LA CORRUPCIÓN Y LA ECONOMÍA

(ATTAC España, 10/02/2013)


Carlos Berzosa – Consejo Científico de ATTAC España
La crisis económica está causando verdaderos estragos en nuestro país. El Gobierno ha dado muestras más que sobradas de que se encuentra incapaz de resolver los problemas que se derivan de la coyuntura económica tan mala por la que estamos pasando. Las medidas tomadas no solo no son capaces de resolver nada sino que contribuyen a agravar más las cosas. El paro crece, la renta disponible desciende, quiebran multitud de empresas medias y pequeñas, desparecen muchos autónomos, aumenta la pobreza y la desigualdad y cantidad de familias se van a la calle por sufrir los desahucios de sus viviendas. Todo esto es expresión de las malas prácticas económicas que se están llevando a cabo, a lo que hay que añadir el ataque sistemático al Estado del bienestar y a la investigación.
La quiebra del modelo social que se había conseguido, aunque con limitaciones y deficiencias, va a tener graves repercusiones en el futuro más inmediato. Los bienes públicos más apreciados por la sociedad española, como la educación, la sanidad, la universidad, la investigación, están sufriendo recortes realmente inadmisibles. El retroceso que se está sufriendo acaba con los logros que se habían alcanzado en estos últimos años, aunque todavía quedaba mucho camino por recorrer. Mientras que todo esto sucede, se asiste al escándalo vergonzoso de la amnistía fiscal, una forma de encubrimiento a los que han delinquido contra la obligación de pagar los impuestos. Este Gobierno se ha hecho cómplice del fraude fiscal y de la evasión ilegal de capitales.

Lo que está sucediendo es suficiente para que el Gobierno tuviera que dimitir por su incompetencia y por esta complicidad con la delincuencia económica. Por si fuera poco ha saltado a la escena política un caso de corrupción que puede afectar a altos cargos del PP, incluido el Presidente del Gobierno. A la vez que se sigue sabiendo más de la trama Gürtel que es, sin lugar a dudas, el caso de corrupción más grave acaecido en la democracia. Una trama en la que se encuentra implicado el que ha sido el tesorero durante tantos del PP. Todo indica que ante lo que estamos no es un caso que afecte solo a personas individuales que son indecentes, sino que es una financiación ilegal del partido que gobierna.

La corrupción aparte de ser un delito por las dos partes, tanto por el que soborna como por el que recibe ese dinero, tiene graves consecuencias económicas. Los economistas no han escrito demasiado sobre ello pero, sin embargo, hay algunas obras que sí han tratado el tema. Una de ellas es la de Susan Rose- Akerman "La corrupción y los gobiernos. Causas, Consecuencias Y Reforma". (Siglo XXI, 2001). Las conclusiones más relevantes de este ensayo es que altos niveles de corrupción limitan la inversión y el desarrollo y conducen a un gobierno ineficaz. La corrupción crea ineficacia y desigualdades económicas. La corrupción no es, sin embargo, un problema económico; también está entretejida en la política. Esto es algo que se está comprobando claramente en nuestro país.

Los políticos y las instituciones sufren un desgaste y la desafección de la ciudadanía es cada vez mayor. Este malestar general se recoge en las encuestas que se hacen, pero sobre todo en los comentarios de la gente en la calle y en las tertulias de amigos y compañeros. Hay un verdadero hartazgo ante una realidad que se generaliza de un modo abusivo. Pero es lo que está sucediendo entre la opinión pública. El sistema político ha llegado a un final de ciclo del que ya he hablado en estas páginas. Ante una crisis de la gravedad que se está padeciendo, la falta de liderazgo político, la escasa credibilidad que los políticos tienen y la corrupción, dificultan las posibilidades de salida que se van cerrando progresivamente. La desmoralización de la población crece y no hay nadie que sea capaz de poner remedio a todo esto.El país ha caído muy bajo en la economía, la política y los valores morales y éticos. En ello tienen gran responsabilidad las élites políticas y económicas. La democracia se deteriora y corre riesgos y peligros.

Los corruptos no solamente han cometido delitos graves, de los que deberán dar cuenta ante la justicia, sino que se han convertido en verdaderos enemigos de la democracia. La democracia tiene muchos enemigos como ha puesto de manifiesto Tzvetan Todorov "Los enemigos íntimos de la democracia" (Galaxia Gutemberg/círculo de lectores, 2012) pero a los que él señala el mesianismo, el ultraliberalismo y la xenofobia como los graves riesgos que tienen ante sí la sociedades occidentales, añadiría el interno como el de los corruptos, los sistemas que permiten y dificultan su combate, y las actitudes antidemocráticas de determinados dirigentes políticos. En muchas ocasiones no solamente estamos gobernados por mediocres y corruptos, sino por gentes que no creen en el sistema democrático.

En un país en el que la mayor parte de la población ha conseguido un cierto grado de bienestar material, aunque muy desigual, y lo ha hecho con su trabajo y esfuerzo resulta verdaderamente demoledor el observar el enriquecimiento ilícito de cargos públicos que han utilizado el poder no para beneficios de los ciudadanos sino para el suyo propio. En un periodo de crisis y de renuncias todo esto se agrava aún más, y hace crecer el rechazo y la desconfianza hacia los dirigentes políticos. Se lee y escucha a tertulianos decir que en los periodos de auge se es más complaciente con los casos de corrupción, pero esto en el caso de ser cierto, es un grave error por parte de los ciudadanos. Lo que está sucediendo se ha gestado en esa época de prosperidad y ahora ha estallado. Hay que ser siempre implacable con el delito, pues en caso contrario el tumor crece y cuando nos queremos dar cuenta ya tiene difícil remedio.

La gran responsabilidad de moralizar la vida pública le corresponde a la izquierda, pues a la derecha parece, por lo que se está contemplando, no le interesa demasiado. Al revés el desafecto hacia la política les beneficia mientras que perjudica a la izquierda. No se observan en las fuerzas políticas que componen este amplio espectro que realicen movimientos en este sentido. El PP se desgasta, el PSOE no sube, las fuerzas a la izquierda del partido socialista ascienden en intención de voto, pero de un modo muy insuficiente frente a la catástrofe que se está provocando. Hay que abrirse a la sociedad y una manera de hacer esto, entre otras cosas, es lo que se ha hecho en Italia con las primarias y la participación de la sociedad en elegir a los dirigentes que se presenten a las elecciones. La experiencia de Syriza en Grecia también es interesante tener en cuenta. 

Todo ello tiene que venir acompañado de programas creíbles.

Artículo publicado en Sistema Digital

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