(Diario progresista.es, 25/01/2013)
El presidente del Eurogrupo se despidió del cargo acusando al norte de Europa de aprovechar la crisis provocada por la austeridad en los países del sur: "Algunos se están hartando del dictado alemán".
En su
última comparecencia ante el Parlamento Europeo como presidente del
Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, se explayó en una diatriba contra los
ajustes. Sus palabras no eran las usuales para un político de Bruselas.
Mucho menos para quien presidió durante años el grupo que reúne a los
ministros de Finanzas de la Eurozona.
El primer ministro de Luxemburgo se quejó de que "los ajustes se
diseñaron para caer sobre los más débiles" y acusó a los ministros de
Finanzas europeos de seguir el dictado de instituciones "cuya
legitimidad democrática no es clara", como la Comisión Europea, el BCE y
el FMI.
Que no estaba de acuerdo con el ritmo de los ajustes "impuestos a
algunos países" fue lo más suave que dijo. En su improvisado discurso de
despedida (deja el cargo en febrero), el que hasta ahora era un
europeísta tranquilo y poco dado a separarse de los dictados Berlín,
acusó a algunos países del bloque de beneficiarse de la crisis por dos
males que aquejan a los países del sur: el riesgo país y la fuga de
capitales.
Juncker explicó cómo la primera razón ha hecho que muchos
inversionistas trasladen su dinero al refugio más seguro de los países
del norte. Gracias a estas transferencias, países como Alemania llegaron
a colocar bonos a dos años con tasas negativas (o sea, que Alemania
ganó dinero pidiendo prestado a los mercados). La segunda razón es aún
más grave. Según Juncker, algunos países se han estado beneficiando de
la fuga de capitales que sufren Grecia y otros países del sur de Europa
sin decir ni hacer nada.
Sus palabras llegan tarde pero llegan. Desde el Eurogrupo, Juncker
dirigió desde hace años las maratonianas reuniones de los ministros de
finanzas que decidieron puntos claves de esta crisis europea de nunca
acabar: los rescates a Grecia, Irlanda, Portugal y la banca española,
junto con las exigencias de ajustes que se le imponían a esos países.
Con su marcha llega el arrepentimiento y el recuerdo por los que más
sufren los ajustes. Se subestimó el drama del desempleo y se dio la
impresión de que Europa estaba sólo para castigar, dijo.
Su consejo para evitar la catástrofe al sucesor, el holandés Jeroen
Dijsselbloem: escuchar a todos los países del euro por igual (y sobre
todo a los del sur) y exigir a los del norte que dejen de considerarse
los más virtuosos porque sus cuentas también están llenas de agujeros.
Ante la sorpresa de unos eurodiputados acostumbrados a oírle repetir
durante años que el de los ajustes era el único camino, Juncker dijo que
la pareja franco-alemana no tenía el nivel para dirigir a Europa hacia
la salida de la crisis, que a él mismo le costaba entender por qué
habían de considerarse "sabios" lo dirigentes de las instituciones
europeas, y que algunos se estaban hartando "del dictado alemán",
No le faltó una andanada contra "los futurólogos anglosajones" que
llevan años predicando y prediciendo que Grecia dejará el euro: "Para
mí, Europa y la Eurozona estarían incompletas sin Grecia. Ignoramos todo
lo que Grecia y los griegos han aportado a Europa".
Tras los ataques vinieron las propuestas. Para empezar, la de un
salario mínimo europeo, algo a lo que se niegan la mayoría de los países
(muchos ni siquiera tienen). También propuso una medida tabú para
Berlín: la retroactividad de la futura recapitalización de la banca
europea. De esa forma, podría incluirse a Irlanda y a España, que ya
tenían asumidos enormes créditos de sus socios para levantar a una banca
que se les hundía.
Juncker justificó la necesidad de unos derechos sociales mínimos para
todos los empleados como la única forma de no perder "el apoyo de las
clases trabajadoras" y, para terminar, criticó a los millonarios
"antipatriotas" griegos que llevaban su dinero a Fráncfort sin que
Alemania hiciera nada por evitarlo. "Nos hemos vuelto arrogantes, no
queremos reconocer la Historia, no nos gustan los que no son como
nosotros. Apoyaré a Grecia hasta el final".
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