(Gastar la vida, 18/02/2012)
Eduardo Rojo
Sra. Báñez:
No nos conocemos personalmente pero ambos compartimos conocimientos
jurídicos, y además Ud posee sabiduría legal económica, que en los
tiempos que corren parece que es mucho más importante que la jurídica.
Su experiencia política es muy superior a la mía, y yo le gano en edad
(aunque no sé si cabe calificarlo de “ganancia”) y en años de
experiencia en la actividad docente e investigadora en el ámbito
universitario y en concreto en aquello que nos une ahora a los dos, las
relaciones laborales.
Comprenderá por ello que me dirija a Ud. para manifestarle mi
preocupación por la reciente reforma laboral aprobada por el gobierno
del que forma parte, más exactamente el Real Decreto-Ley 3/2012 de 10 de
febrero, de medidas urgentes de reforma del mercado laboral.
Escuché con toda atención su intervención en la rueda de prensa
posterior al Consejo de Ministros, tanto por interés académico como,
algo más pragmático, porque inmediatamente debía responder a las
preguntas que me formularon sobre la reforma en un programa informativo
de TV3. Después, le confieso que no pude conciliar la vida familiar y
laboral durante el fin de semana, porque reconocerá que leerse 64
páginas del Boletín Oficial del Estado para conocer una norma que
entraba el vigor el domingo no es una tarea fácil, pero le puedo
asegurar que cumplí con la obligación de un profesor universitario y mi
blog deja debida constancia. Supongo que no tiene Ud ahora mucho tiempo
con su actividad para poder consultar la blogosfera laboralista, pero
compartimos cuenta en Twiter y por ello la animo a seguir, por ejemplo, a
mi querido compañero dela Universidadde Castilla-La Mancha. Dr. Antonio
Baylos.
¿De verdad cree que la reforma conseguirá el objetivo teóricamente
perseguido, y que todos los españoles compartimos (o al menos quiero
creer que es así, aunque soy un poco utópico y por ese motivo participo
en una Fundación que justamente se llama “Utopía), como es la creación
de empleo y la reducción del desempleo? Ojala sea así y los datos
estadísticos le den la razón en poco tiempo, aunque el Presidente del
gobierno se lo ha puesto difícil de entrada al afirmar que seguirá
incrementándose el desempleo en 2012.
Tengo mis dudas, Sra Ministra, sobre el hecho de que un período de
prueba de un año, en una de sus medidas estrella cual es el contrato de
trabajo para emprendedores (que ocupen a menos de 50 trabajadores) sirva
para incrementar la contratación, y mucho me temo que pueda convertirse
en un elemento de rotación en el mercado de trabajo de los jóvenes.
También le confieso que soy muy escéptico sobre las bondades que ha
defendido de la supresión de la autorización administrativa en los
expedientes de regulación de empleo, o de la reducción de la
indemnización en caso de despido improcedente, o de ampliación de las
causas de extinción del contrato al personal laboral de las
Administraciones Públicas, por citarle sólo algunos de los argumentos
que me llevan a ser crítico con la reforma.
Pero, Sra. Ministra, ¿sabe de verdad que es lo que más me preocupa?
Que la norma ha desequilibrado las relaciones de trabajo en claro
detrimento de los trabajadores y de sus organizaciones. Quizá yo sea un
poco anticuado, pero sigo pensando que las relaciones laborales que
funcionan mejor son aquellas que se basan en el acuerdo y el diálogo
social, y que las empresas mejores y más socialmente responsables son
las que poseen una plantilla bien formada, permanente y motivada.
Cierto, no se le voy a negar, que hay algunas medidas sobre la formación
en la reforma que pueden ser de utilidad, pero quedan tan diluidas
entre el arsenal de malas noticias para las personas que venden su
fuerza de trabajo que su importancia es mínima.
Y le confieso también, Sra. Ministra, que estoy preocupado por mi
empleo, o más exactamente por mi “plaza en propiedad” como funcionario.
Sí, ya sé que soy un “privilegiado” sólo por poder desarrollar mi
trabajo con estabilidad, aunque las condiciones económicas sufran
periódicamente recortes. Pero, con la reforma y su aplicación, ¿qué
quedará del Derecho del Trabajo, ámbito central de mi actividad
profesional? Bueno, no debo preocuparme porque todavía tengo edad para
reconvertirme profesionalmente, aunque cada vez menos.
No quiero robarle más tiempo, Sra Bañez, porque me consta que ahora
le toca defender la reforma y sus bondades. Sin duda tiene alrededor
mucha gente que le baila el agua y que le dirán maravillas de ella. Pero
por favor, escuche la voz de muchas personas, empleadas y desempleadas,
que tienen serias dudas sobre dicha bondad. Escuche a las
organizaciones sindicales, que aunque sean muy “anticuadas y
reaccionarias” según su compañera de partido Esperanza Aguirre tienen
una indudable presencia entre la población trabajadora. Y escuche
también a los profesionales del iuslaboralismo español, porque
comprobará que muchos de ellos son seriamente críticos con la reforma
laboral y el desequilibrio que produce en las relaciones laborales y que
puede, de seguir por este camino, retrotraernos a los orígenes del
Derecho Trabajo.
Se lo dice, cordialmente, una persona con más de 35 años de
conocimiento de la normativa laboral y de su impacto sobre la creación
de empleo, y que cree que las normas laborales son sólo una parte muy
pequeña de aquello que se necesita para conseguir dicha creación.
__________________
Para leer el cuaderno “Las reformas laborales en España” de Eduardo Rojo y Joan Coscubiela, haz click aquí.
0 comentarios:
Publicar un comentario