiliaria los hogares y empresas están intentando reducir sus enormes deudas. Eso lo hacen incrementando sus ahorros o pagando deudas poco a poco, por lo que en conjunto la demanda agregada cae (cae el consumo y la inversión) y el crecimiento económico se resiente y la economía entra en recesión. En este punto la política monetaria es inútil (la famosa trampa de liquidez de Keynes) porque ni las familias ni las empresas quieren pedir prestado dinero, sea el tipo de interés que sea. Por eso todas las inyecciones de liquidez que hace el BCE fracasan: se quedan en los depósitos del propio BCE y no salen a la economía real. De hecho, tampoco se dispara la inflación porque ese dinero no llega a la economía real. Lo que viene es una espiral deflacionaria donde todos los agentes están desapalancándose (reduciendo sus deudas respecto a lo que tienen). Y este proceso continúa hasta que el sector privado satisface todas sus deudas o hasta que la economía entra en una profunda depresión.

Crisis de este tipo son las de EEUU en los años treinta o la de Japón en los años noventa. Japón, por ejemplo, intentó amortiguar los efectos de esta crisis a través de determinados estímulos que permitieron a la economía no entrar en depresión. No obstante, la economía no pudo salir de la recesión hasta pasados quince años. Durante todo ese proceso (similar al de EEUU en los años treinta) los Estados se endeudaron para permitir que la economía se mantuviera a flote y que las familias y empresas pudieran seguir devolviendo deudas. En términos contables los bancos sólo incrementaron los créditos a los Estados, que fue lo que posibilitó que éstos pudieran mantener la economía a flote.

En escenarios como este, las políticas de austeridad sólo agravan el problema. Nada es peor que la austeridad del Estado cuando los agentes privados están minimizando deudas. Lo que provocan esas políticas es una aceleración de la espiral deflacionista, tras lo cual el déficit de los Estados continúa aumentando. Eso lleva a nuevos recortes y a una carrera sin fin.

El problema que tiene España, por ejemplo, a diferencia de EEUU y UK, es que está en la zona euro y no controla su política monetaria. El dinero que ahorran los agentes privados españoles se va hacia fuera y no se presta al Estado, lo que hace que se incremente la cantidad pagada en concepto de intereses. Por ejemplo, los planes de pensiones privados o los ahorros de los bancos españoles se van a la deuda pública alemana antes que a la española. Entonces a la paradoja del ahorro, descrita arriba, se une la dificultad que tienen los Estados para financiarse. El autor del paper propone que se adapte una nueva norma que prohíba a los agentes privados españoles comprar deuda pública extranjera: de ese modo el ahorro que hacen los agentes privados ayuda a que los Estados tengan más facilidades para endeudarse y llevar a cabo planes de estímulo. Se trata de establecer mecanismos adecuados para que los Estados puedan compensar el rápido incremento del ahorro de los agentes privados y por lo tanto compensar la caída en la demanda agregada.

De lo contrario seguiremos el camino hacia la II Gran Depresión y, como se señala en el artículo, al final sólo quedarán las economías de guerra como fórmulas para resolver el estancamiento permanente del sistema. Es decir, la clásica advertencia marxista de que el sistema necesita crisis y guerras para reiniciar el proceso productivo y continuar creciendo.

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EL EURO NO ESTÁ EN PELIGRO. EL BIENESTAR DE LA POBLACIÓN SÍ LO ESTÁ

(vnavarro.org, 26/12/11)

Vicenç Navarro

Existe una frase, "el euro está en peligro", que se reproduce constantemente en los medios de mayor difusión, la mayoría de los cuales pertenecen a la sensibilidad neoliberal. Esta frase, generada en los establishments financieros y políticos de la Eurozona, señala que su moneda está en crisis y que, a no ser que se implementen cambios profundos con los déficits y la deuda pública de los Estados, reduciendo dramáticamente su gasto público y su protección social, el euro desaparecerá. De ahí la llamada al arrebato para apretarse el cinturón (sobre todo de las clases populares) y salvar tal moneda. Bajo esta excusa se está reduciendo la protección social y desmontando el Estado del Bienestar de los países de la Eurozona, privatizándolo.

Tal movilización, sin embargo, tiene muy poco que ver con el euro. En realidad, mírese como se mire, el euro ha estado y continúa estando fuerte. Y algunas empresas exportadoras de la Eurozona dirán, con razón, que está demasiado fuerte, dificultando las exportaciones de sus productos. Basta con mirar la tasa de cambio del euro con otras monedas. Mientras que el dólar, el yen y la libra esterlina han ido bajando, el euro se ha mantenido. Durante el colapso de Lehman Brothers el dólar bajó casi en picado, pero el euro se mantuvo. Cualquier turista europeo puede dar testimonio de ello. EEUU se convirtió para un europeo en un país más barato que la mayoría de países de la Eurozona, y continúa siéndolo hoy.

Es cierto que el euro ha ido devaluándose un poco, pero no tanto frente al dólar o a la libra esterlina, sino frente a las otras monedas europeas, especialmente las monedas de Suecia, Noruega y Suiza, así como la moneda de los países emergentes como Brasil, China e India. Las reducciones de gasto público, incluyendo del gasto público social, tienen, pues, poco que ver con el valor del euro, a pesar de toda la avalancha ideológica neoliberal enmascarada como rigor.

El valor del euro depende, primordialmente, de un hecho que permanece casi oculto en los medios de mayor difusión, y es el comportamiento del Banco Central Europeo (BCE) que antepone el proyecto de controlar la inflación por encima de cualquier otro objetivo. En realidad es su único objetivo, logrado a costa de no realizar otra función que realizan otros bancos centrales: estimular la economía. Es decir, el BCE para salvar al euro está, con su comportamiento, destruyendo la economía de los países de la Eurozona, condenándolos a una Gran Recesión y pronto a una Gran Depresión.

El BCE, aunque es el único banco central que puede imprimir dinero en la Eurozona, imprime poco dinero, manteniendo así la inflación baja. Para complicar todavía más la cosa, mantiene unos intereses bancarios altos, dificultando además la disponibilidad del crédito, con lo cual, la actividad económica se reduce, el crecimiento económico se ralentiza, y aparece la recesión. En otras palabras, para salvar al euro el BCE está destruyendo a las economías de la Eurozona.

Detrás de esta frase "hay que salvar el euro" hay, sin embargo, unos intereses muy concretos y específicos: conseguir defender los intereses de la banca, y muy en especial de la banca europea para la cual la eliminación de la inflación es su objetivo único. Ello explica que estemos donde estamos, con una inflación baja y con un desempleo enorme y una economía de recesión. Y todo, para salvar, no tanto al euro, sino a la banca. A la banca, la recesión actual le está yendo muy bien. Según Ronald Janssen, economista que asesora a los sindicatos belgas, los beneficios bancarios en la zona euro han crecido astronómicamente, alcanzando 50.000 millones de euros en 2010, y 27 .000 millones en la primera mitad del presente año.

Todo ello a costa de un enorme crecimiento de la pobreza en la mayoría de países de la Eurozona, y notable descenso de la capacidad adquisitiva de la mayoría de la población. Un tanto igual ha pasado en España. Es lógico, pues, que según las últimas encuestas publicadas, nada menos que el 70% de la población española cree que el euro ha sido más negativo que positivo para España. Sería conveniente que se iniciara un debate en España sobre si sería o no aconsejable para España continuar en el euro. Hay argumentos a favor de continuar utilizando el euro como la moneda española. Pero también hay costos, y algunos de ellos muy elevados (como el desempleo entre los jóvenes de un 45%) que debieran entrar en esta discusión. Y, sin embargo, no han aparecido en el debate voces que subrayen estos costes, no porque no existan, sino porque los autores que las sostienen no tienen espacio para poder presentarlas en los mayores medios de información y persuasión. Así de incompleta es la democracia española.

Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University

¿QUÉ SON EL DINERO Y LA DEUDA?

(Piju$ €conomicus, 22/12/2011)


Alberto Garzón Espinosa – Consejo Científico de ATTAC España

La pregunta ¿qué es el dinero? es probablemente la más enigmática de toda la ciencia económica, e incluso de la sociedad misma. Todas las escuelas de pensamiento económico han intentado dar una respuesta, y nunca se ha llegado a un consenso. Por otra parte, todos los ciudadanos perciben como algo fundamental dar respuesta a ese enigma para poder entender cómo funciona el mundo. Y es que desde nuestra observación cotidiana sabemos que el dinero es poder, pues cuanto más tienes más controlas, y que el dinero es sobre todo lo que nos permite vivir con menos preocupaciones respecto al presente y futuro material. Tanto es así que por internet corren como la pólvora documentales que tratan de abrirse camino entre los interrogantes más fundamentales de la economía y, con mayor o menor éxito y rigor, van moldeando el pensamiento económico de los ciudadanos. Con esta entrada mi intención es contribuir, humildemente, a aclarar algunos elementos que pueden ayudarnos a encontrar esa respuesta y, sobre todo, a comprender cómo funciona el mundo hoy. Porque ese es el paso previo, como dijo un maestro del pensamiento, para transformarlo. La explicación es rigurosa pero no a efectos académicos sino de divulgación. Es decir, el mundo de los pequeños matices queda abandonado.

El dinero visto por los economistas convencionales
Para los economistas convencionales (educados en la teoría económica neoclásica) el dinero no es más que un elemento de intermediación. Para ellos la economía moderna tiene las mismas características que la economía de hace doscientos años o que una economía imaginaria. El dinero, desde este punto de vista, sería un elemento que ayuda a abaratar el costoso proceso del trueque. Se parte de un modelo de sociedad precapitalista, por ejemplo de cazadores-recolectores, en el que los propietarios de ovejas intercambian algunas de ellas por otros productos, por ejemplo caballos, que se necesiten. Para evitar el costoso proceso de llevar las ovejas a un punto determinado, y desde allí traerse los caballos, se establece un bien nuevo llamado dinero. El dinero funcionaría como simple intermediario en un intercambio. Hasta aquí es fácil de imaginar qué es el dinero, dado que corresponde con la visión convencional o de "sentido común".

Para que los economistas convencionales pudieran usar al dinero en sus análisis económicos se refirieron al concepto dinero como variable exógena, es decir, como una variable que se introduce después de sentar las bases del modelo. Lo que los economistas convencionales dicen es que el dinero es neutral y no importa si se introduce antes o después en el análisis. Para ellos la cantidad de dinero que haya en circulación en una economía está determinada de forma exógena, esto es, por algún agente externo como puede ser el banco central.

De esta concepción del dinero se sacan dos conclusiones importantes. La primera, que el banco central puede imprimir o no dinero, y así hay más o menos. Si se complementa con la llamada teoría cuantitativa del dinero se puede decir que cuanto más se imprima más inflación puede generarse. La segunda y más importante, que para generar actividad económica (inversión) es necesario ahorrar previamente. Esta es la concepción vulgar del ahorro y la inversión, y que se repite una y otra vez. Hay que ahorrar para poder crecer. Sin embargo, esta cuestión no es tan sencilla como parece y como veremos a continuación.

El sistema evoluciona y los bancos también
Los bancos son el elemento pivote del sistema capitalista. Los bancos recogen dinero de los agentes económicos (familias, empresas y Estados) y lo prestan de nuevo a los mismos agentes. En la etapa inicial del capitalismo el sistema estaba repleto de pequeños bancos que hacían perfectamente esta función de mera intermediación. Bajo este sistema si un banco quería prestar dinero para financiar la inversión, antes tenía que encontrar dinero de otro agente. Pero más adelante el sistema financiero va evolucionando, los bancos van concentrándose y adquiriendo funciones nuevas. Y es que el sistema es dinámico y cambia históricamente.

En el origen del dinero toda moneda está construida, o respaldada, por algún metal (oro o plata, por ejemplo). Así, el valor del dinero depende de la cantidad de moneda que contiene o respalda. Más adelante, y como respuesta a que los Estados trucaban la cantidad de metal en cada moneda, el dinero se hace fiduciario porque ya no depende en modo alguno de la cantidad de metal que hay en una economía. Este dinero vale, sencillamente, lo que el Estado dice que vale y lo que los ciudadanos aceptan que vale. No hay ninguna lógica económica detrás del valor del dinero fiduciario, sino única y exclusivamente confianza. Por eso el dinero es en sí mismo una institución social.

La cuestión fundamental es que en el capitalismo más avanzado los bancos también pueden crear dinero. Ese dinero, a diferencia del dinero respaldado por un bien como el oro (llamado dinero metálico) o por la confianza de la ciudadanía (llamado dinero fiduciario), es creado por la demanda de dinero (se llama dinero crediticio). En estas circunstancias la relación ahorro-inversión cambia y ahora es la inversión la que genera el ahorro.

Cómo funciona un banco moderno
En la actualidad los bancos recogen fondos de los agentes económicos, pero también prestan a otros agentes. Por el sistema de reserva fraccionaria, que implica que los bancos sólo tienen la obligación de mantener algo así como un 2% del dinero que se les presta a ellos, los bancos pueden crear dinero. Un ejemplo sencillo. Cuando yo meto dinero en el banco, el banco presta el 98% de ese dinero a otro agente (una empresa, familia o al Estado). Si quiero sacar mi dinero del banco… obviamente no estará disponible, porque está prestado. Pero el banco lo que hará será devolverme el dinero de otra persona o empresa que haya dejado su dinero en el banco también y que no lo quiera sacar por el momento. El sistema funciona, por lo tanto, porque no todo el mundo saca el dinero a la vez. O, dicho de otra forma, el sistema es insolvente por naturaleza.

Esta descripción previa nos puede servir para aclarar cómo funciona un agente económico en términos contables. Como para todo agente, hay un activo y un pasivo en el balance contable. El activo es lo que tenemos, y el pasivo lo que debemos. Cuando somos un banco, los depósitos (el dinero que los clientes tienen en el banco) son parte del pasivo (porque los tenemos que devolver tarde o temprano), y los préstamos que hace el banco van al activo (porque al banco le pertenece el flujo de dinero que genera el préstamo). De forma inversa, los préstamos que reciben los bancos van al pasivo (porque lo debemos como banco, y hay que devolverlo) y los depósitos que tenemos en otros bancos van al activo (porque son nuestros).

Como el sistema se ha hecho más grande y global, ya prácticamente todas las transacciones son simples anotaciones contables y no hay necesidad de transportar monedas y billetes de un lado a otro. Dado que hay pocos bancos y todos están interrelacionados, cuando un banco presta dinero está generado un activo y un pasivo a la vez. Es decir, cuando un banco presta dinero a una empresa apunta en su balance un activo financiero (el préstamo que vamos a cobrar) pero también apunta un pasivo del mismo valor (el dinero que la empresa tiene como depósito en el banco).

Para entenderlo imaginemos la relación entre un banco A y una empresa B. El banco A llama a la puerta de la empresa B y le ofrece un crédito para su actividad económica. La empresa B decide aceptar y entonces firma el crédito. En ese momento el banco A apunta en su activo un crédito (que generará ingresos) y apuntará en su pasivo un depósito (porque es dinero de la empresa). En realidad, el banco ha creado dinero de la nada pero financiará la actividad productiva. Esto podría pasar con un sólo banco o con el sistema bancario en su conjunto (pensemos que los bancos tienen cuentas en otros bancos y también con los bancos centrales directamente).

La deuda crea rentas y sin crédito no hay crecimiento
La conclusión es que los bancos crean dinero y además ese dinero puede estimular la actividad productiva. Es decir, cuando un banco hace un préstamo a una empresa también está generando rentas. Esas rentas serán salarios para trabajadores, y ese salario será lo que compre los productos de otras empresas. Al comprar productos de otras empresas, éstas tendrán beneficios y podrán devolver los préstamos contraídos. Hay que ver el sistema como un circuito. Schumpeter decía que el crédito "crea poder de compra con el propósito de transferirlo al empresario", y entendía algo que ahora se dice tanto: sin crédito no hay crecimiento.

Este hecho tiene implicaciones claves para la teoría económica. La primera, que el dinero no es neutral y que tiene que ser entendido como variable endógena y no como variable exógena. El dinero lo crean los bancos buscando nuevos espacios de negocio y porque las empresas buscan financiarse. El sistema puede quebrar cuando esas rentas se desvían hacia pura especulación financiera (esto lo han estudiado muy bien los economistas neomarxistas) o porque los procesos de inversión fracasan y se produce un efecto dominó (la hipótesis de la fragilidad financiera de Minsky va en esta línea).

En definitiva, el dinero es un elemento que visto como deuda puede catalizar la producción y la generación de rentas en el capitalismo moderno. Pero en última instancia el dinero es una institución social que depende de la confianza que se tenga en él, mientras que simultáneamente otorga un poder social y económico descomunal a quien lo crea: bancos centrales, bancos privados y recientemente grandes empresas (que crean dinero financiero). Por cierto, ninguna de estas instituciones es pública y democrática.

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WORLD IN PROGRESS. OTRO MUNDO ES POSIBLE



El Foro Social Catalán, Democracia real Ya Barcelona y la Asamblea General de Barcelona se han unido para lanzar esta iniciativa en la que proponen que construyamos colectivamente un sistema alternativo. Apoyamos la iniciativa y reproducimos a continuación el texto del llamamiento:

El año 2011 será recordado como el inicio del cambio hacia otro mundo que sabemos que es posible.

Un año en el que personas de todo el planeta hemos salido unidas a la calle en un grito de indignación contra la injusticia, la corrupción y el saqueo. Un grito mudo en boca de las víctimas de dictaduras y democracias secuestradas por los poderes políticos y financieros cuyos objetivos son acumular más y más riqueza y poder sin importarles la voluntad ni el bienestar de las personas o la destrucción de nuestro planeta.

Nuestros gobernantes no tienen ninguna intención de ofrecer una alternativa que beneficie al conjunto de la ciudadanía, así que es el momento de pasar a la acción y ser nosotras, las personas, las que nos encarguemos de darle sentido a la palabra "democracia".

Es por ello que hacemos un llamamiento a todas las personas y agrupaciones para que se involucren activamente en un proceso de creación colectiva de una democracia hecha por y para las personas, poniendo en común propuestas y conocimientos dentro del marco de un proyecto global integrador con capacidad organizativa y difusora. Todo ello con la clara intención de desarrollar y ofrecer soluciones concretas a las demandas sociales y políticas.

Por eso os invitamos a participar en este proceso que comenzará el 28 de enero con una movilización de protesta contra el Foro Económico Mundial de Davos, donde se reúnen anualmente los líderes políticos y financieros para discutir el rumbo que debe llevar el mundo. Esta protesta dará paso durante los siguientes meses a un proceso simultáneo de creación, debate y aprendizaje abierto a todo el que quiera participar.

Tenemos claros los objetivos: hacer realidad ese otro mundo posible.

Firmado:

Fòrum Social Català, Democràcia real Ja Barcelona i Assemblea General de Barcelona

¿PARA QUÉ?

Si queremos llegar a tener el mundo que queremos, es necesario tener un plan, un proyecto constructivo que sirva como camino paralelo a la lucha y la resistencia contra el expolio que estamos sufriendo por parte de políticos y banqueros. Este proyecto es ese plan, y para conseguir ponerlo en práctica hacemos este llamamiento.

Para la construcción colectiva de una democracia hecha por y para las personas, con el objetivo de garantizar los derechos fundamentales, como vivienda, trabajo digno, cultura, salud, educación, libre desarrollo personal y disfrute de los bienes necesarios para una vida armoniosa, sana y feliz.

Queremos una sociedad horizontal y sostenible, basada en la participación política, la libertad, la justicia, la igualdad y la dignidad. Que se sustente en la búsqueda del bien común y en el respeto por cada uno de los habitantes y por el propio planeta.

¿CÓMO?

Este nuevo modelo de funcionamiento del movimiento ciudadano debe ser inclusivo dando cabida a todos los grupos del 15M y a los movimientos sociales anteriores. Las propuestas a desarrollar deben respetar la pluralidad ideológica del movimiento así como su naturaleza apartidista y asindical. Deben basarse en su viabilidad así como en su capacidad para hacerlas extensibles a otros territorios próximos o lejanos, independientemente de sus diferencias culturales.

El proceso al que os invitamos comienza con una movilización el día 28 de Enero, coincidiendo con la reunión del Foro Económico Mundial en Davos

A partir de esta movilización se dará paso a un periodo de conferencias, asambleas, debates y talleres en la que confluiremos en la puesta en común de los diferentes proyectos a construir.

La creación de este modelo se basa en la presentación de propuestas en torno unos puntos principales generados por los propios integrantes del proceso. La puesta en común y punto de partida para la elaboración de propuestas será la edición 2012 del FSCat, como marco formado por las entidades hasta ahora presentes en conjunción con los nuevos movimientos sociales, en un diálogo integrador y con la clara intención de llevar a cabo soluciones concretas a las demandas sociales y políticas. Las propuestas en torno a cada punto se presentarán de manera concisa en los grupos de trabajo, formados por los proponentes y todo aquel interesado.

¿POR QUÉ?

La situación por la que el 15 de mayo tomamos las calles ha empeorado: El actual sistema representativo constituye una burda mentira, un gran engaño para la ciudadanía y la negación de la democracia auténtica entendida como soberanía popular. En esta farsa en la que han convertido nuestros representantes a la democracia actúal, gobiernen quienes gobiernen, promueven políticas al dictado y al servicio de los intereses del sistema financiero y las grandes corporaciones multinacionales.

En particular, Europa ha sido tomada por una oligarquía financiera que hoy es global, esto como resultado de que los gobernantes europeos, sin excepción, hayan construido una Unión Europea al servicio del poder financiero de carácter especulativo, a través de los tratados de Maastrich o el más reciente de Lisboa en 2009. Tratados firmados por los 27 jefes de Estado y de Gobierno de la UE, de diferentes signos políticos y que lejos de haber nacido para servir a la ciudadanía Europea, nacieron para poner a Europa bajo el yugo de los grandes poderes financieros. Es necesario un nuevo periodo constituyente en Europa, necesariamente democrático y con la participación de la ciudadanía.

Esta falsa democracia no solo no nos representa, sino que solo satisface los intereses de los más ricos. En Europa quienes actualmente gobiernan son los grandes bancos alemanes y franceses por medio de Merkel y Sarkozy, al mismo tiempo que Goldman Sachs que ha impuesto, mediante golpes de Estado financieros, a sus hombres en los gobiernos de Grecia, Italia y el Banco Central Europeo.

No tenemos duda de que nuestros representantes tienen marcada una hoja de ruta definida por poderes privados externos al estado y de que no se van a desviar de ella por escuchar a la ciudadanía. Ante esta realidad no nos queda otra alternativa que constituir un gran frente ciudadano social y político, llamando a incorporarse a él a todas las personas y asociaciones que crean necesaria la unión por encima de las diferencias. Tenemos un gran enemigo, un gran monstruo neoliberal que acabará con la sociedad y con el planeta si no nos unimos contra él, su poder es inmenso pues es el del mercado del que todos consumimos retroalimentando el sistema. Ha llegado el momento de hacerle frente, de construir alternativas democráticas, sociales y ecológicas al fundamentalismo del mercado.

Tenemos tantos argumentos para afirmar que esta crisis es una estafa, que no entran todas en este llamamiento. Estos son los nuestros, mandanos el tuyo. mundoenprogreso@gmail.com

+ info:
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Facebook: http://on.fb.me/vD3nfP
@WiP2012 #worldinprogress

NEOLIBERALISMO Y CIUDADANÍA

(El Periscopio, 21/12/2011)

Pues ya tenemos instalado el neoliberalismo más feroz en la Constitución, en la UE, en el gobierno de España, en el de la mayoría de las comunidades autónomas y un sin fin de diputaciones y ayuntamientos. Neoliberalismo desenfrenado, la ideología causante de las repetidas crisis que nos vienen sacudiendo, y destinada a que los poderes financieros sigan lucrándose a nuestra costa con la connivencia de los políticos. Aumentando sus ingresos y… nuestra precariedad. La crisis incluso según revelan numerosos estudios y los tozudos hechos. El camino de la “austeridad” conduce a más recesión y más paro. Es lo que han votados los electores no sé con cuánto conocimiento de lo que implica, llenándonos a muchos de congoja.

CiU en su fiebre desatada por acabar con el Estado, el del bienestar y el otro, ya anuncia entre otros muchos recortes sociales, repago, pagar un euro por receta sanitaria en un servicio que se paga previamente con impuestos. Es una desvergüenza. Lo mismo que privatizar patrimonio y servicios que también costeamos con nuestro dinero. El impuesto de CiU lo es a la enfermedad. Y de algún lado sacará Rajoy el ajuste del déficit y no será de ingresar por una fiscalidad justa o de acabar con la corrupción, sino de recortes sociales. Es lo que han votado sus electores, insisto.

Asombra la comprensión a este fenómeno que está acabando con el Estado del Bienestar. Asistimos hoy a un chorreo de dinero barato a los bancos que luego prestarán con elevados intereses a los países y a los ciudadanos. Y hay quien admite que el enfermo pague más cuando ya paga… para “frenar abusos”. El auténtico abuso es la rémora que representan para la sociedad los ciudadanos desinformados o con su conciencia desactivada o cómplice que nos cargan a los demás con su pesada losa. Aunque algunos nos desgañitemos en el desierto. Nos habla hoy Javier Valenzuela de la ola de suicidios que aqueja a Grecia Y José María Izquierdo da en la diana al escribir con ironía: Si logramos que no nos azoten… Sí, amigos, seguramente hasta eso engullirán.

El programa de Jordi Évole, Salvados, en La sexta, trató sobre la “miedocracia”. Llamo la atención sobre la encuesta que aparece en el minuto 5,35, ¿se puede considerar ciudadanos a la mayoría de estas personas?
 

LA JUSTICIA TRIBUTARIA ES UN DEBER, NO UNA POSIBILIDAD

(ATTAC Murcia, 20/12/2011)

Gabriel Moreno González – ATTAC Murcia

Ahora que estamos inmersos en un proceso deconstituyente por parte de nuestros representantes, quienes han prostituido impunemente la soberanía nacional al consagrar el neoliberalismo en nuestra muy criticada (y con razón) Carta Magna y ceder ante el chantaje de los mercados, tendríamos que hacer un esfuerzo por recuperar y sacar del olvido algunos de los principios más esenciales que la propia Constitución vejada elevó en su momento al más alto grado jurídico.

Hay un artículo en concreto que hace tiempo se ha querido olvidar por parte de nuestros legisladores y gobernantes y, por qué no decirlo, por parte también de las voces más críticas del ámbito académico. Es sin duda el precepto más odiado por el capital y sus titulares, por los neoliberales y economistas más rancios. Hablamos del artículo 31 de la Constitución, que proclama solemnemente, pero sin ambages, que "todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio."

He aquí uno de los pilares fundamentales de nuestra democracia. El deber de todos, de todos sin excepción (principio de generalidad tributaria), a contribuir a las arcas del Estado mediante el pago de impuestos, un pago que ha de ajustarse a la capacidad económica de cada sujeto (persona física o jurídica) al supeditarse todo el sistema tributario a los principios de justicia, igualdad y progresividad (paga más quien más tiene). Estos principios constitucionales tributarios deben imperar en toda política fiscal y su proyección alcanza a todo el ámbito tributario, desde el IBI al Impuesto sobre el Patrimonio. Pues bien, desde un tiempo no muy lejano (léase Aznar), este palmario mandato constitucional (quizás el más contundente y preciso de todos) ha sido continuamente vulnerado.

¿Dónde está la justicia tributaria, la igualdad y la capacidad económica en el vergonzoso 1% de las SICAV? ¿Dónde aparece el artículo 31 de la Constitución en las SOCIMI? ¿Cómo se compagina la progresividad con las humillantes deducciones, reducciones y otras bonificaciones fiscales de las que es beneficiario el gran capital español? ¿Por qué no entra en ese "todos contribuirán" las operaciones financieras transnacionales o las vergonzosas actividades especulativas de los hedge funds?….y la lista sigue y sigue. La justicia tributaria que quería nuestra Carta Magna y que quiso, no olvidemos, un por entonces difuso constituyente español, únicamente recae en las espaldas de los trabajadores y asalariados, quienes son los que verdaderamente soportan el peso de los impuestos. A pesar de que la capacidad económica se ha ido desplazando en los últimos años desde las rentas del trabajo a las rentas del capital, el legislador tributario ha obviado esta evidencia y ha prolongado un régimen fiscal altamente injusto y anacrónico, donde se sigue teniendo como eje vertebrador al salario. Los principios constitucionales tributarios se han ido apartando poco a poco, gobierno tras gobierno, dejándolos en un cajón de la Moncloa… no vaya a ser que los inversores salgan corriendo hacia mejores paraísos fiscales, que nos abandonen nuestros acreedores o que las entidades financieras se depriman. Hasta tal punto han sido degradados por el devenir legislativo y político que su esencia solo es mentada, más como reliquia que como deber constitucional, en los manuales y clases de derecho financiero. La sola lectura del precepto nos recuerda a tiempos pasados, donde las rentas del trabajo constituían el principal soporte de nuestra economía. Y es que nuestros gobernantes, el Tribunal Constitucional y, lo que es peor, el conjunto de la sociedad, siguen viendo como ejemplo paradigmático de este artículo al trabajador asalariado. Impera todavía entre nosotros la noción de una economía industrial de intercambio tradicional de bienes y servicios, una noción en la que aún no hemos sido capaz de introducir como verdadera piedra angular del sistema económico al mundo financiero.

De aquí viene su desregulación, que, aupada a la política por el neoliberalismo thatcheriano, es la principal causante de una crisis económica que ahora se achaca al Estado. El movimiento de capitales transnacionales y las actividades financieras de los grandes conglomerados bursátiles y bancarios, que son a día de hoy los principales actores de nuestra economía, han de arrodillarse ante lo que la Constitución como norma suprema del ordenamiento (parece que hay que recordarlo estos días) consagra como un claro mandato, abiertamente infringido en su espíritu por la política fiscal de los últimos decenios.

Pero, ¿cuál ha sido, exactamente, la justificación de esta injusticia permanente en nuestro sistema tributario? Pues hete aquí con nuestra querida amiga la globalización. La competencia fiscal entre Estados y la facilidad del mundo financiero para moverse sin dilaciones y obstáculos por encima de las fronteras de las anticuadas naciones decimonónicas, han sumido en el olvido los principios de justicia tributaria reconocidos en la inmensa mayoría de los sistemas constitucionales de occidente. Y no nos podemos olvidar, claro está, de nuestra también muy preciada Unión Europea o globalización institucionalizada, que desde su existencia se ha preocupado más por una unión monetaria que deja desamparados a los Estados, que en un atender a la palmaria exigencia de una mayor justicia tributaria. Lo que ahora Merkozy, de la mano del BCE, quiere denominar "unión fiscal", no es más que un remiendo chapucero de difícil base jurídica (y menos aún económica) que, en aras de la tan manida austeridad, va a cumplir finalmente el epitafio de Tácito que ya pesa sobre la cada vez más cercana tumba de una Europa moribunda, sentencia que nos recordaba también hace unos días Martín Wolf: "Ellos crean un desierto, y lo llaman austeridad".

Es evidente, por ello, que la actualización y materialización efectiva del artículo 31 de la Constitución, no puede hacerse solamente desde la débil posición del Estado-nación. Ha de venir acompañada, y con intensidad, por una Unión Europea más social y democrática que utilice su privilegiada situación supranacional para someter al suave yugo de la justicia tributaria al mundo financiero. Hemos de exigir, pues estamos en nuestro legítimo derecho, que los principios tributarios que nuestra Constitución establece se cumplan en su adaptación y concreción legislativa, que se creen nuevas figuras tributarias que equilibren la balanza y redunden en una mayor redistribución de la renta. La implementación del ITF a nivel europeo, la elevación de los tipos impositivos a las instituciones de inversión colectiva o una mayor imposición y progresividad a lo beneficios derivados del capital (las eufemísticas rentas del ahorro), son algunas de las medidas que harían efectivos unos principios olvidados por la desidia y el pensamiento económico dominante.

No es cuestión de ideologías. Es cuestión de cumplir lo que la Constitución nos manda. A todos.

RAJOY: DICEN QUE NO DIJO NADA

(Nueva Tribuna, 20/12/2011)


Dicen que no dijo nada, qué durante la sesión de investitudara no sé mojó, que no se sabía si subía o si bajaba, que fue moderado, ambiguo y calculador. No sé por qué razón, a este hombre que obstruyó todo lo que de bueno se intentó construir durante los mandatos de Zapatero, la prensa oficialista lo quiere convertir en un perfecto demócrata y en un equilibrado político, incluso en un émulo de Emilio Castelar. Y es que debemos vivir en planetas diferentes.

Mariano Rajoy leyó un discurso que le habían escrito con suma delicadeza Pedro Arriola o alguno de los miembros de la FAES, quién sabe si su ministrable Fidalgo. Pero pese a querer ocultar el detalle de los recortes y las contrarreformas –llamemos a cada cosa por su nombre-, es evidente que no lo consiguieron. En primer lugar, el hombre aparentemente indefinido que es Rajoy, hizo un discurso de marcado carácter nacionalista castellano, ignorando que España es un Estado plurinacional que en absoluto se identifica con Castilla ni con el brazo incorrupto de Teresa de Ávila. Dentro de la línea recta inmodificable del reaccionarismo castellano, este señor de Compostela volvió a confundir al Estado español con la visión que de él tenían los que nos obligaban a levantar el brazo, pero allá él y los suyos, los excluyentes de cualquier tipo no tienen futuro, están abocados al más absoluto de los fracasos.

Pero con ser esto grave, el futuro Presidente del Gobierno, dejó caer una propuesta –muy meditada en el seno de su partido y de la banca- que supone la más grave amenaza que se ha hecho en los últimos tiempos contra los derechos sociales de los españoles: Tener en cuenta toda la vida laboral para determinar el monto de la pensión que recibirá el trabajador. Puede que eso pasara desapercibido, pero la medida es de tal gravedad que, si no se impide del modo que sea, su puesta en práctica, supondrá inevitablemente la conversión del sistema público de pensiones en un sistema de beneficencia puesto que calcular la pensión considerando 35 o 40 años de vida laboral, no dará más que para comprar “unos chuches”. Y no es una casualidad ni algo que se le escapara por entre la comisura de los labios, es algo, como hemos dicho, meditado por su partido, la CEOE y la banca, una fórmula para inventar una nueva burbuja que saque a los bancos de la situación de quiebra técnica y real en que se encuentran desde su irresponsable inmersión en el ladrillo. Desde la Tribuna presidencial, Rajoy invitó a los futuros pensionistas a que vayan abriéndose un plan de pensiones en el banco más próximo, a que confíen en la banca que nos llevó a la ruina, a que traspasen los fondos del sistema público de pensiones al sistema financiero, lo que, en nuestra opinión, no es más que un atentado contra los derechos ciudadanos más esenciales, contra el derecho a una vejez digna y contra todos los servicios públicos, a quién Rajoy parece responsabilizar de una crisis en cuya gestación y digestión nada, absolutamente nada tuvieron que ver. Quedó muy diáfano para cualquier persona normal que el objetivo en materia de pensiones del discípulo de Fraga y Aznar, no es otro que copiar el desastroso modelo de pensiones norteamericano, que consiste, ni más ni menos, en que tendrá pensión digna sólo y exclusivamente aquél que pueda pagársela, para los demás, limosnas y rastrillos navideños, que la vida es un valle de lágrimas y a ti te encontré en la calle.

Y dijo más, no sé quedó ahí, que ya habría sido suficiente para una movilización general de la sociedad ante la supresión de su futuro. Fue más lejos. Anunció, entredientes, la disminución de la ESO y el alargamiento del bachiller a tres años. En absoluto vemos mal que se alargue el bachiller a tres años, y si se hace a cuatro, mejor todavía, pero como ya expresó su partido en las negociación de la reforma educativa con el exministro Ángel Gabilondo, se trata de quitar un año a la ESO para añadírselo al bachiller, es decir sacar del sistema educativo a los quince años a aquellos chavales que tengan dificultades o, por uno u otro motivo rocen la exclusión. Vamos limpiar la escuela, el instituto y la universidad de personas que no sean excelsas o no tengan pedigrí, que para los excluidos se creará una camino alternativo que llevará a una vía muerta, a los minitrabajos o a los contratos de aprendizaje eternos, es decir, a la esclavitud. No hay nada nuevo sobre el mar, se trata del arriba y debajo de toda la vida. Por otra parte, anunciar una reforma de ese tipo del sistema educativo, despidiendo a profesores, convirtiendo a los que queden en una especie de cuerpo parapolicial y disminuyendo los presupuestos educativos, no es otra cosa que invitar, una vez más, a los ciudadanos a llevar a sus hijos a los centros clericales concertados o privados, para los que, tal como se hace en Catalunya, Madrid o Valencia, siempre habrá buenas subvenciones y desgravaciones fiscales. Se trata, en conclusión, de adoptar para todo el Estado el modelo impuesto en la Comunidad de Madrid por Esperanza Aguirre, una persona desde siempre interesada en elevar el nivel cultural y educativo de los españoles como Cayetano Martínez de Irujo, aunque en este caso ni con todo el sistema educativo finlandés, el más humano y eficaz del mundo, a su disposición se le habría sacado punta. Caso perdido, desahuciado.

Por último, ese soniquete reiterativo en torno al adelgazamiento de las administraciones, a la responsabilidad del gasto público en la crisis, a la culpabilidad de los funcionarios gandules –recordemos que España es junto a Portugal y Grecia el país con menos funcionarios de la UE y que su sueldo medio es de 1200 euros- va en la misma dirección: Reducción de plantillas, rabaja de sus emonumentos y derechos, precarización del trabajo en la Administración –lo que sin duda aumentará la inseguridad jurídica de los ciudadanos: un funcionario mal pagado, vilipendiado y en precario, no es buena cosa- y externalización de servicios, que quiere decir que muchas de las tareas que desempeña la función pública, pasarán a ser realizadas por empresas de amiguetes movidos sólo y exclusivamente por el afán de lucro.

Ahora sí, Rajoy no dijo una palabra sobre la desaparición de ETA, como si ese final tan deseado hubiese sido cosa de magia o de su contubernio con la AVT en las manifestaciones de las calles de Madrid. Nada tampoco de la corrupción que asola a comunidades como la balear o la valenciana, en las que sus hombres lograron a base de chanchullos cargarse cajas de ahorros que antes tenían una solvencia de primera clase y emporcar la vida pública y privada hasta hacerla irrespirable.

En fín, como pueden ver ustedes, Mariano Rajoy no dijo nada en el debate de investidura. Desde luego podía haber sido peor, además de todo eso y de la revisión de los convenios colectivos para hacerlos inútiles, pudo haber desvelado el final de la última película de Tom Cruise, lo que nos habría dejado rotos para la eternidad, esa que tanto quieren que amemos porque en ella encontraremos la paz de los justos.