'OCUPA WALL STREET' E INDIGNADOS EXIGEN ¡DEMOCRACIA REAL YA!

(laRepublica.es, 27/01/2012)

Los movimientos sociales Ocupa Wall Street de Estados Unidos, y Los Indignados de España exigieron este viernes, en el Foro Social Mundial Temático que se realiza en la ciudad brasileña de Porto Alegre (este), "¡Democracia  real Ya!".  Esta petición fue respaldada por otras organizaciones como Primavera Árabe y el movimiento estudiantil chileno que también participan en el encuentro que se inició este martes.

"Hemos visto una ola de indignación en Europa que llegó al corazón de la bestia en Wall Street", expresó una de las dirigentes de Los Indignados,  Ester Vivas.

Añadió que "un elemento común es el cuestionamiento al actual modelo de democracia, que no tiene en cuenta las necesidades colectivas de la mayor parte de la población, supeditada a los intereses de la élite política y económica que son el uno por ciento, y que por tanto no nos representa".

Por su parte, el representante del movimiento estudiantil chileno,  Francisco Figueroa, expresó que "el sistema político se volvió incapaz de responder a las demandas sociales y nosotros nos cansamos de estar desilusionados".

La activista del movimiento Ocupa Wall Street,  Nelini Stamp, consideró que su agrupación sintió "por primera vez que tenían una voz" cuando realizaban las protestas en Nueva York.

Las élites políticas y económicas "son el uno por ciento dominando el mundo y nosotros somos el uno por ciento queriendo cambiarlo ¿Donde está el 98 por ciento? Hay muchos que están contentos porque cada vez se ofrecen más productos de consumo, pero hay muchos preocupados e insatisfechos. El desafío del Foro Social Mundial es hablar con ellos", añadió Chico Whitaker, uno de los fundadores del foro.

Los participantes en el Foro Social Mundial, que inició el pasado martes y culminará el próximo domingo,  han abordado temas como la crisis, el capitalismo, la justicia social y el ambiente.

Los organizadores esperan que unas 30 mil personas asistan a las mil actividades previstas en el encuentro que se desarrolla en cuatro ciudades del estado brasileño de Río Grande do Sul.

EL NAUFRAGIO DE LA IZQUIERDA

(Cristianisme i justícia, 28/01/2012)

Este Cuaderno intenta explicar las razones de una crisis tan profunda como la que vive la izquierda en nuestro país, a partir de la tesis que se ha abandonado una identidad de izquierda económica basada en la justicia y la igualdad, sustituyéndola por identidades sucedáneas de carácter exclusivamente cultural. A partir de este análisis, el autor señala algunas posibilidades de salida a esta crisis.

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YA SOMOS 200

Efectivamente, esta es la entrada del blog número 200. Hace exactamente dos meses nos felicitábamos por las 100 primeras... y ya las hemos doblado. Mucho "ha caído" desde entonces... y lo que nos quedará.

Para celebrarlo os ofrezco en la siguiente entrada el último folleto que ha caído en mis manos, y que considero de gran utilidad para recuperar la identidad de la izquierda, una de las causas de la crisis económica, política y social que atravesamos.

¡Enhorabuena y mucho ánimo!

RENTA BÁSICA DE CIUDADANÍA: UNA IDEA NO TAN DESCABELLADA

(Carnet de paro, 27/01/2012)


José Antonio Pérez – ATTAC Madrid

Primero, sorprendió a sus votantes adoptando una subida de impuestos contraria a lo que defienden los propagandistas de la fe neoliberal. Luego, en una fugaz aparición en tierras galas, el desaparecido jefe del gobierno del Partido Popular, Mariano Rajoy, anunció que apoyará la tasa sobre las transacciones financieras. Todo esto ha hecho crecer, en el seno de los núcleos duros del neoconservadurismo, el temor a que en su desbocada carrera hacia el abismo izquierdista, el PePe abrace también la causa de la Renta Básica de Ciudadanía. Una propuesta que, asómbrense, no le parecía descabellada al propio Friedrich Hayek.

El Gobierno del Partido Popular ha sorprendido a propios y extraños con las medidas tributarias adoptadas hasta el momento. El PP ganó las elecciones generales del pasado 20-N presentándose con un programa que apostaba, en todo caso, por bajar impuestos. Sin embargo, la política tributaria emprendida por el Ejecutivo que preside Mariano Rajoy, aparte de fastidiar a todos aquellos cuyos ingresos provienen del trabajo, ha incendiado a los guardianes del frasco de las esencias neoliberales. En estos círculos se ha criticado ferozmente la subida de impuestos, afirmando que guarda sorprendentes similitudes con algunas de las propuestas lanzadas por Izquierda Unida (IU).

Para colmo de males, Mariano Rajoy, ha anunciado que apoyará la tasa sobre las transacciones financieras que defiende su homólogo Sarkozy. Una versión de la llamada tasa Tobin, ideada por el economista James Tobin en los años setenta, y que fue el eje inicial de la plataforma fundacional de ATTAC (Asociación por una Tasa sobre las Transacciones especulativas para Ayuda a los Ciudadanos).

Para los medios deformativos que integran la Brunete mediática —en acertada definición del periodista Miguel Aguilar— esta tasa es una boutade de extrema izquierda. Calificación que, a quien escribe estas líneas le hace partirse de la risa, toda vez que, por haber tenido la satisfacción y, sobre todo, el intenso trabajo de participar en los momentos fundacionales del movimiento ATTAC en España, conoce bien el percal, o mejor dicho, el perfil sociopolítico de la mayoría de sus afiliados.

Ante la eventualidad de que, en su alocada carrera hacia el abismo izquierdista, el Partido Popular pudiera abrazar ahora la noble idea de garantizar un ingreso mínimo a todo el mundo, recordaré a continuación, algunos datos que demuestran que la idea en sí misma no es, ni descabellada ni izquierdista. Aunque no faltan quienes piensan que su puesta en práctica supondría una auténtica revolución social, al remover las bases que perpetúan la desigualdad en nuestra sociedad.

La propuesta de lo que, para entendernos, se denomina Renta Básica de Ciudadanía, y cuyos ejes principales he descrito en anteriores artículos, ha ido cristalizando a través de las aportaciones de pensadores de distintas nacionalidades y épocas. Dejaré ahora el antecedente histórico que suponen las respectivas figuras de Thomas Paine y de Charles Fourier, para centrarme en lo que han dicho destacados autores del mundo contemporáneo. Sin pretender ser exhaustiva, la que sigue es una relación de las propuestas más notorias clasificadas por orden cronológico de aparición en escena.
  • 1889: En una conferencia pronunciada en Ginebra, el fundador de la escuela solidaria, León Bourgeois, (1851-1925), premio Nobel de la Paz en 1920, justifica la creación de un salario mínimo existencial en la necesidad de corregir la injusticia de un sistema social que a unos les facilita ventajas —que se encuentran sin haberlas pedido— y a otros el peso de unos perjuicios de los que tampoco son responsables.
  • 1890: Durante esta década surgen en los Estados Unidos de América del Norte movimientos populistas y progresistas. Dentro de esta corriente, los escritores Henry George y Edward Bellamy publicaron sendos libros que se convirtieron en bestsellers de la época, alcanzando ventas millonarias. Ambos reivindicaron que se garantizase a cada persona una seguridad económica mínima.
  • 1918: El filósofo, matemático y escritor Bertrand Russell (1872-1970), en Los caminos de la libertad, un libro que acabó de escribir en abril de 1918, pocos días antes de ser encarcelado por su activismo pacifista, defendió un ingreso garantizado. Reflexionando sobre las respectivas ventajas e inconvenientes que ofrecían el socialismo y el anarquismo frente al capitalismo, al plantearse el problema práctico de los sistemas productivos afirma: "El plan que nosotros predicamos consiste esencialmente en esto: que un cierto pequeño ingreso, suficiente para las necesidades, sea asegurado a todo el mundo, trabaje o no, y que un ingreso mayor, tan elevado como la cantidad total de artículos de consumo permitiera repartir, fuera dado a aquellos que se ocupasen en algún trabajo que estuviese reconocido por la comunidad".
  • 1920: Clifford Hugh (Mayor) Douglas (1879-1952) un brillante ingeniero escocés, propuso el Social Credit, o Dividendo Nacional. Douglas fue nombrado superintendente de la factoría de la Royal Air Force en Farnborough, durante la I Guerra Mundial. A partir de la experiencia adquirida en materia de producción desde este cargo, el Mayor Douglas concibió el Social Credit como una solución al desempleo. Variantes de esta idea fueron consideradas en los debates económicos y de política social del período de entreguerras, siendo defendidas por destacados economistas relacionados con John Maynard Keynes. El concepto inspiró el Canadian Social Credit Movement y la New Zealand's Social Credit Political League.
  • 1930: Otra modalidad de dividendo social fue promovida por el economista y político polaco Oskar Ryszard Lange (1904-1965). Embajador en Washington y delegado de Polonia ante las Naciones Unidas, enfocó su labor teórica a la aplicación de los conceptos e instrumentos de la economía convencional a la economía marxista con un interés especial en la resolución de los problemas que planteaba la planificación socialista. Desarrolló un modelo teórico de "socialismo de mercado" basado en una planificación descentralizada. Lange promovió la idea del dividendo social como una distribución directa entre los ciudadanos de los beneficios obtenidos por las empresas estatales gestionadas por el socialismo. En su propuesta original, el dividendo debería ser proporcional a los ingresos de la persona. También el profesor James Meade defendió una forma de dividendo social o nacional.
  • 1932: En plena depresión económica, con unos dramáticos niveles de desempleo, Jacques Duboin (1878-1976), un antiguo banquero francés, publica El gran relevo de los hombres por la máquina. Un libro en el que expone las bases de un ambicioso programa económico, defendiendo la creación de un ingreso igual para todos, la reducción masiva del tiempo de trabajo y la instauración de una "moneda de consumo" que hiciera imposible su acumulación. Para Duboin, "el derecho a los productos y a los servicios depende únicamente del hecho de pertenecer a la raza humana".
  • 1942: Entra en vigor en el Reino Unido el Plan Beveridge, que sienta las bases del sistema británico de protección social y sus estrategias de intervención. Este plan partía de la premisa de que el sistema productivo sería capaz de suministrar pleno empleo al conjunto de la población. De forma paralela, la economista independiente Lady Juliet Rhys-Williams propugnó un "dividendo social alternativo al plan Beveridge". Este dividendo social sería pagado a cada hombre, mujer y niño del país, evitando la discriminatoria naturaleza del plan Beveridge. Lady Juliet Rhys-Williams argumentó que esa sería la única vía para prevenir la pobreza sin menoscabo del esfuerzo personal o la dignidad de las mujeres. Esta propuesta habría dotado a las mujeres con un ingreso independiente, con lo que las amas de casa hubieran tenido un ingreso adicional al de su esposo.
  • 1944: Friedrich A. Hayek (1899-1992), Nobel de Economía en 1974, publica The Road to Serfdom (Camino de servidumbre), obra de obligada referencia para los entusiastas del neoliberalismo, en la que realiza una durísima crítica contra todo tipo de planificación económica, que en su opinión significa el fin de la libertad individual. Sin embargo, Hayek, que no sucumbe a la ingenuidad de identificar libertad económica con libertad efectiva, piensa que una sociedad que ha alcanzado un elevado nivel de riqueza, puede perfectamente ofrecer la garantía de un sustento mínimo para todos. Sin que ello ponga en peligro la libertad general. En sus propias palabras:
"Igual que la espuria "libertad económica", y con más justicia, la seguridad económica se presenta a menudo como una indispensable condición de la libertad efectiva. Eso es, en un sentido, tan cierto como importante. [...] Será bueno contraponer desde un principio las dos clases de seguridad: la limitada, que pueden alcanzar todos y que, por consiguiente, no es un privilegio sino un legítimo objeto de deseo, y la seguridad absoluta, que en una sociedad libre no pueden lograr todos, y que no debe concederse como un privilegio —excepto en unos cuantos casos especiales, como el de la judicatura, donde una independencia completa es de extraordinaria importancia—. Estas dos clases de seguridad son: la primera, la seguridad contra una privación material grave, la certidumbre de un determinado sustento mínimo para todos, y la segunda, la seguridad de un determinado nivel de vida o de la posición que una persona o grupo disfruta en comparación con otros. O, dicho brevemente, la seguridad de un ingreso mínimo y la seguridad de aquel ingreso concreto que se supone merecido por una persona. [...] No hay motivo para que una sociedad que ha alcanzado un nivel general de riqueza como el de la nuestra, no pueda garantizar a todos esa primera clase de seguridad sin poner en peligro la libertad general".
  • 1948: Norbert Wiener (1894-1964), matemático estadounidense considerado 'padre' de la Cibernética, publica Cybernetics or Control and Communication in the Animal and the Machine, obra en la que expone los fundamentos de las nuevas ciencias del control. Consciente de las consecuencias sociales que plantearía el desarrollo de las aplicaciones tecnológicas derivadas de la automatización, Wiener intentó advertir a gobernantes y sindicalistas sobre el conflicto entre tecnología y empleo que se avecinaba, sugiriendo la idea de compensar a los ciudadanos con algún tipo de ingreso garantizado.
  • 1955: El psicólogo social Erich Fromm sostiene que muchos males de las sociedades comunistas y capitalistas actuales desaparecerían con la introducción de un ingreso anual garantizado. "La esencia de esta idea —dice Fromm— es que todas las personas, trabajen o no, deben tener el derecho incondicional de no morir de hambre ni carecer de techo. Recibirán sólo lo que necesitan básicamente para mantenerse, pero no recibirán menos. Este derecho expresa un nuevo concepto en la actualidad, aunque es una norma muy antigua, proclamada por el cristianismo y practicada por muchas tribus 'primitivas': los seres humanos tienen el derecho incondicional de vivir, sin importar si cumplen su 'deber para con la sociedad'. Otorgamos este derecho a nuestros animales favoritos, pero no a nuestros semejantes".
  • 1960: En esta década, Milton Friedman, James Tobin, Paul Samuelson, John Kenneth Galbraith y otros notables economistas, publicaron informes técnicos en torno al denominado "impuesto negativo sobre la renta". Un mecanismo a través del cual la tarifa del impuesto sobre la renta se reduce hasta llegar a anularse cuando se aplica a las categorías de ingresos más reducidos. A partir del momento en que la tarifa es cero, se convierte en una renta conforme los ingresos van disminuyendo. En otras palabras, se define la renta mínima que necesita un individuo para satisfacer sus necesidades esenciales. Quienes obtienen ingresos por encima de ese mínimo vital pagan impuestos, y quienes no alcanzan ese mínimo reciben del Erario público una renta por el diferencial hasta igualar el mínimo vital. A instancias de algunos asesores, el presidente Richard Nixon presentó un plan de impuesto negativo que resultó aprobado en la Cámara de Representantes por dos tercios de los votos, aunque fue descalificado por la Comisión de Finanzas del Senado.
  • 1963: Un grupo de distinguidos científicos, economistas y académicos encabezados por J. Robert Oppenheimer, director del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Princeton, publicó en The New York Times una carta abierta al presidente de la nación en la que advertían de los riesgos sociales derivados de la automatización. El grupo, que adoptó el nombre de Ad Hoc Committee on the Triple Revolution (cibernética, armamentística y derechos humanos), defendió con firmeza la idea de garantizar que cada ciudadano pudiera disponer de "unos adecuados ingresos como derecho inalienable".
  • 1966: Influido por las preocupaciones de Wiener y del Ad Hoc Committee, el economista Robert Theobald formuló una propuesta concreta de ingreso garantizado. Theobald argumentaba que, ante el desempleo producido por la tecnología, los seres humanos necesitarían un ingreso para poder subsistir, al tiempo que el funcionamiento de la propia economía precisaría distribuir una renta que permitiera la adquisición de los bienes producidos. Theobald propone la institución de una renta garantizada que debería percibir mensualmente cada ciudadano por el mero hecho de nacer. La cuantía de esa renta vendría fijada en función de la renta per cápita del país. La prestación se extendería a todo el mundo, sin perjuicio de que trabajase o no, siendo libre cada ciudadano para decidir si desea obtener otros ingresos ejerciendo un trabajo adicional. La contrapartida a esta pensión vitalicia se encontraría en la institución de un servicio social en el que cada uno de los perceptores estaría obligado a prestar un cierto número de horas de trabajo a la comunidad. Según Theobald:
El ingreso garantizado representa la posibilidad de poner en práctica la creencia filosófica fundamental que se ha repetido constantemente en la historia del hombre, según la cual cada individuo tiene un derecho sobre una participación mínima en la producción de la sociedad. La falta perenne de casi todas las necesidades en la vida impedían la aplicación de sus creencias hasta años recientes: la llegada de una abundancia relativa en los países ricos da al hombre el poder para llegar a las metas que permitan garantizar un nivel mínimo de vida para todos.
  • 1967: El interés suscitado por la idea del ingreso garantizado movió al presidente Lyndon B. Johnson a crear la National Commision on Guaranted Incomes, integrada por líderes de empresa, representantes sindicales y expertos de otros ámbitos. Al cabo de dos años de conversaciones y estudios, la comisión emitió un informe apoyando la idea del ingreso anual garantizado. Entre otras conclusiones, el informe establecía que "el desempleo o subempleo entre los pobres se debe, a menudo, a fuerzas que no pueden ser controladas por ellos mismos. Para muchos de los pobres, el deseo de trabajar puede ser intenso pero las oportunidades de realizarlo no lo son. Incluso si se mejorasen los actuales programas de asistencia pública y de bienestar, éstos serían incapaces de garantizar que todos los americanos recibiesen un ingreso adecuado. Por ello hemos recomendado la adopción de un nuevo programa de ingresos para poder suplir las necesidades de todos los americanos".
  • 1972: Durante la campaña hacia la presidencia de los Estados Unidos, el senador George McGovern, aconsejado por James Tobin, incorporó a su programa electoral el Demogrant, una variante del impuesto negativo sin demostración de recursos (means test) próximo a la idea del ingreso garantizado.
  • 1972: La idea del Ingreso Universal Garantizado llamó la atención del Gobierno conservador de Edward Heath en Gran Bretaña. Se manejó el esquema del crédito fiscal (tax credit). Los subsidios personales serían reemplazados por créditos fiscales que podrían ser hechos efectivos en metálico en ciertas circunstancias cuando excedieran las obligaciones fiscales del perceptor. Esto equivaldría a una Renta Básica para un considerable porcentaje de población. La idea quedó desechada ya que Heath no fue reelegido para continuar en el gobierno.

GOLDMAN SACHS GOBIERNA ESPAÑA

(ATTAC España,  27/01/2012)


Marcos Roitman Rosenmann – Consejo Científico de ATTAC España

A poco de andar el siglo XXI, las pistas son esclarecedoras. Ya nadie se llama a engaño. La crisis ha sido una buena excusa para desarticular el pobre Estado de bienestar que acompañó el llamado milagro español, que –todo hay que decirlo–, era más paternalista que afincado en políticas keynesianas de redistribución de la renta y pleno empleo. Su origen lo encontramos en los gobiernos tecnócratas, conocidos popularmente como gobiernos del Opus Dei. Fue el momento de la modernización del franquismo. No será la vieja guardia franquista quien se siente en los consejos de ministros a partir de fines de los cincuenta del siglo XX. La nueva camada del franquismo muta hasta hacer imperceptible la ideología fascista que la precedía. Muchos de sus cachorros no compartían sus aspectos más repulsivos, la tortura y represión. Con un discurso ambiguo, a la muerte del dictador, 1975, son quienes dan vida a reforma política. Ya nada se les resistía. Franquistas de corazón, crearon una realidad ficticia para impedir la ruptura democrática. Su estrategia fue señalar la existencia de un búnker político donde se agazapaba el franquismo y cuyo poder radicaba en el control sobre las fuerzas armadas creadas por la dictadura fascista. Identificado el enemigo, el resto eran aliados y compañeros de viaje en la transición. Lo inteligente, para evitar un golpe de Estado, era aislar a la oligarquía política y apoyar a la burguesía reformista. Cualquier otra opción estaba fuera de lugar.

El capital financiero e industrial brindó su apoyo y financió la aventura política, en esa época agrupados en la Trilateral. Así surge el periódico El País, dirigido por Juan Luis Cebrián, franquista pragmático de última generación. Los gobiernos de Adolfo Suárez contaron con sus parabienes. Cuando ganó el PSOE, en octubre de 1982 –recuérdese, tras el golpe de Estado apoyado desde la Casa Real, conocido como la operación De Gaulle–, se ratificaron los acuerdos con el Vaticano, se renunció a la reforma agraria, tanto como a una restructuración del sistema universitario y educacional, cuestión que sigue pendiente en pleno siglo XXI y, lo más destacado, se dio el visto bueno a la OTAN y la CEE.

El mito de la derecha golpista y el búnker había cumplido su objetivo y podía ser desechado. Tras la caída de Adolfo Suárez se disolvió la Unión de Centro Democrático y se formó el Partido Popular, cuyo primer presidente, considerado hasta ese momento el más franquista de los franquistas vivos, Manuel Fraga Iribarne, se transformó en un político de centro derecha, padre de la Constitución y demócrata convencido. El nuevo partido, apellidado "popular", será la suma de socialcristianos, democristianos, liberales, conservadores, falangistas y franquistas. Su aparición busca atraer a las nuevas generaciones de la derecha española. Es el llamado peregrinaje al centro. Tras años en la oposición, el mal hacer de los últimos gobiernos de Felipe González y el PSOE, con los escándalos financieros, los GAL y la corrupción, facilitó su llegada al gobierno de la nación; corría el año 1996.

José María Aznar, político gris, se transformaría en el primer presidente de gobierno de la derecha posfranquista. Su llegada no alteró el itinerario diseñado por los grupos económicos y empresariales. Todo marchaba según lo previsto. Los cambios introducidos estaban a tono con los tiempos. Privatizaciones, desregulación y reforma del mercado laboral. La profundización de la receta neoliberal, impulsada en tiempos del PSOE, supuso un aumento de la conflictividad social y varias huelgas generales. Pero nada debutó la máquina. Haciendo oídos sordos, los políticos continuaron el itinerario marcado por el capital financiero, cuyo costo fue el recorte de derechos sociales, políticos y económicos de las clases trabajadoras.

Bajo la última etapa expansiva del capitalismo central, las reformas neoliberales se justificaron como necesarias para no perder el tren del progreso. Aznar se vanagloriaba de ser el alumno más listo de la clase, cumplía a rajatabla los designios del G-7, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Los empresarios, contentos, y la clase política obtenía matrículas de honor. Nadie se planteó quién era el profesor y cuál el plan de estudio. Aznar, alumno modelo, no formaba parte del claustro de profesores. Ni sus deseos de figurar y sentirse protagonista durante la segunda guerra del Golfo cambiaron su estatus; siguió siendo un alumno sumiso. Al final de su etapa, la burbuja financiera e inmobiliaria que sostenía la endeble economía española campaba a sus anchas. Crecía sin oposición alguna. La banca Sachs se frotaba las manos. Con la entrada de José Luis Rodríguez Zapatero, en 2004, las grandes empresas trasnacionales, clientes de Goldman Sachs, terminan por actuar bajo sus principios. En Estados Unidos Goldman Sachs ya gobernaba. La crisis la hizo más grande. En medio de la algarabía de las hipotecas basura y las primas de riesgo, pasaron a la ofensiva. Era el momento de invertir la relación entre poder económico y el político. Ahora serían ellos quienes asumieran directamente el poder formal. Sus asesores y empleados pasarían a ser secretarios de gobierno, ministros, diputados, etcétera. Los parlamentos se transforman en comparsas y bailan a ritmo de Telefónica, Repsol, Iberdrola, BBVA, Santander y su valedor Goldman Sachs. Nada más comenzar la recesión en España comenzaron a dar órdenes a un gobierno débil y sin personalidad. Las reformas laboral y de pensiones, junto al despido libre y el trabajo basura se imponen sin rechistar.

El triunfo del Partido Popular encumbra a un partido dependiente del Banco Central Europeo y la dupla Merkel, Sarkozy a Mariano Rajoy, otro alumno modélico, como inquilino de La Moncloa. Y para que no queden dudas de quién gobierna en España, nombrará a un asesor de Goldman Sachs como ministro de Economía. Y como señala el manual del banco, el ascenso de sus empleados "depende sólo de su capacidad del rendimiento y de la contribución al éxito de la empresa… No hay sitio entre nosotros para los que anteponen sus propios intereses a los de la firma… El lucro es importante para nuestro porvenir". Ya sabemos quién manda en España: Goldman Sachs, conocido bajo el apodo genérico de "los mercados".

Corren malos tiempos para la ética política.

‘PÚBLICO’ COMO SÍNTOMA

(VNavarro.org, 26/01/2012)

Vicenç Navarro
Este artículo señala la escasa diversidad ideológica de los mayores medios de comunicación en España y la falta de movilización de las izquierdas para desarrollar rotativos y otros medios alternativos
Uno de los mayores problemas que tiene la democracia española es la muy limitada diversidad ideológica existente en los mayores medios de información existentes en nuestro país. A lo largo de mi vida, he tenido que vivir en varios países: Suecia, Reino Unido y EEUU, además de España. En Suecia hay medios de información de todo signo. Y no hay temas tabúes. A la monarquía y al monarca, por ejemplo, se les critica constantemente en tales medios. Un tanto semejante ocurre en Reino Unido, donde la familia real (liderada por la reina) es sujeto de crítica continua. Y en EEUU, donde la diversidad ideológica en los medios es más limitada que en Reino Unido o Suecia, existen, sin embargo, cadenas de televisión de izquierdas, como Democracy Now! o MSNBC, entre otras. Y los medios, tanto los de derechas como los de izquierdas, no tienen ningún reparo en criticar duramente al presidente de EEUU. Estuve trabajando en la Casa Blanca (a propuesta de los sindicatos y del Rainbow Coalition –la izquierda dentro del Partido Demócrata–) durante la Administración Clinton, en el grupo de trabajo responsable de realizar la reforma sanitaria, y pude ver la cantidad de críticas durísimas que se hicieron (con razón) en los medios al presidente Clinton durante el famoso caso Lewinsky.

En España, sin embargo, hay una larga lista de tabúes, y la monarquía es uno de ellos. Sólo hace un par de años comenzaron tímidamente a aparecer críticas de personajes de la familia real, aunque la monarquía como institución continúa siendo un tabú. Los medios televisivos todavía hoy vetan las críticas a la monarquía, habiéndose dado recientemente varios casos de censuras de programas televisivos críticos con el sistema monárquico vetando voces a favor del sistema republicano.

Otro ejemplo de esta falta de diversidad en los medios de mayor difusión en España es la cobertura de la crisis actual y sus posibles soluciones. Durante mucho tiempo, la respuesta prácticamente unánime transmitida en los mayores medios de difusión frente a la crisis era que tenían que hacerse recortes de gasto público para reducir el déficit y salir así de la crisis. Ninguno (repito, ninguno) de los medios de mayor difusión del país apoyó editorialmente alternativas como aumentar los ingresos al Estado, implementando una muy necesaria reforma fiscal que permitiera el aumento del gasto público, estimulando el crecimiento económico. Sólo más tarde se comenzó a discutir esta posibilidad, cuando (como era predecible y como indicamos varios autores) se vio que tales políticas de “austeridad” llevaban y continúan llevando al desastre económico (sin excluir la posibilidad de llegar a una Gran Depresión). Y hoy, ningún medio de gran difusión ha facilitado o planteado un debate sobre la permanencia o salida de España del euro como posible salida de la crisis (Suecia, sin euro, es el país que está creciendo más en la UE-15). El silencio sobre estos temas es también ensordecedor.

Naturalmente que España no es una dictadura. Voces de izquierda aparecen y se permiten, pero siempre en situación muy minoritaria, casi marginal. Dentro de este panorama hay poquísimas excepciones. Y una de ellas es Público, al que, maliciosa y erróneamente se le ha presentado como “el diario del Gobierno de Zapatero”, cuando, en realidad, ha sido el rotativo que ha incluido más voces críticas a tal Gobierno desde la izquierda, y cuando el apoyo financiero desde instancias gubernamentales ha sido más bajo de lo que incluso le corresponde. Pero Público hoy está en peligro de desaparecer. Y, por desgracia, no es la primera vez que ello ocurre. La prensa de izquierdas no arranca en España, y ello a pesar de que todas las encuestas señalan que la mayoría de la población se ubica desde el centro izquierda a la izquierda. ¿Por qué no cuaja?

Y aquí también hay que hablar claro. Tenemos un problema en España con las izquierdas, puesto que su comportamiento contribuye a que no surjan rotativos de todas las izquierdas. Ni que decir tiene que las derechas tienen los medios financieros que las izquierdas no tienen. Y los anuncios que aguantan un rotativo escasean en medios que, por definición, son críticos de las estructuras de poder, incluyendo las económicas, financieras y comerciales. Pero, por muy poderosos que sean estos factores (y lo son), el hecho es que hay otros factores que también explican esta situación. Y entre ellos está la falta de movilización de las propias izquierdas, incluyendo partidos políticos, sindicatos y movimientos sociales que, a no ser que sean sus propios medios (convirtiéndose en sus portavoces), no se movilizan para crear una cultura y una prensa de todas las izquierdas. ¿Cómo puede ser que de más de diez millones de españoles que votan a partidos de izquierda, o de casi tres millones de sindicalistas, y de más de dos millones de asociaciones sociales progresistas, sólo 87.000 se suscriban a Público? ¿Cómo es que la mayoría de personas que votan y/o se consideran de izquierdas leen primordialmente prensa que no es de izquierdas? Hay una falta de movilización de las izquierdas (y de sus instrumentos) en promover la suscripción a Público, permitiendo un dominio casi absoluto de las derechas y de lo que se llama centro (que es derecha moderada) en los medios de mayor difusión de España.

Si cada lector que encuentra Público de interés y simpatiza con sus contenidos se suscribiera, tendríamos Público para años. Que esto no ocurra es un síntoma de un problema mayor que la posible pérdida de tal rotativo (que es en sí una enorme pérdida). Es un indicador más de esta falta de movilización de las izquierdas para crear foros de expresión de todas las izquierdas, como es, y esperemos que continúe siéndolo, Público por muchos años.

Artículo publicado por Vicenç Navarro en el diario PÚBLICO, 26 de enero de 2012

OTRA PERSPECTIVA

(Nueva Tribuna, 26/01/2012)

José Luís Martín Palacín

El sistema financiero no es en este momento un agente efectivo en la reactivación económica. Tampoco las medidas de austeridad y de restricción del déficit contribuirán por sí mismas a fomentar el crecimiento y el empleo. Por otra parte, la principal consecuencia de la crisis en nuestra sociedad ha sido la destrucción estructural de cerca de dos millones de puestos de trabajo, que nunca se recuperarán de modo espontáneo.

Estamos, pues, en una situación diabólica: sin crecimiento no se crea empleo, y no es fácil que arranque el crecimiento sin regenerar una actividad que levante un 8% de empleos, equivalentes a los estructuralmente destruidos. Quienes producen empleo son los emprendedores, pero no es sencillo que éstos -sin el inexistente apoyo financiero y con un consumo bajo mínimos- sean capaces de resucitar a una doceava parte de la población activa, inventando de la noche a la mañana nuevos sectores de actividad. Además, la cultura empresarial de nuestro país -al menos la oficial- deja mucho que desear. Las demandas permanentes de la CEOE insisten en el manido tópico de una reforma laboral que pivote sobre un "contrato flexible" pensado más para abaratar el despido que para incentivar la contratación. Y lo malo es que esa orientación la avalan las torpes y contradictorias recomendaciones del Banco Mundial.

Las recetas de Europa no nos harán salir del estancamiento. Y, lo que es peor: asistimos a un peligroso "dontancredismo" que otea impávido el horizonte a dos años con la perspectiva de recesión, sin que nadie se remueva poniéndose a discurrir políticas activas que acometan el análisis de nuestra realidad, para ver a partir de qué parámetros hemos de recobrar la iniciativa.

Ahí es donde ha de intervenir el sector público. De un lado, no paralizando sin más la inversión, como se viene haciendo en los últimos dos años; sino estableciendo un plan coherente de inversiones que no supongan un despilfarro estúpido, sino que contribuyan al desarrollo futuro. Inversión no con el único objetivo inmediato de crear empleo –que también lo creará- sino de establecer bases para el desarrollo. De otro lado, contribuyendo al análisis de nuestros recursos y habilidades, para tratar de establecer nuevas actividades e iniciativas productivas. E investigando y trabajando con el objetivo de abrir nuevos mercados para nuestra producción. Y estableciendo mecanismos de innovación que mejoren la formación de empresarios y trabajadores y que optimicen la productividad, con el fin de hacer nuestra economía más competitiva.

Con estas tres últimas iniciativas, además de crear una estructura para el futuro, se puede acometer un problema que todo el mundo señala pero que nadie aborda con decisión: el del paro juvenil. Hay en el paro más de 300.000 jóvenes titulados, a los que se ha llegado a sugerir que podrían irse como mileuristas a Alemania. Y, a la vez, se recortan los presupuestos destinados a I+D. ¿Por qué no se realiza un inventario de los proyectos de desarrollo que tienen en cartera nuestras universidades, para seleccionar aquellos que pueden llegar a impulsar iniciativas emprendedoras en nuevos sectores que vengan a reemplazar a los que destruyeron empleo? Ahí habría no solamente un terreno para impulsar nuestro futuro económico, sino para emplear a un buen número de esos jóvenes titulados para que se incorporen a esos proyectos de desarrollo.

Lo mismo se puede hacer en el terreno del comercio internacional. Una selección de los jóvenes que tengan formación en ese campo, para que trabajen con nuestras empresas en la tarea de abrir mercados, especialmente en los países emergentes, en los que el crecimiento mantiene cotas superiores a las europeas. O una formación específica para quienes no posean esos estudios. ¿Podríamos imaginar los logros de una estructura bien organizada de personal formado trabajando en la venta de proyectos y productos? Algo parecido podría acometerse en el terreno de la innovación, colaborando para mejorar los métodos y procesos de nuestras empresas, de cara a lograr una mayor productividad y competitividad.

Se trata de convertir el problema mismo en solución, acometiendo una reforma de nuestros mecanismos de funcionamiento y tomando la iniciativa. Me dirán que para eso hacen falta fondos, de los que estamos escasos. Y respondo con un pequeño cálculo: En 2011 hemos debido asumir un déficit superior en dos puntos al previsto. Si el exceso asumido fuera de 2,2 puntos de porcentaje, esas dos décimas supondrían algo más de 2.000 millones de euros, que destinados a este tipo de iniciativas de reactivación, redundarían en un indudable beneficio social de presente y económico de futuro: cerca de 80.000 puestos de trabajo a un año, más los rendimientos derivados de su producción. Sin contar, por ejemplo, con que una parte de los fondos prestados a cajas de ahorro se hubieran destinado a políticas activas semejantes.

Todo menos la pasividad de ver cómo Europa se consume, y nos consume, en reducciones y recortes, que solo producen efectos devastadores en la economía, y el desánimo generalizado en la sociedad.

RUBALCABA Y CHACÓN: NADA NUEVO PARA LA IZQUIERDA

(Nueva Tribuna, 26/01/2012)

Manel García Biel

Lo he dicho anteriormente por escrito y me ratifico: el PSOE es un partido irrecuperable para las posiciones de izquierdas. Y no me refiero a una izquierda radical sino simplemente a la que se corresponde con la clásica de la socialdemocracia. El PSOE ya hace mucho que abandonó ese camino, lo hizo con González, no lo recuperó con Zapatero y ahora ni Rubalcaba ni Chacón representan un intento de recuperar las posiciones socialdemócratas.

Ya hace mucho tiempo que el PSOE es un partido social-liberal, un partido de centro izquierda, no de izquierda. Un partido socialdemócrata no es un partido revolucionario sino que, como han dicho sus críticos, es un gestor honrado del sistema, que no discute, pero si que pretende una mejor redistribución de la riqueza en su interior, a través de una fiscalidad progresiva y un incremento del gasto social redistributivo. Y el PSOE desde los tiempos de González no hace una política de este tipo. La última vez que se hizo una política fiscal digna de ese nombre fue en tiempos de Josep Borrell.

Hoy dentro del PSOE difícilmente podemos oír posiciones socialdemócratas en sus dirigentes. Las últimas voces de este tipo han sido las del citado Borell o las de Cristina Narbona, pero no nos confundamos, pese a su vigencia son voces "outsiders" dentro del PSOE, o fuera del discurso interno las reflexiones de Jordi Sevilla.

El último intento, finalmente abortado, por resituar al PSOE en la vía socialdemócrata fue la protagonizada por Borrell que logró vencer a Almunia en las primarias para sustituir a González. Pese a su triunfo Borrell dimitió como candidato a raíz del caso de los responsables corruptos de Hacienda en Barcelona, pese a no estar implicado pero por un sentido de la responsabilidad política que le honra y que es en si mismo muy socialdemócrata.

Toda la supuesta renovación derivada de la elección de Zapatero, ya no tenía nada que ver con una visión socialdemócrata pese a su vocabulario supuestamente radical. Zapatero fue sin duda un dirigente que, debemos reconocer, profundizó y potenció las libertades ciudadanas en algunos ámbitos. Este es el caso de la legislación sobre el aborto o el matrimonio entre personas del mismo género. En otros casos, como el del laicismo del Estado, no avanzó, y cabe decir que mejoró económicamente la situación de la iglesia católica pese a los ataques de ésta por la legislación que afectaba a las costumbres de la sociedad.

Zapatero tuvo un discurso que cabe considerar avanzado, liberal, en cuestiones de libertades ciudadanas. Pero en cuestiones económicas y sociales su actuación, ni en sus mejores momentos, fue ni por asomo de izquierdas ni siquiera socialdemócrata. El mejor resumen es su famosa frase "bajar impuestos es de izquierdas". Todas sus medidas están faltas de una concepción mínimamente de izquierdas. El PSOE con Zapatero efectuó una política fiscal regresiva, continuadora de la del PP, y procíclica y económicamente equivocada al potenciar, entre otras, la burbuja inmobiliaria. Sus medidas de rebaja lineal de los 400 euros, o las ayudas lineales por nacimiento de hijos, demuestran su falta de sólida concepción redistributiva. No pueden efectuarse medidas de ese tipo sin vincularlas al nivel de renta del perceptor. Zapatero efectuó unas políticas populistas destinadas a favorecer nichos de posibles votantes y aprovechando la situación de euforia económica en su primer mandato.

Posteriormente cuando estalla la crisis, Zapatero se hunde en su falta de convicciones y se rinde a los mercados y a las políticas de derechas que le imponen Merkel y cía. El ajuste por el ajuste, sin ningún tipo de política de reactivación. El cargo del coste de la crisis sobre los sectores más desfavorecidos, pensionistas y asalariados, son el final de su tiempo político, durante el cual gusta rodearse de banqueros y grandes empresarios para demostrarles el talante con el que afronta la crisis, a la vez que de aleja y enfrenta a los sindicatos.

En fin el balance de toda esta etapa es el de un gobierno del PSOE que se definiría claramente como social-liberal, es decir conservador en políticas económicas y fiscales, mientras es liberal en políticas de convivencia.

Y ahora: ¿que podemos esperar del PSOE?
Del próximo Congreso del PSOE no cabe esperar ningún cambio en profundidad. Estamos viendo en sus vísperas que todo se reduce a una lucha de camarillas por el poder interno sin ningún discurso innovador en lo que respecta al terreno de las ideas. Lo más novedoso ha sido algún artículo, de los citados veteranos Borrell-Narbona, sobre renovación de las formas internas de organización o sobre la necesidad, de momento más utópica que real, de potenciar el PS Europeo como alternativa global. Y poca cosa más.

Parece que este Congreso esté centrado en solventar situaciones endogámicas dentro del partido pero que no parece ser sensible a las necesidades de la ciudadanía ni del electorado de izquierdas. Realmente no se ha podido oír ningún discurso político novedoso y todo se reduce a posiciones ya conocidas con ligeros matices diferenciados entre candidatos. En el fondo parece todo más propio de un ajuste de cuentas internos entre diversos clanes. Ajuste de cuentas más crudo cuando dada la situación del partido hay menos que repartir. Porque realmente ahí esta el quid de la cuestión. El PSOE es hoy un partido de aparato más que de militantes y la grave derrota ha creado la dura realidad de menos pesebre para contentar a todos los miembros del aparato. Algo de eso ya se ha visto en el entremés que ha sido el Congreso del PSC en Catalunya.

La lucha por el poder entre Rubalcaba y Chacón, es entre candidatos con políticas intercambiables en la mayoría de sus aspectos, y ambos prominentes responsables políticos y representantes de la época Zapatero. Ambos con fuertes derrotas electorales a sus espaldas, uno como candidato, la otra como cabeza de lista en Catalunya, superada por primera vez por CiU. Parece ser la contienda entre los antiguos y veteranos miembros del aparato en tiempos del felipismo, frente a los social-liberales continuadores del zapaterismo, por mucho que disimulen o renieguen. Rubalcaba es un buen y veterano político, con experiencia, conocimiento y buen discurso, pero responsable de la evolución del partido hasta el actual social-liberalismo, desde los tiempos de González hasta el fin de Zapatero. Chacón ha sido sin duda uno de los símbolos del zapaterismo y hasta ayer la mejor "hooligan" de Zapatero. Hace un discurso formal del que no se sabe que profundidad tiene y hasta la fecha no se le puede atribuir ninguna reflexión conceptual fuera de la apelación a una renovación sin objetivo definido.

Realmente el proceso hacia el Congreso ha sido bastante gris y en algunos casos hasta patético, con salidas de tono de gente como Bono reclamando que el candidato no debía tener empacho en gritar "Viva España". Con apelaciones centralistas anticatalanas en algunos casos o referencias a una renovación inconcreta, y poca cosa más de novedad. Parece que el famoso federalismo, que Zapatero defendió originalmente y después cayó en desuso, está hoy fuera del debate socialista, ya no hablemos de la recuperación real de cualquier discurso económico y social con contenido y profundidad socialdemócrata.

En definitiva ninguna buena noticia a la vista, por lo que hace a una perspectiva mínimamente de izquierdas ni tan sólo moderadamente socialdemócrata.

IT’S MATHS!

(Nueva Tribuna, 26/01/2012)

Francisco Javier Vivas

Por fin ha llegado la ansiada recesión, que al parecer nadie quería, pero hemos logrado provocarla con tesón y gran esfuerzo. El Banco de España confirma los malos augurios de las agencias extranjeras. Habrá que creérselos y hacer otras cuentas.

Al anticipo, hace unos días, del flamante ministro de Hacienda, Montoro, sobre la dificultad de mantener este año el déficit del 4,4% -irrenunciable objetivo, según Rajoy-, a la previsión de Standard & Poor's (S&P) de una caída del PIB en torno al 2% y al pronóstico del FMI sobre la negativa evolución de la Unión Europea, en particular la economía española, que entrará en recesión hasta 2013 y terminará el año con un déficit del 6%, se acaba de sumar el Banco de España anunciando una caída del 1,5% del PIB en 2012, que, entre otros efectos, producirá medio millón de parados más.

El panorama para los próximos años produce pavor, pero no sorpresa, pues hemos estado trabajando con denuedo para llegar a ese escenario, con lo cual el objetivo tenazmente perseguido desde mayo de 2010, se ha alcanzado.

Un popular refrán castellano nos asegura que el que la sigue, la consigue; otro dice que el que siembra vientos recoge tempestades y un tercero afirma que ciertos polvos producen inevitables lodos. De manera menos castiza Weber dejó dicho que la racionalidad instrumental residía en la concordancia entre los fines perseguidos y los medios aplicados para alcanzarlos, dejando de lado las consideraciones sobre los fines. Y eso hemos hecho.

Siguiendo las instrucciones de los expertos de la Unión Europea, que siguen a los expertos del gobierno alemán y del Banco Central Europeo, los expertos españoles han aplicado las instrucciones recibidas. Y con la intervención de tantos expertos hemos obtenido los resultados previstos, pero aún no basta. Los expertos, iluminados por la ensoñación pangermánica de doña Ángela Merkel, insisten en recetar la misma medicina a enfermos moribundos de tanto probarla, pues son varios los países en similar situación, como venía a indicar una rebaja en la calificación de la deuda a nueve países, entre ellos España, efectuada por S&P a mediados de este mes.

En la disyuntiva de salvar el euro como moneda fuerte frente al dólar, o salvar el Estado del bienestar, se opta por identificar Europa con el euro y se decide salvar la cotización de la moneda a costa de depreciar las condiciones de vida de la población más desfavorecida de la Unión Europea. Y desde Bruselas se piden nuevos sacrificios a las mismas clases sociales que vienen soportando la pérdida del empleo, la restricción del crédito, la pérdida de poder adquisitivo, la subida de impuestos, la depreciación salarial y de las pensiones, los recortes en asistencia social, en sanidad, en educación y la pérdida de bienes públicos a través de las privatizaciones. A los mismos que con igual velocidad pierden dinero y empleo, casa y ahorros, garantías y derechos, y ganan en rabia, desesperación y desconfianza.

No había otra alternativa, según Zapatero; nos lo imponen, según Rajoy; ambos tan obedientes y tan faltos de imaginación, o tan respetuosos con el desorden económico establecido. Pero se pueden hacer otras cosas, o por lo menos intentar hacerlas, para aumentar los ingresos del Estado. Y no hay que buscar muy lejos. Ahí está pendiente un impuesto sobre las transacciones financieras especulativas; la reforma del sistema financiero, pues el crédito sigue sin llegar a las empresas y los bancos conservan sus activos ficticios, enjugando pérdidas privadas con fondos públicos y especulando contra la deuda del Estado; y sigue pendiente un gravamen sobre las grandes fortunas y la persecución, con ganas, del fraude fiscal y la economía sumergida, y la erradicación de los paraísos fiscales y la abolición de los paraísos fiscales interiores, o la supresión de la financiación de la Iglesia católica, que es un dispendio innecesario. Y sigue estando pendiente que la justicia actúe con prontitud y ejemplaridad sobre defraudadores, corruptos, mangantes y, si es posible, sobre dilapidadores de dinero público. Todo eso ayudaría a sumar ingresos a la hora de hacer balance, porque hasta ahora, actuando sólo contra los mismos bolsillos, las cuentas no cuadran.

It's maths! Dice Obama a los suyos. It's maths, Mariano. Hay que regalar una calculadora a frau Angela Merkel, y que sea en euros, porque parece que sigue calculando en marcos.

SUPLEMENTO 'EUROPA'

(El País, 26/01/2012)


ViñetaEn los momentos de mayor turbulencia, cuando la crisis económica, la división y la confusión de los dirigentes han sometido al euro y al proyecto europeo a las mayores tensiones de su historia, seis periódicos líderes de los seis países más grandes de la Unión se unen en busca de respuestas. EL PAÍS, Le Monde, The Guardian, La Stampa, Gazeta Wyborcza y Süddeutsche Zeitung, periódicos líderes o en posiciones de máxima influencia en España, Francia, Reino Unido, Italia, Polonia y Alemania, que suman 1,9 millones de ejemplares diarios y más de 10 millones de lectores, arrancan hoy un proyecto periodístico para aunar fuerzas y poner a disposición de los lectores entrevistas, reportajes y análisis compartidos sobre el futuro de Europa. Los contenidos del primer número estarán disponibles hoy en la web de EL PAÍS. Y el suplemento se repartirá mañana gratuitamente con EL PAÍS.

Una entrevista con la canciller alemana, Angela Merkel, abrirá el primer suplemento Europa, en vísperas de su cita con el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, y a pocos días de la cumbre del próximo lunes, en la que los 27 deben tomar decisiones claves sobre el gobierno económico de la Unión, la austeridad y las políticas de crecimiento.


El expresidente Felipe González, el ex primer ministro británico Gordon Brown, el articulista de EL PAÍS José Ignacio Torreblanca, Anthony Giddens, Nicolas Berggruen y Nathan Gardels son algunos de los autores de este primer número. Los seis periódicos ofrecerán reportajes sobre proyectos que han ido bien gracias a la Unión, retratarán qué significa ser hoy joven y jubilado en sus países y debatirán sobre el euroescepticimo y los estereotipos que aún marcan a cada país. El célebre escritor griego Petros Márkaris viaja a Bruselas para relatar su particular estado de la unión.

LA CRISIS ES UNA ESTAFA Y UN CRIMEN ECONÓMICO CONTRA LA HUMANIDAD

(Punts de Vista, 26/01/2012)

En marzo del 2009 Shoshana Zuboff, profesora de Administración de Empresas en la Harvard Business School, publicó en el BusinessWeek un artículo que, a pesar de su importancia –o quizás por eso mismo— apenas ha tenido repercusión. Con el título "Delitos Económicos de Wall Street contra la humanidad" denunciaba la falta de regulaciones y control que había heho posible que determinadas empresas recibieran grandes ayudas y subsidios, a pesar de las consecuencias negativas que su actuación había tenido para millones de personas. La dureza del escrito se refuerza por el hecho de que Zuboff relaciona los estragos de la crisis que vivimos con lo que Hanna Arendt escribió para el The New Yorker sobre el criminal de guerra Adolf Eichmann cuando asistió a su juicio en Jerusalen. Arendt reflexionaba entonces sobre "la extraña interdependencia entre la irreflexión y el mal" que la llevó a acuñar su famosa fórmula sobre "la banalidad del mal". Arendt no vio en el criminal de guerra Eichmann a nadie "pervertido ni sádico", sino a un ser "terriblemente y aterradoramente normal".

Shoshana Zuboff deja bien claro que la crisis económica no es el Holocausto. Pero, dicho esto, sí piensa que este modelo económico en el que vivimos "produce el mismo tipo de alienación e inconsciencia, agravado por la supresión generalizada de los juicios morales. A medida que aprendemos más sobre el comportamiento de nuestras instituciones financieras, vemos que casi todo el mundo acepta un sistema duro e irresponsable que recompensa a sus "insiders" pero niega que tengan ninguna responsabilidad por las consecuencias de sus transacciones. Banqueros y especialistas financieros participan de un modelo empresarial que celebra lo que es bueno para los "insiders" mientras se deshumaniza y distancia de todas las demás personas: los "outsiders". 

La autora calificaba este comportamiento de "narcisismo institucionalizado" y lo concretaba en el desprecio por el "otro" que se demuestra en su última expresión al privar de casa a tantas familias mediante el mecanismo de hipotecas de alto riesgo, o el negocio de derivados por el que no hay que rendir cuentas a nadie (o la destrucción de un sistema público de salud con toda el atentado a la equidad que supone, podríamos añadir con argumentos fundamentados). Al igual que lo que sucede con las personas que se ven desatendidas por el sistema sanitario, la autora nos explica que el sufrimiento de una familia obligada a abandonar su casa o la de un jubilado expuesto a perder su pensión, parece (y es) invisible para los "insiders", y a efectos prácticos no existe. Y continúa: "El proceso a Eichmann envió el mensaje al mundo de que los individuos deben responder por los criterios que adoptan, a pesar de las circunstancias institucionales tóxicas." Lo que interesa destacar es que este mensaje no se limita a los horrores indescriptibles del asesinato en masa en tiempos de guerra, sino que "no se puede culpar al sistema por las cosas malas que cada uno ha hecho". Desde los días de Eichmann en Jerusalén, nuestra comprensión de los derechos humanos ha evolucionado para incluir los derechos económicos, sociales y culturales. La Declaración Universal de los Derechos Humanos adoptada por la ONU incluye "la promoción del progreso social y elevar el nivel de vida con mayor libertad".

Para consternación del mundo, miles de hombres y mujeres encargados de nuestro bienestar económico están fracasando sistemáticamente en cumplir con las nomas básicas de una conducta civilizada y no parecen capaces de discernir entre el bien y el mal. Y lo que es peor, parece que no existen instancias jurídicas capaces de hacerles responder por sus acciones. La seguridad de millones de personas en todo el mundo ha quedado amenazada o destruida por cómo los responsables políticos abordan las políticas que imponen bajo el shock de la crisis (releer a Susan George), y nadie que no sea "insider" (o lo que es lo mismo, una persona con grandes recursos económicos) parece estar a salvo.

De acuerdo con Shoshana Zuboff, la crisis económica ha demostrado de nuevo que la banalidad del mal se oculta dentro de un modelo económico ampliamente aceptado que puede pone a personas y pueblos en situación de precariedad y de riesgo. Se pregunta si no deberían las empresas rendir cuentas por su conducta, y por los derechos que conculcan, pero también si no deberían hacerlo las personas cuyas acciones han desencadenado consecuencias tan devastadoras. Y entre ellas, creo yo, deberían estar los políticos amparados por la corrupción, escondidos detrás de "los mercados", guiados por la cobardía y la insolidaridad hacia las personas por las que se supone deben gobernar en aras del "bien común". Shoshana Zuboff cree (y yo comparto su convicción) que la crisis, la creciente evidencia de fraude y corrupción, los conflictos de intereses, la indiferencia ante el sufrimiento, el rechazo por asumir responsabilidades, y la ausencia sistemática del juicio moral individual está produciendo una masacre en la administración de la economía cuyas proporciones constituyen un auténtico crimen económico contra la humanidad.

Ver también el artículo sobre los crímenes económicos contra la humanidad de Lourdes Benería y Carmen Sarasúa.

¿DAVOS? ¡DARFUR!

A mí lo que me preocupa de verdad es que empiece Davos y siga Darfur…

Y sigamos sólo interesados por los problemas que afectan al 20% de la humanidad más próspera, desatendiendo al 80% de seres humanos que sobreviven en condiciones tan difíciles que a veces mueren de hambre y desamparo. No me cansaré de repetirlo: más de 60.000 personas, de ellas unos 35.000 niños de 1 a 5 años mueren diariamente al tiempo que se invierten en armas y gastos militares 4.000 millones de dólares.

El error de acceder a sustituir los principios democráticos por las leyes del mercado fue tremendo. Ahora sufrimos los últimos coletazos de la especulación, deslocalización y seguridad armamentística… y del empaño de unos cuantos países ricos en dirigir el destino del conjunto de la Tierra (196 países).

No me preocupa Davos en absoluto… Me preocupa Darfur y, todo aquello que afecte a quienes, iguales en dignidad, son merecedores de una atención que no les prestamos.

Sólo la refundación de un Sistema de Naciones Unidas eficiente y volver a emplazar en nuestro comportamiento cotidiano los valores éticos de la justicia social, la libertad y la solidaridad permitirán acometer caminos del mañana más esclarecidos. Éstas son las soluciones y no las que se van a discutir estos días en Davos.

REDEFINIR LA SOBERANÍA ALIMENTARIA

(PALABRE-ANDO, de 25/01/2012)


Gustavo Duch Guillot

Quince años después de la primera definición de Soberanía Alimentaria («La Soberanía Alimentaria es el derecho de los pueblos, comunidades y países a definir sus propias políticas agrícolas, pesqueras, alimentarias y de tierra que sean ecológica, social, económica y culturalmente apropiadas a sus circunstancias únicas. Esto incluye el verdadero derecho a la alimentación y a producir los alimentos, lo que significa que todos los pueblos tienen el derecho a una alimentación sana, nutritiva y culturalmente apropiada, y a la capacidad para mantenerse a sí mismos y a sus sociedades») el concepto ha ganado en amplitud y propagación. De hecho, creo que ha sido su uso y defensa, principalmente en manos de la población campesina, lo que -como algo vivo- le ha dado y dará nuevas dimensiones.

Cuando se vocifera en las marchas campesinas, es un grito de la lucha a cara descubierta frente a la sociedad capitalista y su gobernanza, convirtiéndose en una propuesta política para reorganizar el sistema alimentario global que se va imponiendo por todo el planeta. Por eso cuando se le pregunta a La Vía Campesina sobre su concepto reivindicativo lo dicen rotundo y sin ánimo de despistar: «no queremos más políticas agroalimentarias, para nada, lo que queremos es hacer y participar en las políticas agroalimentarias». Una demanda clara de soberanía –para decir y decidir- que ―no queremos políticas agroalimentarias enfocadas como siempre en cómo y cuánto se pueden aumentar las producciones de alimentos, sino políticas para aumentar, producir y reproducir más y más campesinas y  campesinos. En la Soberanía Alimentaria, el campesinado es el centro y el objetivo; la agricultura y la productividad son los medios.

También la propuesta de la Soberanía Alimentaria como construcción de otra forma de producir y consumir, es un ejemplo para otras propuestas pensadas para la creación de un mundo fuera del capitalismo. Hoy Soberanía Alimentaria camina de la mano del Decrecimiento, la Soberanía Energética, la monetaria  o el Buen Vivir.

Quienes defienden la Soberanía Alimentaria  exigen  que las reglas de juego se han de cambiar y el pueblo soberanamente retomar el mando. ―Nos han robado el poder, el poder está en otras manos –dicen desde el campo― vamos a recuperar el poder: poder hacer nuestros huertos, poder cultivar comida, poder cuidar la tierra, para poder vivir del campo. Con la contundencia de quienes saben que la Soberanía Alimentaria es también una respuesta que da esperanza a injusticias que no pueden esperar: hambre, crisis ecológica, pobreza rural, economías en crisis…

A su vez, la Soberanía Alimentaria ha mostrado que en un Planeta globalizado, también las luchas son globales, hermanando en este caso campesinas y campesinos del Norte y del Sur (rompiendo esquemas) que se han reconocido como iguales frente a las consecuencias de una superagricultura intensiva en manos de pocas corporaciones. De igual manera, su lucha ha generado una estrecha alianza entre la sociedad campesina y otros sectores de la sociedad civil, como los grupos de consumo responsable, las organizaciones ecologistas o algunas organizaciones de cooperación internacional implicadas en la defensa de un mundo rural vivo.  Es la Soberanía Alimentaria un espacio físico de encuentro del pueblo militante y así lo dicen sus voces, «que no se atrevan a salvar nuestro mundo rural, ni a impedir que lo defendamos».

Hacer Soberanía Alimentaria es finalmente una práctica de resistencia ―ni un campesino o campesina debe desaparecer― mientras se espera el cambio de modelo. Y por qué no, Soberanía Alimentaria es para muchas y muchos una utopía necesaria, que será realidad.

¿Y cómo hacemos para explicar tanto? Pues miren, volviendo a la definición que le dio vida. En realidad la soberanía alimentaria no es más –ni menos- que «el derecho de los pueblos a la tierra de la cual vivir, y el deber de los pueblos de cuidar la tierra de la que vivir».

Autor de 'ALIMENTOS BAJO SOSPECHA' y 'SIN LAVARSE LAS MANOS'

LOS PELIGROS DE 2012

(ATTAC España, 23/01/2012)

Joseph Stiglitz - Jaque al neoliberalismo

El año 2011 será recordado como la época en que muchos estadounidenses que siempre habían sido optimistas comenzaron a renunciar a la esperanza. El presidente John F. Kennedy dijo una vez que la marea alta eleva todos los botes. Pero ahora, con la marea baja, los estadounidenses no solo comienzan a ver que quienes tienen mástiles más altos han sido elevados mucho más, sino que muchos de los botes más pequeños han sido destrozados por el agua.

En ese breve momento en que la marea creciente estaba, efectivamente, subiendo, millones de personas creyeron que tenían buenas probabilidades de cumplir su «sueño americano». Ahora también esos sueños están retirándose. En 2011, los ahorros de quienes habían perdido sus empleos en 2008 o 2009 ya se habían gastado. El seguro de desempleo se había terminado. Los titulares que anunciaban nuevas contrataciones – aún insuficientes para incorporar a quienes habitualmente se suman a la fuerza laboral – significaban poco para cincuentones con pocas ilusiones de volver a tener un empleo.

De hecho, las personas de mediana edad que pensaron que estarían desempleadas por unos pocos meses, se han dado cuenta a esta altura de que, en realidad, fueron jubiladas a la fuerza. Los jóvenes graduados universitarios con decenas de miles de dólares de deuda en créditos educativos no podían encontrar ningún empleo. La gente se mudó a las casas de sus amigos y los parientes se han convertido en sin techo. Las casas compradas durante la burbuja inmobiliaria aún están en el mercado, o han sido vendidas con pérdidas. Más de 7 millones de familias estadounidenses han perdido sus hogares.

El oscuro punto vulnerable de la burbuja financiera de las décadas anteriores también ha quedado completamente expuesto en Europa. Los titubeos por Grecia y la devoción de los gobiernos nacionales clave por la austeridad comenzaron a implicar una pesada carga el año pasado. Italia se contagió. El desempleo español, que se había mantenido cerca del 20% desde el comienzo de la recesión, trepó aún más. Lo impensable – el fin del euro – comenzó a verse como una posibilidad real.

Este año parece encaminado a ser aún peor. Es posible, por supuesto, que Estados Unidos solucione sus problemas políticos y adopte finalmente las medidas de estímulo que necesita para reducir el desempleo al seis o siete por ciento (el nivel previo a la crisis de cuatro o cinco por ciento es demasiado pedir). Pero esto es tan poco probable como que Europa se dé cuenta de que la austeridad por sí misma no resolverá sus problemas. Por el contrario, la austeridad solo exacerbará la desaceleración económica. Sin crecimiento, la crisis de la deuda – y la crisis del euro – solo empeorarán. Y la larga crisis que comenzó con el colapso de la burbuja inmobiliaria en 2007 y la recesión que la siguió, continuarán.

Además, es posible que los países con los mercados emergentes más importantes, que capearon exitosamente las tormentas de 2008 y 2009, no sobrelleven tan bien los problemas que se perciben en el horizonte. El crecimiento brasileño ya se ha detenido y eso genera ansiedad entre sus vecinos latinoamericanos.

Mientras tanto, los problemas de largo plazo – incluido el cambio climático y otras amenazas ambientales, y la creciente desigualdad en la mayoría de los países del mundo – continúan allí. Algunos incluso han empeorado. Por ejemplo, el alto desempleo ha deprimido los salarios y aumentado la pobreza.

La buena noticia es que solucionar estos problemas de largo plazo ayudaría a resolver los de corto plazo. Una mayor inversión para adaptar la economía al calentamiento global ayudaría estimular la actividad económica, el crecimiento y la creación de empleo. Impuestos más progresivos, que redistribuyan desde los ingresos altos hacia los medios y bajos, simultáneamente reducirían la desigualdad y aumentarían el empleo al impulsar la demanda total. Los impuestos más elevados a los ricos podrían generar ingresos para financiar la necesaria inversión pública, y proporcionar cierta protección social para quienes menos tienen, incluidos los desempleados.
Incluso sin ampliar el déficit fiscal, esos aumentos de «presupuesto equilibrado» en los impuestos y el gasto reducirían el desempleo y aumentarían el producto. Lo que preocupa, sin embargo, es que la política y la ideología en ambos lados del Atlántico, pero especialmente en EE. UU., no permitirá que nada de esto ocurra. La fijación en el déficit inducirá recortes en el gasto social, empeorando la desigualdad. De igual manera, la persistente atracción hacia la economía de oferta, a pesar de toda la evidencia su contra (especialmente en períodos de alto desempleo), evitará que se aumenten los impuestos a quienes más tienen.

Incluso antes de la crisis hubo un reordenamiento del poder económico –de hecho, una corrección de una anomalía con 200 años de historia, en la que la participación asiática del PBI global cayó desde cerca del 50% a, en cierto punto, menos del 10%. El compromiso pragmático con el crecimiento que se percibe actualmente en Asia y otros mercados emergentes destaca frente a las equivocadas políticas occidentales, que, impulsadas por una combinación de ideología e intereses creados, parecen casi reflejar un compromiso para evitar el crecimiento.

Como resultado, la reestructuración económica global probablemente se acelere. Y casi inevitablemente dará lugar a tensiones políticas. Con todos los problemas que enfrenta la economía global, seremos afortunados si estas presiones no comienzan a manifestarse dentro de los próximos doce meses.

Fuente: Jaque al neoliberalismo

RECORTES EN EMPLEO Y EN SERVICIOS PÚBLICOS: EL CAMINO EQUIVOCADO

(Nueva Tribuna, 23/01/2012)

José Ricardo Martínez - Secretario General de UGT-Madrid

Se ha instalado en la clase política de los gobiernos el fervor apasionado por el recorte puro y duro. Unos recortes drásticos para salir de la situación de crisis económica que vivimos en Europa, en España y también, aunque el Gobierno regional quiera disfrazarlo, en la Comunidad de Madrid. Recortes que sólo tienen en cuenta la resultante final entre ingresos y gastos, sin tener en cuenta los efectos perniciosos que están teniendo en el terreno social y, en consecuencia, también en la economía real; que están impidiendo el crecimiento y la inversión.

En la Comunidad de Madrid hay en la actualidad más de 500.000 trabajadores en paro, según los datos de la EPA, y este dramático número ha aumentado año tras año desde hace cuatro. No se puede decir, por tanto, que estemos bien o mejor que en otras regiones o en mejor situación en comparación con el resto del país.

Además de profundamente insolidarias con las dificultades que están pasando miles de conciudadanos que han perdido sus puestos de trabajo desde el inicio de la crisis económica, estas manifestaciones constituyen un verdadero ejercicio de imprudencia que de nada sirve para resolver de verdad los graves problemas que tenemos.

Unos recortes que se han consolidado en las agendas políticas y que considero que son un error mayúsculo, recortes indiscriminados, impuestos de manera unilateral como inevitables, sin alternativa posible y que suponen el despido, la no contratación de miles de trabajadores.

Este tipo de recortes no solucionan el problema del desajuste entre ingresos y gastos sino que lo trasladan de una a otra administración, no lo solucionan y por ende agrava y agudiza el problema, dejando en la cuneta a miles de trabajadores sin el trabajo que constituía la base de su economía familiar, de su vida.

Además hay que tener en cuenta que muchos de estos trabajadores, sujetos a condiciones laborales precarizadas, prestan su trabajo en los servicios públicos de estas administraciones, y que con los recortes decretados se pone en entredicho la extensión y la calidad de los mismos.

Unos servicios públicos, como la educación o la sanidad, que, junto a otros de gran importancia social, son esenciales para amplias capas de la población que cada vez está más acorralada por las consecuencias de una crisis que se mantiene y alarga en el tiempo.

Por ello, si se sigue con unos recortes indiscriminados, que sólo tienen en cuenta el balance contable, se está poniendo en grave peligro los importantes avances sociales que se han experimentado en nuestro país y en nuestra Comunidad Autónoma en las últimas décadas, y dejando desprotegida a esas capas de la población que constituyen la espina dorsal y el soporte del progreso social.

Es lógico pensar que hay que hacer recortes en las actuales circunstancias. Los ingresos han disminuido y no se pueden mantener los gastos del pasado, cuando la economía estaba en expansión. Pero, ¿los recortes tienen que ser aquellos que incrementan la lista de parados, que perjudican directamente a las clases medias y amplias capas sociales de rentas exiguas? ¿Se tienen que hacer sobre servicios públicos esenciales de los que dependen esos amplios sectores de población que constituyen la mayoría social?

Creo que no. Creo que este tipo de medidas van a agravar, están agravando la situación de crisis, creando una atmósfera de incertidumbre incompatible con el crédito y la inversión necesarios para que se creen los puestos de trabajo en número suficiente y en términos de calidad que devuelva a nuestra economía a la senda del crecimiento.
 
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RESPUESTA A LOS 100 "TEÓLOGOS" DE LA REFORMA LABORAL

(Nueva Tribuna, 23/01/2012)

Joan Coscubiela

De nuevo, como sucede siempre que se presenta un escenario de cambio legislativo en el ámbito laboral, los autoproclamados 100 economistas intentan marcar la agenda del debate. Para ello, aprovechan la plataforma que, con muchos recursos económicos privados, ofrece FEDEA y el potente altavoz que supone el conglomerado corporativo de los grandes grupos de comunicación privado.

Vaya por delante que, como profesionales que son, tienen todo su derecho a incidir en el debate. Aunque sería bueno que no confundieran su derecho a intervenir de manera activa en el debate público, con la tendencia -de la que abusan- a presentarse como los poseedores de la verdad "teológica" que suponen sus recetas. Y lo que chirría más aún es la tentación de presentarse como los profesionales independientes que nos van a salvar del inmovilismo que según ellos imponen los intereses corporativos que representan las organizaciones sindicales y los trabajadores con derechos.

Como sucede con las verdades teológicas, toda su propuesta se construye sobre una afirmación que, según ellos, es indiscutible y no puede ponerse en duda. A saber que la principal causa de nuestro elevado desempleo esté situada en lo que ellos califican como un modelo de relaciones laborales muy rígido, que no permite la adaptación a los ciclos económicos. Y, por tanto, la solución es desmontar este modelo de relaciones laborales, tanto en los aspectos de las relaciones individuales, contratación, condiciones de trabajo y despido, como en los que afecta a la determinación colectiva de las condiciones de trabajo, la negociación colectiva.

Como científicos que son, deberían preguntarse y responder la razón por la cual su afirmación teológica –el problema está en el modelo de relaciones laborales y en la ley laboral– no aguanta la prueba del método científico. Es decir, cuando se contrasta con la realidad no aguanta la comparación.

Los 100 deberían preguntarse y respondernos a algunas preguntas. Por ejemplo estas:
¿Cómo es posible que con la misma ley España fuera el país que más empleo creó entre 1995 y 2007?

¿Cómo es posible que con la misma ley los niveles de desempleo en España, oscilen entre el 11% de Euskadi, a cerca del 30% de Andalucía y Extremadura?

¿Cómo es posible que con la misma ley las empresas exportadoras españolas sean junto a las alemanas las que más han mantenido su cuota exportadora, tanto en el interno de la UE, como a nivel mundial? Siendo además estas empresas las que tienen mejores niveles salariales y de estabilidad de sus trabajadores y trabajadoras.

¿Cómo es posible que con la misma ley, las tasas de temporalidad de las empresas españolas oscilen entre menos del 15% en las industriales y dos o tres veces más en hostelería o construcción?

¿Cómo se explica que si el origen principal de la destrucción de empleo asalariado es el supuesto rígido marco laboral de las empresas, España sea el país que más empleo autónomo –que no se regula por la Ley laboral- ha destruido?

¿Cómo se explica que si el problema es "el rígido marco de relaciones laborales español", uno de los países que junto a España más empleo ha destruido sea Irlanda, que tiene el sistema de relaciones laborales más desregulado de la UE?

Los científicos están obligados a poner en duda sus afirmaciones, cuando estas no pueden dar respuesta a la realidad o a una parte de ella. Para, a continuación, intentar buscar otras respuestas que casen más con la realidad. Claro que, eso sería así si los científicos sociales fueran personas sin ideología, intereses.

Por supuesto mi afirmación de que el elevado nivel de desempleo español no tiene su origen en el marco de relaciones laborales, no significa en absoluto que la regulación de relaciones laborales no incida en el comportamiento del mercado de trabajo. Evitando simplificar, creo que lo que sucede es que nuestro modelo de relaciones laborales provoca un efecto multiplicador de las características de cada empresa y cada sector. Así, a las empresas que basan su competitividad en salarios mejores, más formación, motivación y estabilidad, nuestras leyes se lo posibilitan y les permiten afianzarse. Y por el contrario, las empresas pequeñas que construyen su estrategia en ser empresas periféricas de las empresas centrales que les ofrecen procesos de descentralización productiva basados sólo en la precariedad y ajuste de salarios, encuentran en nuestro modelo de relaciones laborales un factor que posibilita o multiplica estos efectos. Los sectores surfistas de la economía encuentran en nuestro marco de relaciones laborales mecanismos que multiplican el efecto no sólo cíclico sino ciclotímico en su evolución. Los sectores que se han acostumbrado a obtener elevados beneficios sin apostar por la calidad de los bienes o servicios ni por la inversión en innovación, tienen en nuestro marco de relaciones laborales, que les ofrece muchas oportunidades para competir sólo en costes laborales, un incentivo a su comportamiento cortoplacista.

Y eso es lo que conllevan la mayor parte de las propuestas de los 100 teólogos. La propuesta de contrato único parte de dos falacias. La primera es la que, de manera errónea o falsa, habla de 40 modalidades de contratación. Cuando en realidad la inmensa mayoría de los contratos se formalizan con dos modalidades de contratos indefinidos y tres de temporales. Entrecruzados por el carácter de contrato a tiempo completo o a tiempo parcial. Las otras modalidades o no cuentan o no son tales, sólo son variables en las bonificaciones de cotizaciones exigidas por la CEOE. Pero claro, nada es casual. Afirmar como una verdad científica que hay 40 modalidades de contrato es la condición necesaria para plantear la simplificación del contrato único. Un contrato que en el diseño de los 100 tiene algunas trampas y muchos obstáculos. La trampa es que se presenta como unificación de fijos y temporales y lo que no se dice es que la unificación es a la baja. La trampa es que para que la indemnización sea tasada y "segura" como exigen, hace falta que desaparezca la tutela judicial de los trabajadores en casos de despidos improcedentes. Aspecto este que no es posible constitucionalmente. Por cierto, por qué no nos explican que en Alemania el despido improcedente supone la readmisión obligatoria del trabajador, salvo que exista un acuerdo con fijación de indemnizaciones entre empresa y trabajador.

Algo parecido sucede con la reforma de la negociación colectiva. A partir de una evidencia compartida, la existencia de un número exagerado de convenios colectivos se construye la solución de agujerear hasta dejar como un colador los convenios estatales en beneficio de los convenios de empresa. Bajo el manto de la "flexibilidad" se plantea la posibilidad de que los convenios de empresa puedan determinar condiciones inferiores a los convenios de sector. Y no sólo en momentos de dificultades, con las cláusulas de descuelgue, sino en cualquier circunstancia. No creo que cueste mucho justificar que la pérdida de fuerza de obligar en todo su ámbito de los convenios sectoriales, supondría una destrucción de la función de solidaridad con la que fueron concebidos estos convenios generales. Y, dada la estructura productiva de nuestro país, con una inmensa mayoría de pequeñas y micro empresas supondría un incentivo a la degradación y precarización de las condiciones de trabajo en las PIMES con convenios propios y –alerta– un nuevo incentivo a la estrategia de competitividad basada en la reducción de salarios y condiciones de trabajo y en la utilización de las PIMES como el eslabón débil para hacer de la descentralización productiva el principal mecanismo de ajuste de costes por las grandes corporaciones que, sin producir directamente, controlan mercados y productos.

Sin duda, puede mejorarse la regulación de las instituciones de relaciones laborales. Pero si se quiere aprovechar la "oportunidad" que ofrece la crisis para imponer cambios que profundicen la senda de otras reformas laborales, es muy probable que el resultado sea más precariedad y desigualdad y un modelo económico cada vez menos eficiente en términos de competitividad internacional.