PERO, ESO DE LOS DERECHOS HUMANOS, ¿QUÉ ES?

(3500 Millones, 5/03/2012)

Organización Movimiento Cuarto Mundo
Pobreza
Barrio de chabolas en la India. 1971. © ACNUR/ D.Henrioud

"Pero eso de los Derechos Humanos, ¿qué es?". Esta fue la pregunta con la que una mujer que vivía en un barrio de chabolas de Madrid concluyó una reunión en la que hablábamos de la importancia de que se unieran para reivindicar sus derechos.

Esta simple pregunta nos abre a uno de los puntos esenciales en la lucha contra la pobreza. Desde el Movimiento Cuarto Mundo creemos que mientras no vayamos hasta el final de la aplicación y reconocimiento de los Derechos Humanos, mientras se sigan quedando fuera de esta lucha quienes viven en condiciones más difíciles, la extrema pobreza seguirá siendo una realidad inevitable.

Porque la realidad es que existe un escalonamiento entre los diferentes tipos de derechos, como si unos -los civiles y políticos- fueran más importantes que otros -como el derecho a la salud o a la vivienda-. Sin embargo cuando miramos la cuestión de los Derechos Humanos desde la posición de quienes viven en la extrema pobreza nos damos cuenta de que entender que los derechos primarios son los civiles y políticos es completamente irrealista. En teoría, las democracias parlamentarias reconocen a todos sus ciudadanos libertad política y de opinión, expresión y asociación. Pero, ¿tienen realmente mecanismos de acción política quienes sufren de analfabetismo, de paro prolongado, o cuyos hogares son totalmente dependientes de las ayudas públicas? ¿De qué libertad disponen, cuando por ejemplo viven día a día bajo la supervisión económica de otros? Hablar de libertades civiles y derechos políticos sin ofrecer los medios concretos para asumirlos no tiene mucho sentido y es injusto para quienes no pueden acceder a ellos.

A los que sufren condiciones de extrema pobreza se les supone la incapacidad para hacerse cargo de la propia vida y bajo el paraguas de los derechos económicos y sociales se les otorgan "ayudas" con un formato más basado en la "caridad" que en reconocimiento de un derecho fundamental. 'Rentas de inserción', 'viviendas protegidas', 'oportunidades formativas': son concesiones condicionadas al cumplimiento de determinadas normas -"portarse bien"- y suelen acabar fomentando situaciones de dependencia, en lugar de convertirse en la oportunidad que serían si de verdad fueran derechos reconocidos. 

Como seres humanos que somos, necesitamos ver reconocidos y aplicados estos derechos, que se complementan unos a otros para ser efectivos: el derecho a la libertad y a cubrir nuestras necesidades básicas, el derecho a la asociación y al reconocimiento de nuestra cultura, el derecho a decidir sobre la reproducción y el de poseer una formación que permita manejar las distintas informaciones... No hay unos derechos que vayan primero y otros después, sino que es necesario abordarlos de manera integral e indivisible. 

Y esta mujer que nos preguntaba qué eran eso de los derechos humanos, en realidad sabía la respuesta. Los colectivos que viven la pobreza luchan continuamente por los Derechos Humanos. Cuando abren las puertas de su casa, pese a estar abarrotada, a quien se queda en la calle sin otra opción; cuando acogen a una familia amenazada con quitarles la tutela de sus hijos; cuando se alían con un inmigrante para salir adelante. ¿Por qué lo hacen? "Porque no hay derecho". Y así es. En todos estos casos, se están vulnerando los derechos humanos. Y todos deberíamos asumir nuestra responsabilidad en esta lucha, que es necesario reconocer y apoyar. Debemos luchar para que estos derechos "universales" sean realmente "humanos" y lleguen a todos por igual.

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