¿ES EL HAMBRE EN ÁFRICA UN PROBLEMA PERMANENTE?

(3500 Millones, 13/11/2012)


Esta entrada ha sido publicada simultáneamente en la web Acabar con el hambre, una iniciativa con la que @3500M comienza a colaborar a partir de ahora. No dejen de asomarse a esta página. Es un espacio imprescindible para informarse y actuar contra el hambre.
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Mapa @Caleb Luke Lin
Siempre escuchamos hablar de crisis alimentarias en algún lugar de África, especialmente en lo que se llama la región del Sahel (que abarca partes de Chad, Eritrea, Mali, Mauritania, Níger, Senegal, Sudán y el Sudán del Sur). ¿Es el hambre un problema permanente en esta parte del mundo?

La sucesión de crisis alimentarias que ha padecido el Sahel desde 2005 ofrece al menos dos lecciones incontestables: la primera es que los períodos de sequía y desabastecimiento alimentario se están haciendo cada vez más largos y frecuentes, lo que deja a las comunidades rurales vulnerables en las manos de un mercado permanentemente volátil y encarecido. La segunda es que, precisamente porque hablamos de una crisis crónica, la respuesta al grave problema de malnutrición que castiga a la región no puede estar basada únicamente en intervenciones de corto plazo para suplir las necesidades alimentarias de los niños: necesitamos una estrategia que combine medidas directas contra la desnutrición, programas de seguridad alimentaria que incrementen la producción local de alimentos y redes de protección social que protejan a las familias frente a un shock inesperado como una sequía o un incremento acelerado del precio de los alimentos.

Este modelo multisectorial parece un sueño, pero en un reciente viaje a Mauritania yo lo he visto funcionar en la práctica. Se trata del programa REACH, un esfuerzo de coordinación de agencias internacionales (FAO, PMA, OMS Y UNICEF), lideradas por el Gobierno y apoyadas por organizaciones de la sociedad civil. REACH centra sus esfuerzos en aquellas intervenciones que ofrecen un mejor coste-beneficio en el corto y en el largo plazo, combinando las capacidades de los diferentes actores en las mismas comunidades.

Así, mientras UNICEF y la OMS desarrollan medidas tradicionales contra la desnutrición infantil (como los programas de vacunación y de lactancia materna), el Programa Mundial de Alimentos introduce mecanismos de protección social que limitan el impacto de shocks como el incremento del precio de los alimentos. Es el caso, por ejemplo, de los cash tranfers que permiten a las familias comprar alimentos de los mercados de alimentos cuando el problema, más que la disponibilidad, es el acceso a los alimentos.  También ayudan a los agricultores a construir graneros que les permiten almacenar el grano y venderlo en el momento más oportuno. Por último, la FAO desarrolla programas de seguridad alimentaria que garantizan elaprovisionamiento en el largo plazo (incluyendo una mejor adaptación de la producción al cambio climático). Algunos ejemplos son los programas de vacunación animal o control de enfermedades.

Dicho de otro modo: REACH aborda el problema del hambre de hoy y previene la de mañana. Con dos programas piloto en la región sudeste del país, destinado a 107.000 menores de 5 años y 316.000 mujeres, esta iniciativa está demostrando que la desnutrición no es un mal inevitable, ni siquiera en el Sahel.

[En la web de Acabar con el hambre encontrarán entradas de otros blogueros y mucha más información interesante. Fíjense, por ejemplo, en este fantástico vídeo hecho por Conrad Mess desde España. La conversación de las niñas frente a la gasolinera es la siguiente: "¿Dónde fue papá?" "Entró a por algo de comer".]

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