ÁGORA99: BUENOS DÍAS, EUROPA

(Madrilonia, 31/10/2012)


 
Se celebra en estos días el encuentro europeo Agora99. El objetivo es conocer grupos y propuestas para intentar avanzar en una agenda común entre las poblaciones de los países de la Unión. Lo cierto es que nos conocemos muy poco; tan solo los grandes sindicatos y algunas organizaciones de corte internacionalista tienen contactos estables con sus pares europeos. La explosión de TaketheSquare y las acampadas tras el 15M permitieron la creación de redes pero, si bien se han lanzado exitosas convocatorias globales como el 15O de 2011 o el 13O contra la deuda, es notorio que nos queda mucho por hacer.

Las exigencias de austeridad por parte del gobierno de la Unión y la falta de decisión en medidas como la unión bancaria, los eurobonos o la compra de deuda por parte del BCE han hecho que muchas personas y colectivos sientan un fuerte rechazo a la construcción europea e incluso propongan la salida del euro o de la propia Unión. Los discursos que culpabilizan a las poblaciones del sur de los desmanes de la banca y la clase política tampoco contribuyen a imaginar salidas compartidas.

Pero lo cierto es que ya "semos europeos". La entrada en la UE ha marcado la estructura productiva del país, con la desindustrialización, la reducción de la capacidad agropecuaria y el estímulo a las infraestructuras y el sector turístico. Los distintos tratados, empezando con el de Maastrich en 1992, han marcado la política monetaria, la privatización de los antiguos monopolios estratégicos y el control de los salarios y el gasto público. La moneda única limitó aún más el margen monetario, con la imposición de unos bajos tipos de interés y la imposibilidad de devaluaciones. El reparto de especializaciones de la UE y las políticas neoliberales alimentaron el ciclo inmobiliario que tan devastadoras consecuencias está teniendo.

Este modelo importador de bienes e inversiones era complementario al desarrollado en el centro de Europa, al modelo exportador generado en Alemania, por ejemplo. En este país se han reducido costes sobre la base de una política de ataque a los salarios y de deslocalización industrial a los países del Este, lo que ha aumentado sus exportaciones a países como el nuestro. Por otro lado, los capitales acumulados por la exportación y otros liberados por medidas neoliberales se dirigieron a los lugares de mayor rentabilidad, esto es, España durante el ciclo inmobiliario, alimentado la burbuja de precios. Así, se ha llegado a decir que "la burbuja inmobiliaria alemana tuvo lugar en España" (tal y como expuso el sindicato del metal alemán, según cita Viçent Navarro).

Por otro lado, hemos visto cómo la desregulación financiera, la mercantilización de la política educativa, las reformas laborales, la modificación de las pensiones, etc., han sido medidas que se acordaban en foros europeos y luego eran traspuestas a las distintas legislaciones nacionales. Este mando del gobierno europeo se ha hecho más visible todavía desde el estallido de la crisis bancaria en 2008 y ya se percibe de forma nítida en las sucesivas contrapartidas de los rescates, memorandum e informes que dictan las políticas de austeridad desde instancias europeas. El momento de mayor transparencia fue sin duda la propuesta de referéndum en Grecia; ahí vimos claramente que el gobierno griego era un títere de la Troika, como lo es el de Rajoy.

Es decir, el grado de interrelación e interdependencia de nuestras economías es total y el grado de soberanía nacional tiende a desaparecer si no ha desaparecido ya. Nuestro gobierno económico y político es europeo. Son las instituciones europeas, la Comisión, el Eurogrupo y el Banco Central Europeo (mucho más que el Parlamento Europeo) los que determinan nuestras vidas, nuestra deuda y nuestro Estado del bienestar. Y estas instituciones no obedecen a las poblaciones, sino a los intereses financieros de las oligarquías europeas y globales.

Son precisamente las fronteras nacionales las que sirven de muros de contención de la crisis e impiden un señalamiento directo de los que toman las decisiones. Invisibilizan la interdependencia económica y el mando neoliberal europeo. Por eso, frente a las voces que piden volver a las fronteras nacionales (como si las fronteras hubieran estado alguna vez al servicio de la gente), creemos que la potencia está en asumir que ya existe un gobierno europeo pero no existe una democracia europea y exigir, por lo tanto, una democracia real en Europa.

Sabemos que la democracia se construye desde abajo, que hay mucho que hacer en escalas más pequeñas en torno a la economía sostenible y la participación efectiva de la población en las decisiones que le afectan. La pregunta es cuál va a ser el marco de esas democracias desde abajo. Para madrilonia, si el mando es europeo es imposible construir sin enfrentarnos en esa escala; y para ello, es necesario hacer alianzas con los otros muchos que en muchas partes del continente luchan por otra Europa.

Agora99 es un hito en este camino hacia la construcción de una relación de fuerzas que permita la deslegitimación y la destitución del gobierno neoliberal de la Unión. Algo imprescindible para evitar la devastación a la que nos dirigen.

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EL 15-M: UNA BRÚJULA PARA LA DEMOCRACIA

(Comiendo tierra, 30/10/2012)


Juan Carlos Monedero
Entrevista de J. L. ARGÜELLES en Nueva España (Asturias)
Autor de libros que se han convertido en referencia para el nuevo pensamiento crítico español («La Transición contada a nuestros padres», entre otros), Juan Carlos Monedero, madrileño de 1963, está considerado como uno de los teóricos de la protesta del 15-M. Profesor titular de Ciencia Política de la Complutense de Madrid, fue asesor de presidente Hugo Chávez.  Ayer participó en Gijón en el Encuentro Internacional de Cooperación Asturiana para el Desarrollo.
Se le presenta como el ideólogo del 15-M, pero hay quien discute que este movimiento tenga una ideología definida.
Nadie es el ideólogo del 15-M. Se nutre de demasiadas cosas para encasillarlo en lo que es una teoría tradicional. El 15-M es una pregunta y es una respuesta. Es muy importante entender esto para no caer en la melancolía y no exigirle al 15-M lo que no puede exigírsele. Su magia está en que ha hecho dos preguntas que han demostrado que el emperador está desnudo y roto, además, con la placidez de nuestras democracias autosatisfechas. Le ha preguntado a la política por qué no nos representa, y a la economía, por qué nos trata como mercancías cuando somos seres humanos. Ha dinamitado los falsos consensos de una falsa democracia; la gente ha salido a la calle a hacer política. También ha roto el consenso sobre la monarquía, que es la gran coartada de nuestra demediada democracia, y sobre Europa, de la que teníamos una imagen mítica que hoy no se sostiene. La gran obra del 15-M es que nos ha dejado ante nuestra propia libertad.

No falta quien critica el 15-M por inconsistencia programática y orgánica, además de por su trayectoria guadianesca.
Tan guadianescos como son los impulsos transformadores de nuestro pueblo. España es un país con cuatro herencias franquistas muy fuertes: represión, naturalización de lo que nos ocurre vía Iglesia, débil inserción en el capitalismo mundial y ausencia popular del sentimiento de nación. De ahí que cuando el pueblo se levanta lo haga muy espasmódicamente, pero, cuando lo hace, asombra al mundo. Somos a la vez muy obedientes con el poder y muy irreverentes. El 15-M rompe esa pasividad y sienta las bases para que las cosas puedan ser de otra manera. No hay que exigirle al 15-M cosas que no le exigimos a este sistema que ha recibido tanto dinero de los poderosos. Es verdad que su éxito ha estado muy vinculado a la ausencia de un liderazgo y a la ausencia de estructuras fijas o de un programa cerrado. Y, también, que el 15-M tiene que responder a esas cuestiones que ayer eran su fortaleza y hoy son su debilidad. Hay que ir hacia nuevos liderazgos, en plural. Se está discutiendo un programa de mínimos. El país necesita un nuevo proceso constituyente.

Y han quien, aun desde la izquierda, lleva mal el cuestionamiento que hace el 15-M del llamado «altar» de la democracia: el Parlamento.
Los españoles valorábamos con un notable alto el Parlamento, pero suspendíamos a los parlamentarios, lo que es paradójico. Pero lo que se está ejemplificando ahora es que el Parlamento son los parlamentarios, elegidos por un procedimiento injusto y, por tanto, antidemocrático. No hay nada más engañoso que esa loa a la última victoria de Feijóo en Galicia, cuando tiene menos de tres de cada diez votos; pierde 130.000 votos y obtiene mayoría absoluta. Las mentiras del sistema electoral hacen del Parlamento una mentira.

¿Hay algo mejor que pueda medir la voluntad popular?
Aunque no tuviéramos alternativa, por lo que he dicho ya vemos que lo que tenemos no es bueno.

Le recuerdo la frase de Churchill: la democracia es la peor forma de gobierno, excepto todas las otras formas…
Sí, una frase que decía al tiempo que mandaba bombardear la India. Toda la historia de la democracia representativa es la del vaciamiento de la democracia popular. Desde 1789, desde la Revolución Francesa, se empieza a establecer la prohibición del mandato imperativo. Hoy llamamos mandatarios a los parlamentarios, cuando son mandatados. Se empezó a construir la idea de que las fórmulas de democracia directa eran imposibles. Y todo el debate de la democracia se convirtió en una discusión sobre las formas electorales para transformar los votos en representación. De tal manera, que la democracia nunca ha estado tan extendida y tan vacía. Hay democracias con fascismo social.

¿Fascismo social?
Es un concepto de Boaventura de Sousa Santos. No es que los camisas pardas caminen marcando el paso de la oca, aunque si miramos lo que ocurre en Grecia, donde el mercado se pone por delante de la democracia, vemos el auge del fascismo. Éste es muy funcional respecto al capitalismo. Un país en el que se empieza a extender el hambre, donde la gente se suicida porque se desespera… Viniendo hacia esta entrevista me fijé en un cartel en un colegio con el que los padres piden un patio para que sus niños jueguen. En fin, todo eso genera mucha exclusión y violencia. Y eso es lo que define al fascismo.

¿El fascismo es un peligro real en Europa?
Sabemos que, tradicionalmente, el capitalismo en crisis ha respondido con el fascismo. Hoy hay elementos que pueden ayudar a alejar ese fantasma. Hoy no tenemos el «enemigo comunista», que fue la gran excusa. Hoy no es tan fácil generar un enemigo. Fíjese lo que ocurrió con el 15-M, que hasta un descerebrado del PP llegó a decir que era proetarra. Son mantras para justificar la pérdida de derechos, pero esa fórmula ya no es creíble. Y hoy tenemos también medios de comunicación alternativos, que permiten una explicación de las cosas.

Ha escrito un libro de título paradójico sobre la transición española a la democracia ¿El relato más o menos oficial y consensuado está falseado?
Paradójico o no. El cuento de la Transición está muy mal contado. Ese relato es un fraude que ha sido presentado como un mito. Cuando Montoro dice que los Presupuestos (de 2013) son los más sociales de la democracia, mientras hay dinero para salvar a los bancos pero no para salvar el ahorro de todo un pueblo; cuando se quita dinero para la enseñanza, la investigación o la sanidad… La conclusión es que hay una falta absoluta de respeto a la ciudadanía. Nuestras instituciones, a diferencia de lo que ocurre con las democracias de nuestro entorno, no nos respetan. Rubalcaba tampoco nos respeta al no asumir responsabilidades, ni el Rey, que nos da lecciones de moralidad cristiana pese a su liberalidad en sus relaciones maritales; nos da lecciones hasta Aznar, que nos metió en una guerra no deseada por los españoles. Hay una falta de respeto generalizada.

¿Cuál es la clave de ese relato de la Transición?
El corazón de la democracia en Europa ha sido el antifascismo. España es el único país en el que puedes ser demócrata sin ser antifascista, hasta el punto de que Fraga es padre de la Constitución. En España la Transición se presentó como una pelea entre el llamado «búnker» y los reformistas, no como la pugna entre franquistas y antifranquistas. Así se permitió que gente con responsabilidades en una junta militar tuviera carné de demócrata. Jueces, catedráticos, militares, policías, etcétera, se acostaron franquistas y se levantaron demócratas. Todo eso generó unas bases democráticas muy débiles. Tanto es así, que cuando se levanta el 15-M la gente piensa en un francés, Stéphane Hessel, y no en los viejitos que aquí resistieron al fascismo. La gente no sabía que en los tanques que liberaron París había republicanos españoles. El otro día me preguntaba un diplomático argentino por el panteón de los héroes españoles. ¿Son Daoíz y Velarde? La derecha tiene un relato lineal de la historia, desde Viriato a Dolores de Cospedal, pero el pensamiento crítico mira hacia atrás y sólo ve agujeros. La generación que hizo la Transición debiera ser honesta y decirnos de una vez: «Hicimos lo que pudimos, que no fue mucho».

Quizá desde su edad es más fácil esa crítica, ahora que los militares no son una amenaza y que el recuerdo de la Guerra Civil no esta tan vivo.
Sí, claro. Es posible que la Transición no hubiera podido ser de otra manera, en plena guerra fría. Lo que me parece intolerable es que lo que fue una transacción, lavarle la cara a una dictadura, se presente como la gran invención, y, además, ocultando el verdadero ADN de la democracia, que era el antifranquismo. ¿Cómo se puede ser tan deshonesto diciendo que la Transición fue modélica cuando hay aún 130.000 cadáveres enterrados en las cunetas, zanjas y fosas comunes de España? Hablamos de 130.000 personas asesinadas durante el genocidio franquista.

¿Derecha e izquierda comparten la responsabilidad sobre ese relato de la Transición?
Felipe González dejó que se fueran muriendo los viejos republicanos sin agradecer los servicios prestados. Bono invitó a pasear por la Castellana a un tipo de la División Azul, alguien que luchó con Hitler, junto a otro de las Brigadas Internacionales que luchó contra el franquismo. Y el PSOE cuestionó a Garzón por tratar de aclarar los crímenes del franquismo. Y es el PCE quien, con los Pactos de la Moncloa, sacó a la gente de la calle o quien olvidó a los maquis. Y, luego, la derecha está encantada porque conserva su monarquía católica heredada del franquismo. Por eso nuestra Transición es profundamente indigna.

LA DICTADURA DE LOS TECNÓCRATAS

(ATTAC España, 29/10/2012)


Alberto Garzón Espinoza – Consejo Científico de ATTAC España

A veces la vida te da el mismo día dos inmensas tortas en forma de cruel ironía.
La primera. Esta semana debatíamos los presupuestos generales en el Congreso, y mientras escuchaba a Montoro encontré sepultada una noticia que afirmaba que el Banco Central Europeo había secundado la petición del ministro alemán de finanzas, Wolfgang Schäuble, de crear la figura de un supercomisario europeo con capacidad de vetar los presupuestos de los países de la Unión Europea. Tal cual.

La verdad es que la noticia pasó sin pena ni gloria, muy a pesar de su importancia. Con esta nota el Gobierno alemán –y su brazo armado, el BCE–, estaba reconociendo su propósito de consolidar un ordenamiento institucional profundamente antidemocrático y que hasta hace unas décadas solo podían defender, sin ser reprobados públicamente, los economistas ultraliberales de la escuela de Hayek. Hoy, con absoluto descaro y sin apenas oposición, el triunfo de los tecnócratas parece evidente.

En Europa existieron una vez los federalistas. Personas como Monnet y Delors aspiraban a disputar la hegemonía política y económica a Estados Unidos logrando enfrentar a aquel capitalismo salvaje un capitalismo de rostro humano. Para ello se requerían instituciones políticas similares a las estadounidenses, con un sistema presidencial con su Parlamento, su tribunal de justicia y sus protocolos de democracia electoral. Pero todo esto nunca existió; fue un mito cargado de ingenuidad.

En Europa sí existieron, por el contrario, las alianzas intergubernamentales de países que buscaban fortalecerse a través de pactos de convergencia de intereses económicos. El recuerdo de la Segunda Guerra Mundial condicionó las primeras alianzas, comenzando por la Comunidad Europea del Carbón y del Acero iniciada en 1951 para evitar futuros conflictos bélicos en Europa. La fortaleza política de Francia y la fortaleza económica de Alemania permitieron desde entonces que estas dos potencias pilotaran en todo momento la integración europea, haciendo y deshaciendo a su antojo.

Sin embargo, el ascenso del neoliberalismo en Europa permitió esquivar la decisión de elegir entre uno u otro modelo. Entre federalismo y sucesión de pactos nacionales era mucho mejor quedarse con la dictadura de los tecnócratas y ahorrarse quebraderos de cabeza. Esta dictadura, ya vigente, tiene unas sólidas bases filosóficas. En particular, la base de dividir a la población en dos partes. Por un lado están los técnicos ideológicamente neutrales, que saben lo que les conviene a las masas porque ellos no son ni de izquierdas ni de derechas. Exactamente son como Almunia. Por otro lado están las masas, que son un ente abstracto irracional e irresponsable y cuyas emociones y deseos hay que neutralizar de alguna forma. Esos somos nosotros.

En realidad todo esto lo dijo Hayek ya antes de la Segunda Guerra Mundial. Según su visión había que evitar que las masas, deseosas de redistribuir riqueza y de dejarse llevar por líderes de tendencia socialista –y, según él, aproximadamente todos cumplían con ese perfil–, pudieran influir en decisiones que afectaran a los sacrosantos derechos de propiedad. Por eso urgía elevar instituciones que los mortales no pudieran tocar.

El problema es que Hayek no tenía mucho gusto por los detalles, así que fueron los neoliberales europeos de finales del siglo pasado los que diseñaron la arquitectura final. Y con Maastricht en 1992, aprobado con los votos a favor de la generosamente autodefinida socialdemocracia, la caricatura de una Europa democrática que envolvía a la dictadura de los tecnócratas estaba en marcha.

Desde entonces el Parlamento Europeo realmente existente es, como diría Perry Anderson, una asamblea merovingia o un teatro de sombras. O un mal chiste, si somos más coloquiales. El verdadero castillo está en la Comisión Europea y en el Banco Central Europeo, cuyo propósito es cortocircuitar los debates nacionales para acabar imponiendo lo que, dicho otra vez coloquialmente, les dé la real gana. Y eso que imponen es, a pesar de sus notables esfuerzos por ser neutrales, calcado a las propuestas neoliberales que nacen en la fantasiosa visión del mundo de los economistas neoclásicos.

Segunda ironía. Resultó que el mismo día también me dio por acudir a la Comisión de Economía del Congreso, donde soy portavoz. Allí el Gobierno nos explicaba a los diputados de la oposición que en el debate sobre el banco malo y las participaciones preferentes podríamos debatir y negociar todas aquellas enmiendas que no afectaran a las decisiones previamente dictaminadas por la troika*. Prometo que noté en la cara de algunos un gesto bien claro de complacencia que venía a decir: ¡Para que luego digáis que no tenemos democracia!

Artículo publicado en Público.es

LA ESTAFA DE LA DEUDA PÚBLICA

(El Plural, 28/10/2012)


Vicenç Navarro
Según el pensamiento dominante en los establishments financieros, políticos y mediáticos que configuran la sabiduría convencional en el conocimiento económico, la deuda del Estado español (aproximadamente un 90% del PIB) se debe al excesivo gasto público realizado en el país durante los años de bonanza en los que se despilfarró el dinero público. Y para confirmar tal aseveración se citan casos como el del AVE, que en muchas partes de España apenas tiene pasajeros, o las carreteras que no llevan a ninguna parte y muchos otros ejemplos de derroche de dinero público que –según la sabiduría convencional- nos han llevado a la crisis actual. Un indicador de tal crisis es la elevada prima de riesgo que el Estado español tiene que pagar para poder conseguir dinero de la banca, pues ésta (conocida como los mercados financieros) está dejando de tener la confianza en la capacidad del Estado en poder pagar los intereses de su deuda pública. De ahí la necesidad de recortar gasto público a fin de disminuir el déficit y la deuda pública y recuperar así la famosa "confianza de los mercados", la frase más utilizada en la narrativa oficial de los gobiernos español y catalán para justificar sus recortes presupuestarios.
La gran estafa
El crecimiento de la deuda pública, sin embargo, tiene muy poco que ver con la supuesta exuberancia del gasto público. En realidad, el gasto y empleo público español, incluyendo el catalán, son los más bajos de la UE-15. Sólo un adulto de cada diez trabaja en el sector público en España (en Catalunya no se llega ni a este ratio). En Suecia, es uno de cada cuatro. La hipertrofia del sector público, que según el dogma neoliberal dominante está ahogando la economía española, es una de las falsedades más notorias que se transmite con mayor frecuencia en los mayores medios de información. Los datos, fácilmente accesibles, muestran precisamente lo contrario. El Estado en España (y en Catalunya) es uno de los más pobres de la Unión Europea de los Quince, UE-15. Ahora bien, los economistas de FEDEA, los gurús mediáticos –como Xavier Sala i Martín y otros- continuarán, contra toda la evidencia existente, subrayando que la raíz del problema que tiene España, incluyendo Catalunya, es su excesivo gasto público, que –según ellos- ha generado el gran crecimiento de su deuda pública.

La causa real del crecimiento de la deuda
La causa más importante (y más silenciada por los medios) de la elevada deuda pública en España ha sido el dominio de la banca –y muy en especial de la banca alemana- y de las fuerzas neoliberales que ésta promueve en el diseño del euro y su sistema de gobierno. Veamos los datos. Tales fuerzas establecieron un Banco Central que no era un Banco Central, sino que era un enorme lobby de la banca. Lo que hace un Banco Central en un país es imprimir dinero y con este dinero compra deuda pública a su Estado, de manera que si los intereses de sus bonos se disparan porque el Estado tiene dificultad para venderlos, el Banco Central entra y compra muchos bonos, con lo cual los intereses bajan. El Banco Central está ahí para defender a su Estado frente a la especulación de los mercados financieros. En contra de lo que se dice y de lo que se escribe, los intereses de la deuda los decide un Banco Central, no los mercados financieros.

Ahora bien, cuando se estableció el euro, el Estado español perdió tal capacidad de imprimir dinero y comprar deuda pública. Se delegó tal autoridad al Banco Central Europeo, que sigue imprimiendo dinero pero no para prestarlo al Estado español (la compra de deuda pública, en la práctica, es un préstamo al Estado), sino para prestarlo a la banca privada a unos intereses bajísimos (menos de un 1%). Y es esta banca privada la que compra deuda pública a unos intereses elevadísimos (un 6% o un 7% en el caso español o italiano). Es un negocio redondo para la banca. El chanchullo del año. La banca, incluyendo la banca alemana, se ha forrado de dinero durante todos estos años. Nunca les había ido tan bien. Chupaban la sangre (los altos intereses de la deuda pública) al Estado, y cuando éste parecía que iba a desmayarse o morir, entonces (y sólo entonces), el Banco Central Europeo le prestaba dinero al Estado, es decir, le compraba deuda pública para que continuara viviendo, a fin de que la banca privada, como sanguijuela, pudiera continuar chupándole la sangre (es decir, su dinero).

Este entramado, en el que el BCE da dinero a la banca privada a unos intereses bajísimos, se justifica con el argumento de que así se garantiza el crédito necesario para las familias y para las empresas medianas y pequeñas (que crean la mayoría de puestos de trabajo). Pero el crédito ni está ni se le espera. En realidad, a pesar de que el BCE ha dado desde diciembre de 2011 más de un billón de euros (sí, un billón de euros) a la banca privada (la mitad de este billón fue a la banca privada española e italiana), el crédito continúa escaso, pues la banca tenía otras inversiones (como comprar deuda pública) mucho más rentables que la de ofrecer crédito.

Cualquier persona normal y corriente se preguntará, ¿por qué el BCE no prestó este dinero a los Estados de la Eurozona en lugar de prestarlo a la banca para poder financiarse sin necesidad de pagar unos intereses tan elevados a la banca privada? Por extraño que parezca, nadie en la estructura de poder que gobierna la Eurozona se planteó, hasta hace muy poco, esta pregunta. Y ello, como resultado de estar imbuidos en el dogma neoliberal, que es la ideología promovida por el capital financiero, es decir, por la banca (además de las compañías de seguro, fondos de alto riesgo y un largo etcétera).

Si el BCE hubiera prestado el dinero al Estado español, en lugar de éste tener que pedirlo a la banca privada, el Estado hubiera ahorrado muchísimo dinero. El Estado, en lugar de pagar unos intereses al 6%, hubiera pagado al 1% (como pagan los bancos para obtener dinero del BCE), ahorrándose muchísimo, pero muchísimo dinero, sin que hubiera aparecido el problema de la deuda pública, y sin que se hubiera necesitado hacer ningún recorte de gasto público. Hoy, uno de cada cuatro euros que el Estado se gasta va para pagar su deuda pública, predominantemente a los bancos. Si hubiera recibido dinero directamente del BCE no habría habido ninguna necesidad de hacer recortes.

El economista Eduardo Garzón ha calculado (en su artículo "Situación de las arcas públicas si el estado español no pagara intereses de deuda pública") lo que el Estado español tendría como deuda pública (desde 1989 a 2011) si hubiera tenido un Banco Central que le hubiera prestado dinero al 1% de interés, sin tener que recurrir a la banca privada pagando los elevadísimos intereses que ha pagado. Pues bien, la deuda pública sería hoy un 14% del PIB (sí, ha leído bien, un 14%) en lugar de un 90%. Este es el enorme coste al Estado español de haber tenido el sistema de gobernanza del euro tal como ahora existe, sistema de gobernanza que se diseñó para optimizar los intereses de la banca a costa de los intereses de la población y de su Estado. Hoy España, incluyendo Catalunya, no tendría los problemas que tiene si hubiera tenido un Banco Central propio digno de su nombre, o hubiera tenido un Banco Central Europeo que hubiera sido un Banco Central.

Las injusticias del sistema actual
El sistema de gobierno del euro es, además de sumamente ineficiente, profundamente injusto, pues está originando un proceso redistributivo enormemente regresivo en el que la gran mayoría de la población está pagando con impuestos el pago de los intereses de la deuda pública del Estado, y con ello está transfiriendo a los súper ricos (que compran los bonos a través de los bancos) dinero para pagarles lo que el Estado les debe al haber comprado deuda pública. Esta transferencia de dinero se realiza también a nivel de la Eurozona, de manera que los países que tienen que pagar intereses de la deuda más altos (los países del Sur) los pagan a los bancos del Norte (que han invertido cantidades muy significativas de su capital en comprar deuda pública de tales países que generan unos intereses exuberantes, alcanzando unos beneficios estratosféricos). Alemania tiene 200.000 millones de euros en tal tipo de inversiones en España. En realidad, los famosos 100.000 millones de euros que la Unión Europea puso al alcance de España para "salvar sus bancos" era, en realidad, dinero (aprobado por el Parlamento Alemán) para salvar a los bancos alemanes (tal como han reconocido varios economistas asesores del gobierno alemán) que estaban con el agua al cuello debido a la deuda pública y privada española, ya que tenían pánico a que no les pudieran pagar. Será el pueblo español el que pagará los 40.000 millones que el Estado ha pedido para pagar tal deuda, situación que es profundamente injusta. Si después de leer este artículo usted, lector, no está indignado, es señal de que, o bien es usted parte del problema o es que no me he explicado bien. En este caso, le aconsejo lea el libro de Juan Torres y yo, Los Amos del Mundo. Las armas del terrorismo financiero donde expandimos lo que brevemente presento en este artículo. Pero créame que hay causas para estar más que indignado. Hoy se está desmantelando el escasamente financiado Estado del bienestar en España, incluyendo en Catalunya, para que los bancos puedan comprar su deuda pública, la cual consiguieron diseñando un sistema en que sus beneficios, que afectan a un sector superminoritario (lo que los indignados estadounidenses Occupy Wall Street movement llaman el 1%) se realice a costa de la miseria de todos los demás. Así de claro. Léase el libro y lo verá.

SIN CABEZA

(Punts de vista, 28/10/2012)


Àngels Martínez Castells

El mismo día que el príncipe Felipe, saliendo de un funeral familiar, estrechaba -entre el descuido y el error- la mano a una mujer que le pedía limosna, pude captar esta imagen en una transitada calle de Palma. Dos mendigos tienden también su mano a la puerta de una Iglesia mientras una estatua humana, vestida impecablemente -casi como para un funeral- exhibe su descabezamiento a modo de reclamo. La cabeza de cartón se mantiene muy quieta a sus pies, y parece vigilar muy de cerca, con ojos que no ven, las monedas que le echan. Podría confundirse casi con una de esas pelotas cosidas a mano, casi perfectas, que nos hipnotizan de mil maneras ocultando la explotación del trabajo infantil que las produce… Una pelota que no es elemento menor en el Premio de un príncipe de Asturias despistado y que consigue que la "amistad" entre Xavi e Iker (¡con la de buenos amigos que hay en España!) simbolice de manera no tan subliminal el valor de la unidad entre España y Catalunya. El Príncipe prefiere jugar con balones y premios y no hacer ostentación de banderías… Sólo así se asegura de que su cabeza podrá seguir vigilando las monedas que le caen de los Presupuestos (o sea, de nuestros impuestos).

No sé si se les explicó a Xavi y a Iker que iban a ser utilizados en el debate (más interesado que interesante, a mi modo de ver) sobre independencias o unidades.. pero de hecho poco importa que fueran advertidos o no en este país en el que la consciencia parece un ejercicio solidario que practican todavía demasiado pocos… y donde es bastante común substituir metáforicamente la cabeza por un balón hueco,  tanto a las puertas de los estadios  como de las iglesias. Así la ideología neocon lo tiene más fácil para asestar los brutales recortes en educación, ciencia y cultura, mientras no se recorta ni un euro a la Iglesia.

No estaría mal que el príncipe se interesara por el incremento de la pobreza, y los problemas de salud mental que origina y que la derecha no quiere ver.  Incluso podría pasarse por el funeral de alguna de las personas cuya desesperación por perder el trabajo, o no poder pagar la hipoteca, les llevan al suicidio.  Pero todo se andará, porque a fin de cuentas, después de pasar por una fase de ocultación que ya muchas personas denuncian, pronto se contabilizará también el suicidio como una forma más de "muerte natural". Ya ha inaugurado el camino el inefable Boi Ruiz, desde la Conselleria de Salut del govern dels Millets. Cuando la gente de bien se horroriza porque el incremento de suicidios en Catalunya ya supera los accidentes de tráfico, Boi Ruiz explicó que es el buen estado de la red de carreteras y autopistas (de peaje) la que ha conseguido que descendiera el número de accidentes…  Propongo a Boi Ruiz para un nuevo Premio Príncipe de Asturias al cinismo, porque el dato aportado por la Federación Catalana de Asociaciones de Familiares y Personas con Problemas de Salud Mental (FECAFAMM) revelaba que el número de suicidios en Catalunya se había ido incrementando de forma constante desde el año 2007 y había llegado a ser la primera causa de muerte para los hombres de entre 30 y 44 años.

Vale la pena detenernos un momento para medir cómo avanza la barbarie segando vidas… Porque, como podemos leer en  el blog Quien mucho abarca:
"El problema no es el suicidio sino la desesperación que conduce a él. Y esa desesperación es común a cientos de miles de personas aunque sólo ¿unas pocas? tomen la decisión más trágica. Cuando el suicidio se convierte, como sucede ahora, en una consecuencia de una situación sociológica es noticia, y es una noticia muy relevante. Mucho más que la prima de riesgo, que la bajada o subida del IBEX, más incluso que las fronteras previsibles que vaya a tener nuestro país de aquí a unos años. Si antes era asumible el silencio sobre suicidios, hoy es ocultar una información relevante sobre el asunto que ocupa el centro de nuestra vida política: la crisis, la respuesta que el poder le da y las extremadamente trágicas consecuencias que ello tiene en nuestras vidas".

Pero demasiada gente, en este país ,y  en los lugares más destacados de la política, prefiere -en vez de pensar, reaccionar y ACTUAR- que su cabeza descanse al lado del plato de las monedas.

NACE 'QUÉ HACEMOS'

(El Diario.es, 28/10/2012)



Ante la crisis, reflexión y propuestas. Qué hacemos nace con la aspiración de contribuir de forma colectiva a la elaboración de alternativas frente a la crisis. Para ello, busca crear redes y espacios de encuentro con organizaciones sociales y personas que comparten la inquietud por el momento que vivimos y la búsqueda de un futuro mejor.

Qué hacemos esta impulsado por un colectivo editorial formado por Olga Abasolo, Ramón Akal, Ignacio Escolar, Ariel Jerez, José Manuel López, Agustín Moreno, Olga Rodríguez, Isaac Rosa y Emilio Silva.

Qué hacemos es una colección de libros con análisis y propuestas, cuyos dos primeros títulos son: Qué hacemos con la política económica, donde cuatro economistas críticos ofrecen una alternativa a la actual política contra la crisis, y Qué hacemos con la educación, en el que cuatro miembros de la comunidad educativa proponen un modelo distinto para revertir el actual deterioro.

En las próximas semanas aparecerán Qué hacemos con el euro, para abrir el debate sobre el futuro de la moneda única; Qué hacemos frente a la crisis ecológica, acerca de las amenazas globales en materia ambiental, y Qué hacemos por una muerte digna, que busca plantear un debate pendiente: la eutanasia.

Cada libro se dedica a un tema social, económico, político, y plantea propuestas a partir del lema común "qué hacemos con/por/para/contra…". Todos son de elaboración colectiva: cada libro tiene cuatro autores, de diverso origen (colectivos sociales, universidad, activistas, periodistas…), que no escriben cada uno una parte, sino que ponen en común sus propuestas y elaboran un texto colectivo, facilitando así la discusión previa entre personas y colectivos.

Entre los autores que ya están involucrados figuran Josep Fontana, Amparo Estrada, Vicenç Navarro, José Manuel Naredo, Luis Montes, Jorge Riechmann, Lourdes Lucía, Pedro Montes, Yayo Herrero, Juan José Castillo, Alberto Montero, Santiago Castellá, Bruno estrada, Julio Rodríguez Puértolas, Marta Sanz, Alejandro Inurrieta, Eduardo Gutiérrez, Iván Ayala, o José Luis Pazos, entre otros. También participan miembros de Ecologistas en Acción, Plataforma contra los Desahucios, Marea Verde, Grupo de Economía de Sol 15-M, Women's Link, CEAR, entre otros colectivos.

La idea de Qué hacemos es, a partir de los libros, crear redes de reflexión que lleven a otros proyectos. Pero ahora lo central son los libros, que se publican con la editorial Akal, y estarán en librerías y kioscos desde el 5 de noviembre. Libros con creative commons (4,95 en papel, 1,95 en electrónico, y descarga gratuita pasados unos meses de su publicación).

La presentación del proyecto será el martes 30 de octubre, en Utopic_us (Concepción Jerónima, 22, Madrid) a las 11 horas. Intervendrán Olga Abasolo e Isaac Rosa por parte del colectivo Qué hacemos, y los autores Amparo Estrada, Miguel Recio, Eduardo Gutiérrez, Jorge Riechmann y Luis Montes respectivamente por cada uno de los libros citados.

PONGAMOS AL SOCIALISMO EN EL CENTRO DEL DEBATE PARA RESCATAR EL SOCIALISMO



Carlos Martínez
Ilustración por gentileza de Sinistra Ecologia Libertà, usada bajo licencia Creative Commons

En el Reino de España, el espectro mediático, académico y político situado en torno al Sistema  que forma parte del conglomerado socio-político que apoya la plena vigencia de la Constitución del 78, la monarquía y la permanencia en el poder de las oligarquías económica y política que nos dominan, está muy preocupado, sobre todo en Madrid. Veamos.

Un seísmo está afectando a la política española y es la crisis que atraviesa el PSOE. El PSOE forma parte del sistema del Reino de España y es actualmente algo parecido al Partido Demócrata de los EEUU, si bien este último tiene sectores a su izquierda. Pero estamos en este caso, afortunadamente, en la Europa Latina y el bipartidismo existente es digamos imperfecto. Así ha sido siempre.  De hecho, a pesar de las trabas legales y el favoritismo mediático y legal hacia los dos partidos que se turnan el gobierno, no podemos hablar de bipartidismo.

El diseño de Estado de la UCD, pero también de Manuel Fraga y los asesores de la monarquía en el inicio de la transición, crearon una estructura tendente a que la derecha económica pudiera controlar siempre el Estado. El  modelo, mediáticamente imperante todavía a pasar de su actual crisis, establecía un bipartidismo, solamente "tocado" con los nacionalismos de derechas, democristiano en el caso vasco y neoliberal en el catalán a los que el sistema asumía bastante bien, y de hecho a pesar de las tormentas se siguen considerando parte del juego.

Crisis del Socialismo en el Estado español. Inicios y renuncias ideológicas
El PSOE tras un breve periodo de tiempo con posiciones socialdemócratas incluso republicanas en el inicio de la transición, se convirtió en un partido de un amplio sector de las clases populares, dominado por una clase media sin instinto de clase, carente de conexión con el socialismo y la lucha de clases, moderada, "moderna" y "progresista",  que abandonó el análisis marxista, y, por tanto, el socialismo y la socialdemocracia clásica, e incluso abjuró en su sector mayoritario del keynesianismo. Con una sólida implantación en la clase obrera en un principio, a la que contribuyó a hacer desaparecer, al menos en sus sectores más combativos con las reconversiones industriales y mineras que protagonizó. Su amor por los servicios y su empeño en deslocalizar nuestro débil tejido industrial, siguiendo los imperativos de la UE, entonces Comunidad Europea. Solo dos segmentos obreros no desaparecían: albañiles y camareras y camareros. La UGT, en principio su sindicato, acabó en el mandato de Nicolás Redondo, rompiendo amarras y caminando por libre. Cierto es que manteniendo vínculos, lo cual no le ha impedido montar huelgas generales a gobiernos "psoistas" y distanciarse al igual que lo hacían sectores de las clases trabajadoras.

Es pues el "psoismo" actual un fenómeno de clase media, media y baja, incluso alta ilustrada, que conserva todavía importantes bolsas de votos populares y que vive de expolear la vieja, pero importante, tradición socialista en el Estado español, eso sí, cuando está en la oposición.

El establishment madrileño que domina España, según tesis del profesor Navarro y que yo comparto, está preocupado porque su fuerza para mantenerse y seguir chupando del bote necesita del bipartidismo y el mal llamado socialismo, que es un muro de contención de las aspiraciones populares. La lástima y motivo de preocupación para el sistema, es que las clases populares comienzan a darse cuenta y sobre todo los más jóvenes y politizados, ligados al 15M o los que reciben su influencia que son muchos y muchas, así como los allegados a la izquierda, piensan que el PP y el PSOE son lo mismo. Si la conciencia de que el PP y el PSOE son iguales se extiende más todavía, ocurrirá en todas partes del Estado, lo mismo que en Galicia, Euskadi o próximamente en Cataluña. Excepto tal vez en Andalucía y Extremadura, gracias al balón de oxigeno que le está prestando al PSOE en este caso IU, aunque sea por razones diferentes, pero coincidentes en el resultado final.

A pesar de ello, la dirección torpe del decadente PSOE actual, entiende que lo que hay que hacer es aguantar y confía en que las aguas volverán a su cauce. Son malos tiempos que hay que saber superar. Todo lo más, han preparado una generación de personas más jóvenes, casi todas y todos ellos profundamente socioliberales, desconocedores de la historia de su propio partido hasta 1982, formados en el marketing de marcas comerciales y electoral anglosajón, ignorantes de marxismo y socialdemocracia clásica y criados en despachos de aparatos, que jamás han sufrido "mobing" laboral, un despido injusto o una nómina falseada, pero tampoco han vivido las luchas sociales, las huelgas o la angustia de no poder hacer frente a una hipoteca. Son profesionales, formadas y formados por profesionales, que creen ser algo todavía, a pesar del creciente desprecio que las clases populares sienten por ellos, tal y como vienen demostrando los diferentes sondeos electorales. El sistema les ampara y se sienten con derecho divino a ser los y las elegidas.

Ante este panorama un partido históricamente de tipógrafos, mineros, agricultores, maestros, fundidores o profesores universitarios, pasando por carpinteros y escayolistas, ha pasado a la historia. Se ha olvidado. El socialismo es solo pensiones mejores –sin exagerar y solo lo "sostenible"-, escuela para todos, eso sí, incluyendo la concertada con curas y monjas, servicios públicos, aunque con externalizaciones, y la igualdad. Pero ya no es la igualdad de sexos y el fin de la opresión de los de abajo por los de arriba, sino la mejoría de determinadas situaciones de género, que también es importante, pero no solo. La igualdad es el fin del patriarcado, de la explotación capitalista, de la dominación sexista.

Las cúpulas y cuadros socioliberales piensan que todo volverá a su lugar cuando el PP se queme. Pero no analizan que lo que se está quemando es el régimen, la constitución que ellos -aunque ahora abjuren y se disculpen- vendieron a los bancos y los mercados para nada bueno hacia las clases populares. La deuda nos esclaviza, y encima esta esclavitud es constitucional gracias al Gobierno "psoista" de Zapatero y al Partido Popular que le apoyó.

Las respuestas populares y la recomposición de las ideas socialistas
Los y las dirigentes del socioliberalismo español piensan que radicalizando su lenguaje en la oposición e incluso sacando pancartas contra recortes que ellos comenzaron a imponer, se olvidarán sus daños casi irreparables en este sistema, y se volverá a confiar en una oligarquía profesional de mediocres y sin ideales. Ahora reclaman la dación en pago, con condiciones, y que cuando gobernaban votaron en contra. Votaron a favor y en contra de propuestas totalmente al revés que los socialistas franceses por ejemplo. Ante todo esto los socialistas, no podemos permanecer callados ni consentir tanto atropello a la moral política y a las personas.

Pienso que la solución, es volver a poner el Socialismo en el centro del debate. El sistema capitalista ha fracasado. Nunca había habido tanta pobreza y miseria en el mundo. El peligro de guerras e invasiones se multiplica. El paro avanza inexorable. Los estados de bienestar europeos son desmontados y eliminados poco a poco o bruscamente. En Europa, la democracia, de más baja calidad cada día, está en peligro.

Ante esto surgen propuestas de nuevas organizaciones sociales y socio-políticas capaces de unir a las y los de abajo frente a los de arriba y defender la democracia buscando la justicia y el reparto.

En Europa como en Latinoamérica hay fuerzas políticas nuevas que se reclaman socialistas y lo son. Desde regímenes democráticos y con formulas democráticas luchan por el socialismo, es decir por la igualdad real entre hombres y mujeres y la superación de las clases y el sistema de dominación. No solo por la simple igualdad de oportunidades, sino por la igualdad, el reparto y la propiedad pública de los bienes estratégicos y naturales por parte de la sociedad así como por la democracia plena y participativa. En Alemania, Francia, Grecia, Holanda, Dinamarca, Portugal, surgen fuerzas socialistas de izquierdas y radicales como nuevos referentes ante una socialdemocracia sin proyecto propio más allá de dulcificar el liberalismo. En América Latina, hay nuevas fuerzas socialistas -no precisamente las ligadas a la Internacional llamada socialista, que ampara a partidos derechistas, pro-norteamericanos aliados a sus oligarquías, además de corruptos, como por ejemplo Acción Democrática- . En Brasil, Venezuela, Bolivia o Uruguay entre otras repúblicas, nuevos partidos socialistas, ejecutan políticas al margen del neoliberalismo y defendiendo sus patrias, a sus pueblos.

Antiguos "adecos", -ex militantes de AD en Venezuela- forman parte hoy del PSUV, el partido socialista que preside Hugo Chávez. Socialdemócratas alemanes y socialistas franceses constituyen hoy partidos como Die Linke y el Parti de Gauche, que forman parte del Partido de Izquierda Europeo o en Portugal el Bloco de Esquerdas, en el que socialistas de izquierdas, neotrostkistas y cristianos de base, han alumbrado una interesante, novedosa y combativa izquierda con mucho apoyo juvenil, ante un Partido Socialista neoliberal e iniciador de los crueles recortes portugueses.

No es problema el nombre. Ni es importante el ropaje externo, a veces puro marketing comercial. Cuando Pablo Iglesias participó en la fundación del PSOE quería llamarle Partido Obrero a secas. Jaime Vera, solo Partido Socialista, al final fusionaron nombre y todos contentos. El problema no son las siglas, es el contenido. Un partido que se llama socialista y solo le preocupa apuntalar el capitalismo, cree en un sistema liberal, es un fraude y da igual como se llame.

Del socialismo y del tránsito hacia el socialismo
Sin complejos pongamos el socialismo en el debate político, en la agenda social. Hagamos ver las contradicciones del capitalismo para con las clases populares, como este sistema conduce a las crisis y las crisis al paro, la pobreza y la exclusión, la injusticia, y cómo el sistema capitalista para superar su crisis, lo hace a costa de transferir rentas de trabajadores a capitalistas, despidiendo y rebajando el sueldo a los pobres, a los trabajadores y trabajadoras para de esa forma acumular capital y seguir explotando.  Por tanto la solución a la crisis pasa por repartir, defender lo público, hacer fluir el crédito en condiciones no especulativas, para lo cual hay que socializar la banca y fortalecer la economía social, al igual que la propiedad social de los medios de producción estratégicos. Hay que defender el medio ambiente y la Madre Tierra, defendiendo el carácter público no privatizable del agua, la energía y el oxígeno y perseguir el machismo sea criminal o cultural.

El Socialismo es reparto, es propiedad pública, es medio ambiente colectivo, nunca privado, y defensa de mares, ríos y bosques. El Socialismo es gestión pública y cooperativa del crédito y de la economía. El tránsito hacia el Socialismo exige intervención en la economía, banca pública, profunda reforma fiscal, reparto, un fuerte sistema público de protecciones sociales, educativas y sanitarias, derechos laborales garantizados. Industrias estratégicas y transportes públicos de propiedad pública y total libertad expresión; además de democracia real, con todos los cargos del estado electivos y con igualdad de derechos y deberes. El Socialismo del Siglo XXI exige un tránsito no solo nominal o publicitario sino real. La tercera vía, el liberalismo y sobre todo el neoliberalismo han fracasado, están en crisis y solo saldremos de esta crisis haciendo lo contrario de lo que han propiciado. No hay alianza posible entre justicia, solidaridad y capitalismo, son como el agua y el aceite.

Todas estas sencillas premisas las bebemos de los clásicos, de Marx, de Engels, de Kautsky, de Jaurès, de Iglesias, de Besteiro, de Gramsci, de Allende, de Mariátegui, de Paco Fernández Buey, de Oskar Lafontaine, de Mélenchon, de Ignacio Ramonet, de Bernard Cassen, de Samir Amin, de Marta Harnecker, de Françoise Houtard, de Susan George, de Álvaro García Linera, de Rafael Correa, de Frei Betto, de tantas y tantos que han pensado y piensan en justicia, reparto, estado social y socialismo.

Como tenemos ideas, propuestas y alternativas, las personas socialistas del estado español, debemos agruparnos al margen de un grupo de profesionales y gestores liberales, en algún caso con tintes sociales, que no se cuestionan el sistema y se rinden a él. El problema del PSOE, no es de nombres propios, lo es de proyecto y si ese proyecto es socialista, es decir transformador y superador del liberalismo o no. Si no lo es ¿Para qué perder el tiempo apoyando a una oligarquía política tremendamente desprestigiada e incluso despreciada socialmente? ¿Para qué confiar en recambios como Carmen Chacón que fue miembro de la Comisión Trilateral, es decir un oscuro lobby pro-capitalista y anti-socialista? Al igual que su compañera Trinidad Giménez protectora de todos los lobbys anti-socialistas y contrarrevolucionarios de América Latina ¿Para qué seguir favoreciendo las aspiraciones de cachorros socioliberales que jamás han tenido que fichar o buscar trabajo y además han demostrado en su militancia ser tremendamente cainitas y vengativas o vengativos? ¿Es ese el recambio? ¿Tanto nos ciega la marca?

El presente y futuro del Socialismo
Se decida lo que se decida en el seno de las oligarquías políticas, la ciudadanía de este Estado está tomando otros rumbos. Personas como Xose Manuel Beiras o Mélenchon están demostrando que el liderazgo real y la política no tienen edad, pero si ideas y coherencia. Que la izquierda se está reconstituyendo al margen de la voluntad del sistema y a pesar del sistema. Que el 15M ha contribuido a crear una nueva forma de entender la política y esta fórmula ha venido para quedarse. Que no serán jóvenes-viejos moderados y cobardes frente a los poderosos los que articulen las izquierdas sociales y transformadoras.

Hoy en el Reino de España hay ya asociaciones y coaliciones que desde diversos puntos de vista trabajan por el socialismo, como: Socialismo21, Construyendo LA IZQUIERDA, Alternativa Galega de Esquerda, ISI… pero también, fuerzas nacionalistas de izquierdas, eco-socialistas, militantes y partidos en el seno de Izquierda Unida y socialistas que al margen de la oligarquía socioliberal trabajan por construir un referente socialista que acompañe a la conformación de nuestra imprescindible SYRIZA o frente amplio y de izquierdas, que sea capaz de elaborar un programa de gobierno y ser alternativa de gobierno a la derecha y al sistema, e impulse la lucha contra la austeridad, la estafa de la deuda y le plante cara a la neoliberal Unión Europea, al capitalismo y los bancos alemanes. Una fuerza amplia y moderna, nueva y combativa que beba en los clásicos pero sea capaz de liderar el tránsito hacia el Socialismo del siglo XXI.

Una fuerza que se articula en calles y plazas, en manifestaciones y huelgas generales, que apoye procesos constituyentes y alternativos. Una fuerza que esté por el socialismo, es decir: la superación de un sistema de dominación de clases y por la propiedad pública de los servicios públicos y los medios de producción estratégicos y los de consumo, evitando la especulación, acaparamiento y monopolios a costa del pueblo. Esto, no es un slogan, debe ser un camino que  exige ya el ir haciéndolo. No recorrer esa senda, no es socialismo.

Una fuerza que proponga alternativas a la crisis capitalista, porque las hay. Cuando los neoliberales, pro-capitalistas y miembros de la tercera vía, afirman que no se sabe qué hacer para acabar con la crisis y que las únicas recetas posibles son las suyas, faltan a la verdad. La crisis sistémica se anunció y denunció, el sistema la ocultó por que favorecía a sus intereses bancarios y especulativos. Hay alternativas, están explicadas y publicadas. Aunque, el socioliberalismo y el neoliberalismo miran a otro lado y las consideran reflexiones de grupo de locos y locas e iluminados. Podemos afirmar sin embargo, que ellos son unos fracasados y nos están llevando a la miseria, la injusticia y la represión. La respuesta es simple, los fracasados y fracasadas liberales no pueden encontrar soluciones, no están capacitados, ni esperanzados. No quieren repartir la riqueza, sino las sobras del pastel. Las personas socialistas trabajamos por repartir la tarta, no las guindas, y propiciar un mundo diferente, con un orden distinto.

POR QUÉ SIGUE SIENDO IMPORTANTE EL 15-M

(Globedia, 26/10/2012)


Hay días en las que uno siente que su vaso ya rebosa y no aguanta una gota más. Hay días en las que uno repasa los periódicos digitales y, además de comprobar cómo están viciados por la noticia-espectáculo (en su forman o en su fondo) para atraer visitantes, también ve la cantidad de canallas que masacran este mundo. 

Hay días en los que un hombre que se suicida en Granada o una patera llena de cadáveres son sólo la punta del iceberg. Por debajo, la corrupción política, el récord de paro en España avalado por una infame reforma laboral, las risas de unos ministros mientras toda la oposición rechaza los presupuestos que el Gobierno impone sin corregir un ápice... y mucho más.

Por debajo de esa punta del iceberg, el mercado como figura hegemónica con la aprobación de la derecha y de la supuesta izquierda, que en su etapa como Gobierno desde los 80 ha sentado las bases para ello. Asistimos, gracias a ellos (la derecha lo hace abiertamente, la izquierda enmascarada), a una mayor concentración de la riqueza en pocas manos y una mayor distribución de la pobreza. Y para sostenerlo, el poder cambia la política por la policía y criminaliza a quien denuncia los hechos.

Por todo eso, el 15-M es importante y, de hecho, el Gobierno debería estarle agradecido. Este movimiento social, basado en principios de solidaridad, se ha marcado el objetivo de revertir la situación por la vía pacífica, a través de las palabras, de la información a la ciudadanía. Esa ciudadanía que nuestros gobernantes tan sólo ve como clientes o mano de obra y, una vez cada cuatro años, como votantes. El 15-M, en cambio, la ve como personas, como seres humanos que tienen derecho a pensar y a reaccionar cuando conocen la realidad de las cosas, no lo que nos cuentan los de arriba con sus mentiras y sus eufemismos, capaces de justificar una guerra preventiva o la sobreexplotación de personas y recursos naturales.



El 15-M y el resto de movimientos sociales que orbitan en torno suyo han logrado unificar a todos aquellos que se sienten anti-sistema, esto es, que no están dispuestos a seguir con este modelo de mundo. Y ha tenido este poder aglutinador porque ha creado una corriente y eso, tras un año y medio de vida, sólo es posible si sus palabras resultan profundamente creíbles. Y lo son. Y rechazan la violencia -y por ésto el Gobierno debería estarle agradecido- y su uso contra la propia violencia del poder.
 
En España no hay una verdadera democracia: quien gobierna llegó al poder con mentiras, legisla imponiendo, sin consenso y ningunea al Congreso que ha perdido toda utilidad porque, con su mayoría absoluta, el PP ni siquiera escucha al resto de partidos políticos. Quien gobierna cambia leyes para hacer al pueblo menos participativo, para extender el miedo, el terror en la población y convierte a la televisión pública en la televisión del régimen. Y ante todo eso, el 15-M sigue pacífico y extendiendo su espíritu de cambio pacífico.
 
Si no fuera por el 15-M, el activismo de guerrilla, ese que este Gobierno -incluso la Corona- están provocando con sus necedades, sería ya una realidad. La violencia se habría instalado en las calles, no sólo por parte de la policía oficialista, sino también por la ciudadanía. Pero no ha sido así, porque aún hay esperanzas de recuperar el espacio del que se ha apropiado esa élite económica que usa a políticos como marionetas, esos millonarios y grupos de poder que pretenden seducirnos con limosnas millonarias a organizaciones benéficas con dinero sucio, obtenido de la explotación y la precariedad.

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Afortunadamente, el 15-M aún tiene ese efecto pacificador. No sé por cuánto tiempo más podrá calmar los ánimos, puesto que los poderosos, lejos de retroceder ni un milímetro en sus planteamientos, avanzan a golpe de porra y decreto ley. En realidad, si la violencia llegara a las calles, no serían los insurgentes los culpables, sino el propio Gobierno, que no está a la altura de las circunstancias y ha provocado la situación. Hay que revertir esta realidad, no es un cambio de hoy para mañana, pero los primeros signos de cambio han de verse inmediatamente o ya ni el 15-M podrá contener los ánimos, la desesperación de los que ya no tienen nada que perder.

El David de Miguel Ángel fue una realidad cambiada. Ese prodigio de la escultura fue creado a partir de un pedazo de mármol que otro artista había empezado a trabajar y Miguel Ángel, aunque condicionado por la forma, fue capaz de crear la figura. Algo así es lo que trata de hacer el 15-M porque, como decía el Subcomandante Insurgente Marcos, "la idea también es un cincel... ¿alguien tiene a mano un martillo?" .

LOS MITOS EXISTENTES EN CÍRCULOS INTELECTUALES (INCLUIDOS DE IZQUIERDAS)

(Sistema Digital, 26/10/2012)

ENTREVISTA A VIÇENC NAVARRO, efectuada por la Asociación de Estudiantes Progresistas de la Universidad Pompeu Fabra.

Pregunta (P-) De una manera creciente se está afirmando que los Estados están perdiendo poder y que en la economía globalizada su poder de decisión se está limitando. ¿Qué opina usted?
Respuesta (R-) Que se está exagerando. Las derechas justifican la aplicación de medidas altamente impopulares, refiriéndose a que estas fuerzas globalizadoras que no les permiten hacer otra cosa. Así, el Gobierno Rajoy recortó 6.000 millones de euros en sanidad pública, diciendo que no tenía otra alternativa, pues así se lo mandaba Bruselas. En realidad, hubiera conseguido casi la misma cantidad revertiendo la bajada del impuesto de sociedades de las empresas que facturan más de 150 millones de euros, bajada de impuestos implementada anteriormente, con el apoyo del PP y CiU, por cierto. 

(P-) El Estado continúa, pues, teniendo una gran importancia.
(R-) No hay duda de ello. Es cierto que la integración de España en la Eurozona limita y condiciona, pero no determina lo que hace el Estado español. Constantemente se están externalizando las causas de, por ejemplo, desmantelar el Estado del Bienestar. Antes de que hubiera la Unión Europea y la Eurozona ya se decía que la globalización económica impedía al Estado español expandir su protección social, ignorando que uno de los países más globalizados del mundo, Suecia, que estaba plenamente integrada en la economía internacional, con un elevado porcentaje de su actividad económica centrada en su comercio exterior, resultado del pequeño tamaño de su población, tenía el Estado del Bienestar más desarrollado del mundo. 
 
Ahora se dice que los recortes son resultado de la integración de España en el euro. Me levanté esta mañana con el programa de Manel Fuentes de Catalunya Ràdio, afirmando, una vez más, que los gobiernos Rajoy en Madrid, y Mas en Barcelona, no tienen otras alternativas que llevar a cabo tales recortes, unos recortes que, por cierto, están desmantelando el escasamente desarrollado Estado del Bienestar de España y de Catalunya. La evidencia de que hay alternativas es abrumadora, evidencia silenciada en los medios de mayor difusión del país.

(P-) Usted, el otro día en una de sus clases, criticaba a las izquierdas por haber aceptado tal globalismo.
(R-) Sí. Critiqué a autores como Eric Hobsbawm y Susan George, que asumen, por ejemplo, que los Estados han perdido influencia, siendo sustituidos por nuevas entidades, a las que llaman multinacionales, que se han convertido en las nuevas fuerzas que rigen el mundo. Esta interpretación está muy generalizada.

(P-) Y usted, ¿está en desacuerdo?
(R-) Sí. No hay multinacionales. No son empresas que sean propiedad de varias naciones. El hecho de que operen y estén en todas las partes del mundo no quiere decir que sean multinacionales. Si uno mira su propiedad y su gestión, verá que siempre son nacionales, centradas en un país. La General Motors es una empresa estadounidense. Telefónica es una empresa española. Son empresas transnacionales. Y cuando un conflicto ocurre entre ellas, siempre son los Estados los que se sientan y negocian. La evidencia es abrumadora. Es más, usted no puede entender el comportamiento internacional de la General Motors sin entender la relación entre esta empresa, cuya central está en Detroit, sin conocer la relación de su central con el Gobierno federal de EEUU. Son empresas transnacionales, lo cual es distinto a multinacionales.

(P-) Usted también criticó al italiano Negri, fundador del movimiento que se llama “autonomía”, por su postura sobre el Estado.
(R-) La postura de Negri es incluso peor. Celebra la desaparición de los Estados, creyendo que los Estados son antiguallas que deberían desaparecer. Puesto que no hay un Estado mundial, democráticamente elegido, me parece un profundo error eliminar las pocas instancias donde la ciudadanía puede todavía intervenir.

(P-) Usted también criticó a Eric Hobsbawm por su negación del carácter fascista del Estado español. ¿Por qué?
(R-) Hobsbawm no conocía bien la historia del Sur de Europa, lo cual aparece en sus observaciones sobre la dictadura que en España se llama franquista. Hobsbawm reproduce acríticamente la sabiduría convencional existente en el establishment español, que definía tal dictadura como un sistema caudillista.

(P-) Y usted, ¿no está de acuerdo con esta definición? ¿Por qué?
(R-) Porque era mucho más que un régimen caudillista. Era un régimen dictatorial, con un partido único, la Falange, un partido claramente influenciado por el partido fascista italiano que, convertido en Estado, tuvo gran influencia en, juntamente con la Iglesia católica, configurar una ideología totalizante, el nacional sindicalismo, que intentaba crear una nueva sociedad basada en la destrucción de la sociedad anterior, la República. Su ideología, como es la ideología fascista, era una ideología totalizante y totalitaria, con un nacionalismo extremo que se atribuía el derecho de conquista sobre otros pueblos, superioridad dada por su pertenencia a una raza superior. El día nacional se llamaba “el día de la Raza”. Negaba la existencia de clases, estableciendo los sindicatos verticales, característicos del fascismo. Tal dictadura fue enormemente represiva. Por cada asesinato político que cometió el fascismo italiano, el español cometió 10.000, según el investigador del fascismo europeo más conocido en EEUU, el profesor Malekafis, de la Universidad de Columbia en Nueva York. Tal dictadura intentaba controlar todos los medios productores de valores e información.

(P-) Usted escribe sobre ello en su libro “Bienestar Insuficiente, Democracia Incompleta”.
(R-) Sí. Escribí el libro a la vuelta de mi exilio. El profesor Malekafis había indicado que para definir a un régimen como fascista, éste debía tener ocho características.

(P-) A las que usted añadió dos más.
(R-) Exacto. Creía que el profesor Malekafis no había sido suficientemente exigente. Paradójicamente no había incluido en sus condiciones ni el racismo ni la negación de la lucha de clases que también caracterizaba al fascismo, con su establecimiento de los sindicatos verticales. Éstas eran también condiciones definitorias del fascismo.

(P-) Y usted cree que el régimen español reunía todas estas diez características.
(R-) Sí. Es una verificación empírica. Una vez definido el criterio, entonces la investigación consistía en comprobar empíricamente si el régimen reunía o no estas condiciones. Y la investigación concluye que sí, que fue un régimen fascista.

(P-) Pero muchos dicen que aún cuando lo era al principio, dejó de serlo más tarde con los tecnócratas del Opus Dei.
(R-) Es otro error. Naturalmente que el régimen fue variando. También varió el régimen comunista en la Unión Soviética. La distancia entre Stalin y Gorbachov era enorme, mucho mayor que la distancia entre el Franco de 1936 y el de 1975. Y, en cambio, a tal régimen continuó llamándosele comunista hasta el último día de su existencia. Lo mismo debe, por lo tanto, hacerse en la definición del régimen dictatorial español. El hecho de que en los últimos años de la dictadura española fuera una cáscara vacía, carente de ideología, llena de oportunistas que constituían una mafia en el poder, no niega la definición de aquel régimen como fascista, de la misma manera que el vacío ideológico de la Unión Soviética y el control del aparato estatal por una oligarquía no negaba la definición de aquel régimen como comunista. Mi libro crítico de la Unión Soviética, escrito en la época Brezhnev –que dictaminó la prohibición de mis escritos en aquel país-, mostraba como la narrativa y los símbolos establecían tal continuidad con las épocas anteriores, lo cual justificaba el uso de tal término. Y lo mismo ocurrió en España. Recordemos que el símbolo fascista estaba en la entrada de todos los pueblos hasta el último día de la dictadura. Y los funcionarios tenían que jurar lealtad al movimiento fascista -el Movimiento Nacional-, con sus camisas azules y brazo en alto hasta 1978.

(P-) Cambiando de tema, usted también ha enfatizado que el fenómeno que caracterizará el siglo XXI será la lucha democrática.
(R-) Sí. Es la redefinición de la lucha de clases que no desaparece sino que se expande, transformándose en la lucha del capital, hegemonizado por el capital financiero, en contra de la gran mayoría de la población. Estamos hoy viendo la proletarización de las clases medias, que junto con las clases trabajadoras constituyen las clases populares, es decir, la mayoría de la población. Y hoy, el capital tiene una enorme influencia sobre el Estado y sus instituciones representativas. De ahí la pérdida de legitimidad de tales instituciones.

(P-) Incluidas las de la UE.
(R-) Exacto. Hoy Europa se está construyendo a espaldas de sus pueblos. De ahí mi desacuerdo con el filósofo alemán Habermas, pues estando de acuerdo en que, tal como él propone, Europa debería construirse en base a instituciones democráticas, estoy en desacuerdo cuando él asume que las instituciones existentes hoy en la UE pueden ser las bases para construir tal Europa democrática. Yo no creo que estas instituciones sean transformables. En realidad, el que no sean democráticas es por diseño.

(P-) De ahí su desacuerdo también con el economista catalán Antón Costas.
(R-) Sí. Este economista escribió un artículo en ‘El País’ en el que atribuía el desarrollo de las políticas de austeridad a la incompetencia o ideologización de las instituciones gobernantes de la Eurozona. Creo que Costas se dejaba en el tintero lo más importante. Estas políticas y estas instituciones estaban diseñadas para defender los intereses del capital financiero. Y lo están haciendo muy bien. Lo cual se hace a costa de que a la gente le vaya muy mal.

(P-) El punto de vista que usted representa apenas aparece en los medios de información en España. ¿Cómo se siente?
(R-) No hay plena conciencia entre la población en nuestro país, tanto en Catalunya como en el resto de España, de lo limitadísimo que es el abanico mediático en el que posturas críticas son sistemáticamente excluidas. Yo, que no tengo dificultades para tener mis artículos publicados en los países donde he vivido en mi largo exilio –Suecia, Gran Bretaña y EEUU-, tengo muchas dificultades para publicar en España. Y lo mismo ocurre, por ejemplo, con Juan Torres, Catedrático de Economía de la Universidad de Sevilla, y una de las mentes más claras y críticas en este país. Estamos bajo una dictadura mediática.

Naturalmente que me hiere, ofende y molesta que se me discrimine. Pero lo que me molesta más es que se prive a la ciudadanía del punto de vista que necesita para reaccionar y responder a la enorme explotación existente y a la cual está sometida. Mi preocupación es mayor por lo que significa para el país que la discriminación personal que ello implica, aunque también me molesta.